Capítulo 21

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Escucho como tocan frenéticamente la puerta, pero no quiero abrir mis ojos, ¿Qué horas son? Me remuevo y me duele el cuello. Estoy en una posición incómoda, con la portátil en mis piernas. Abro mis ojos y me levanto. Abro la puerta, enojada, sólo para encontrarme a un hombre con un paquete en mano.

-Buenos días, señorita. Tengo una entrega para usted, firme aquí, por favor.— me entrega la caja que no es tan grande, por cierto y firmó. Cierro la puerta y camino al sofá.

Me detengo y abro la caja. No me jodan. Es el IPhone 6. Leo la nota:

Lamento todo lo que ayer pasó. Aquí repongo tu móvil, y no te preocupes ya por nada. En serio, mis más sinceras disculpas.
James.

Yo a puras penas tenía el IPhone 4. Este es negro y hermoso. Estoy impresionada, James fue bastante rápido. Me mantengo parada en medio de la sala de estar, sin saber qué hacer. ¿Debería aceptar tal regalo? No. Es demasiado. Suspiro frustrada. Ashley aparece y me quita el móvil de mis manos.

-¡Vaya! — Exclama — ¿Quién te lo dio? ¿Esto te dieron tus papás por haber cantado tan maravilloso ayer?

-Fue James. — es lo único que digo.

-Vaya... Arabella, yo... — me entrega el IPhone.— esto es raro, pero a James lo miro más raro... sé qué algo pasa entre ustedes.

-No pasa nada entre nosotros, lo juro.

-Te gusta.

-Sí, un poco, pero eso no quiere decir que pase algo entre nosotros.— me encaminó hacia mi habitación.

Me encierro y miró nuevamente el celular. Me ducho y me cambio. Guardo el móvil en su caja y me voy de casa. Espero el autobús, pero llega rápido. Subo, pago y me siento, pensando en todo lo que pasó ayer.

No sé qué hacer, pensar y sentir. Mis sentimientos por James, quiera se o no, han crecido un poco. Sé qué sus actos son estúpidos, pero en esos actos me ha demostrado cuánto le gustó. Llegó a mi parada y me bajo. Camino unas cuadras y llegó a la casa de James. Tocó la puerta. Y un James, sudoroso sin camisa, aparece. A estado haciendo ejercicio y se ve... delicioso. Él sonríe.

-Hola.— digo.

-Hola. Adelante, pasa.— frunzo el ceño, no deja de sonreír. Pasó. — ¿Quieres algo de beber?

-Claro.

-¿Qué quieres?

-¿Qué tienes? — me mira juguetón.

-De todo menos alcohol, leche, jugo...

-Agua está bien por mí. — sonrió. Él también lo hace mientras me da un vaso con agua.— Yo... No puedo aceptar esto.

-¿Esto qué? — frunce el ceño. Y se recuesta en la barra.

-Esto.— le pongo la caja sobre la barra.

-Te lo debo. Es tuyo y no lo aceptaré de vuelta.

-Sé qué me lo debes. Pero no puedo aceptarlo. — empujó la caja hacia él.

-Yo tampoco lo quiero.— empuja la caja hacia mí.

-Es tuyo, tú lo compraste.— empujó la caja hacia él. Esto parece un juego.

-Yo lo compré, pero te lo regaló. — vuelve a empujar la caja.

-No quiero este regalo.— digo, irritada. Giro y camino hacia la entrada. Justo cuando iba a abrir la puerta, James me toma de los hombros y me voltea; me contramina con su sudoroso cuerpo.

Madre mía, su cuerpo sudoroso está completamente pegado al mío. Mi respiración, inmediatamente se descontrola. Al igual que mi corazón. Siento todo revolverse en mí, hasta mi estomago y cabeza. No puedo creer lo que este hombre me provoca... estoy asustada. Y a la vez, tan aliviada de que este tan cerca de mí. Mi pulso, claramente se ha vuelto loco. Y me siento... oh, Dios... no sé cómo me siento. Y más cuando su cara está tan cerca de mí, su nariz rosando la mía... ya ha pasado un buen tiempo desde que no lo he besado... esos hermosos labios que me incitan a hacerlo, pero me niego. James acuna una de mis mejillas mientras me planta un suave beso en la otra mejilla. Sus suaves besos se acercan a mí boca y besa el contorno de está, pero jamás toca mis labios. James escapa un gemido justo sobre mi boca y me sorprendo a mí misma al darme cuenta que quiero que toque sus labios con los míos. Pero no lo hace, en ningún momento. Me remuevo... y siento su erección... madre...

