Capitulo 3

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Estaba en un bosque al parecer el mismo de la otra vez, de nuevo como una espectadora, visualice a la pequeña, parecía desorientada, miraba a su alrededor tratando de reconocer algo mientras gritaba "Mamá" sin recibir ninguna respuesta.

Un aullido me alcanzo, era un lobo, aunque este sonaba más como un lamento, mire a mi alrededor, igual que la niña, vi a los lados, busque mientras la pequeña se encaminaba hacia donde provenían, la seguí, como si de alguna forma la cuidara, entonces lo hallamos, estaba atrapado en una trampa para oso, gemía de dolor, ella trato de acercarse, pero en cuento dio un paso cerca, aquel lobo soltó un gruñido, trate de alcanzar a la pequeña para que aquel lobo no la fuera a lastimar, pero como si fuera un fantasma la traspase sin poder tocarla, mi corazón latía tan rápido, sin embargo ella empezó a hablar tan tranquila.

-Hola, soy una amiga, tratare de ayudarte, ¿está bien?- cruce mirada con aquel lobo y en ellos vi un destello de curiosidad, parecía entenderla. Ella se percató de eso también y se acercó más, esta vez el lobo no hizo ningún movimiento, no sabía si tomarlo como confianza o que se encontraba demasiado débil para hacer algo al respecto. Se agacho junto a la trampa de oso, la mire con atención, lo desarmo tan rápido como si alguien ya se lo hubiera enseñado, y el lobo la miro con agradecimiento, la lamio, y ella rio, el cojeaba, a lo lejos se escucharon más aullidos, una manada, el lobo miro su pata herida y pareció triste.

-Déjame arreglar eso, no sé cómo hacerlo exactamente, pero lo tratare, ¿puedo?- el pareció entenderle, porque se echó de lado dejando su herida expuesta, cerró los ojos y con delicadeza tomo su pata herida, después de unos cuantos segundos, la herida se había cerrado casi por completo, me sorprendí y ella chillo emocionada, él la miro con admiración, se inclinó y ella se sonrojo, a lo lejos escuche los gritos de una mujer gritando su nombre, acto seguido sentí una mano rodeando mi muñeca.

Desperté sobresaltada, aun sentía el tacto en mí, mire hacia ahí y me encontré con un brazo pálido, mire bien y solté un suspiro de alivio cuando vi que era Jazmín.

-He tratado de despertarte como por diez minutos, por cierto ¿Qué soñabas?

-¿Por qué?

-Estabas sudando y jadeando... ¡oh por dios!- se llevó las manos a la boca, reaccione y negué frenéticamente.

-No, no, no, no es eso, fue un sueño extraño- dudo, pero al final acepto esa explicación y pareció quedar conforme.

-Por cierto, tengo hambre, tu mamá se tuvo que ir, quería decirte pero estabas dormida, así que me lo dijo a mí, así que estamos solas, por lo cual no hay quien pueda hacer desayuno y yo soy la invitada así que...- dejo suspendida la frase, sabía perfectamente que estaba pensando, ella quería que yo hiciera el desayuno.

-Está bien- me resigne y ella dio aplauso como una niña de cinco años, aunque pensándolo bien, no se alejaba mucho de la realidad.

Bajamos y busque algunas cosas para poder preparar un desayuno digno, el cual consto de fruta picada, tostadas, café y en su caso un té, fuimos directo a la sala, nos sentamos una frente a la otra y empezamos a hablar.

-Por cierto C ¿recuerdas que el baile es dentro de dos semanas?- bufé.

-Sí, pero no pienso ir- al principio tenía la intención pues Jazmín estaba emocionada por ese estúpido baile, además ninguna tenía pareja, pero después de Trent, es obvio que iría con él y yo no soy quien para hacer mal tercio, así que ahora mi respuesta era un definitivo no.

-Pero...- empezó, se calló en busca de un argumento- hay dos chicos nuevos- movió sus cejas de arriba abajo, yo reí- y... podrías ir con alguno de ellos.

El Ángel PerdidoDonde viven las historias. Descúbrelo ahora