Miro sus ojos. Veo de todo; cualquier sentimiento se encuentra en su mirada, y veo la lucha interna dentro de él: el amor y el miedo. Él me quiere, pero tiene miedo... lo sé. Me toma de la mano y se aleja de mí. Me jala y me guía entre pasillos y habitaciones. ¿Me llevará a su habitación para...? No, soy virgen y... no estoy lista. Ni siquiera es mi novio... James es un sinvergüenza... ¡Me llevará a su habitación! O a otra habitación... no sé...

Abre una puerta y entramos. Completamente equivocada... juzgué mal a James. Estamos en un estudio de grabación. Qué tonta soy. James aprieta botones aquí y allá en el tablero. Luego, entramos por otra puerta y nos divide una pared transparente. Hace que me sienta en un taburete bastante alto. ¿Qué piensa hacer? ¿Improvisar? ¿Qué...? James se sienta también con una guitarra sobre sus brazos.

-¿Qué haces? — lo miro.

-Qué hacemos.— me corrige.— Yo tocaré una melodía. La tocaré muchas veces y quiero que la sientas. Escribe unos párrafos en tu mente y cuando estés lista, canta. 

Asiento, obedientemente. James empieza a tocar una melodía y me sorprende escuchar que no es una melodía como las de siempre. Está no es erótica ni sensual. Ni siquiera es rock pesado o algo así. Es una melodía alegre pero a la vez triste, llena de amor, amistad, fortaleza... es una melodía de amor. Una muy bonita. Escucho y escucho, tratando de pensar en algo para la melodía. James y yo no dejamos de vernos.

Canto:
Llegaste a mí vida, como un huracán.
Impregnándote en mi piel.
Como un alfiler, atacaste mi corazón
Y sin ningún super poder.
Y ya no puedo disimular, esto que siento ya no tiene lugar. 

Me quedo sin ideas, por lo que dejo que siga tocando. Nada viene a mí mente, entonces, escucho su voz flotar en el aire. Y quedó maravillada. Aún mantenemos el contacto visual.

Él canta:
No puedo negar, que al verte algo me hizo estallar
Y mi corazón lo supo antes que mí mente
que me matarías y me revivirías.
Traté de alejarme, porque sabía lo que me harías.
Me harías enamorarme.

Yo canto:
Oh, esto es un problema, porque no sé lo que siento
y cariño, me estás matando.
Siempre me pierdo en un túnel verde
y trato de asimilar, lo que mi corazón siente
Porque sé lo que vas a hacerme.
Sé qué harás que me enamore.
Y tengo miedo.

Él canta:
Un problema, envuelto de amor
del que no quiero salir, porque sé lo que sientes
lo veo en tu mirada.
Y eres mía, solamente mía.
Eres el amanecer de todas mis mañanas
resplandeciendo mi cuarto con sonrisas delicadas

Y sé lo que has hecho.
Has hecho que me enamore.

Mi corazón se detiene. ¿Escuche bien? No... James hace las últimas estrofas y se detiene. Deja a un lado su guitarra acústica y se levanta. Por instinto, hago lo mismo. Y no puedo negarlo más, pero tampoco puedo aceptarlo.Me lanzo a los brazos de James y lo beso. Madre mía... cómo extrañaba estos labios... sobre mí, saboreándome. Una de sus manos me toma de la cadera y otra se encuentra en mi cabeza, presionándome más cerca de él. Y ya no hay espacio entre nosotros dos. Estamos unidos en un solo cuerpo, y nos consumimos, nos alegramos... nos amamos.

Mi mente procesa todo...

James acaba de confesar que se encuentra enamorado de mí.

Touching Your Dark SoulDonde viven las historias. Descúbrelo ahora