Capitulo 4

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Me encontraba en la cocina esperando que la tetera empezara a chillar dando la señal de que el agua estaba lista para el té, Jazmín se encontraba arriba dándose un baño. Después de que nos encontráramos con Owen nos pidió que saliéramos del bosque, y que esperáramos al límite, según él, nos alcanzaría en unos minutos, esos minutos se convirtieron en casi media hora, y vamos, él podría ser mi ex, pero eso no significaba que quería que fuera comido por algún animal dentro de un bosque, además si teníamos que llamar a control animal, a la policía o una ambulancia porque un chico fue destrozado en un bosque, harían preguntas, y no me gusta que me interroguen o tal vez seriamos sospechosas de un homicidio, aunque pensándolo bien no podría proceder dado que el murió siendo atacado por algún animal feroz y nosotras no podríamos haber planeado algo así, esos pensamientos se esfumaron cuando lo vi salir de entre los árboles, su camisa estaba sucia y estaba sudado, como si hubiera corrido o algo por el estilo, aunque tal vez eso tendría sentido, digo quien no correría si algo desconocido lo está persiguiendo en medio del bosque en plena oscuridad. Me dedico una mirada, no podía descifrar de que clase, parecía que yo ya no podía derribar esas barreras que tanto parecía mantener arriba, se acercó a nosotras pregunto si estábamos bien, yo solo me limite a desviar mi mirada, no podía verlo, incluso eso dolía como el mismo infierno, mientras mi compañera la cual permanecía abrazada a mí solo asentía temblorosa, y no podía culparla, estaba asustada, fue mi culpa, yo la traje hasta aquí, después de todo él se ofreció a llevarnos a casa, yo no pude negarme dado que tenía a una muy asustada Jazmín a mi lado, yo estaba tranquila si por mi fuera podría irme caminando a casa antes que subir a su Jeep, pero no podía, no se trataba de mí, se trataba de mi mejor amiga, ella solo quería llegar a casa y probablemente sentirse segura, así que acepte, nos montamos es su jeep. Fue una tortura para mí, había un silencio tan intenso que incluso llegaba ser sofocante, cuando por fin llegamos frente a mi casa, salí de su auto como si me quemara, aunque en realidad se sentía así, Jaz salió y se dirigió hacia la entrada un poco más calmada, yo estaba a punto de imitar su acción, hasta que su voz me detuvo.

-No vuelvas a ese bosque cassandra, es peligroso- y arranco, se perdió en la oscuridad de la calle, dejándome a mí un vacío enorme, un vacío que absolutamente nadie ha podido llenar. Resignada me acerque a la rubia abriendo la puerta principal, le pedí que subiera a darse un baño, diciendo que le llevaría un té, ella asintió y se dirigió escaleras arriba, llevándome todo eso a este preciso momento.

No podía dejar de pensar en el pelinegro de hace unos minutos, incluso con su aspecto desaliñado era atractivo, las chicas del instituto parecían derretirse bajo su mirada y no las culpo, creo que ninguna chica podría resistirse a alguien como él, su mirada era gentil y dulce, te transmitía tranquilidad, ni hablar de su voz, tan melodiosa, pero eso no era lo que lo hacía atractivo para mí, sino su interior, no era atractivo de la forma en la que las otras chicos lo miran, con su cuerpo bien formado y esa sonrisa encantadora, para mí era más que el receptor del equipo de futbol americano, era un chico que buscaba el orgullo de sus padres, que se esforzaba al máximo aunque a veces estuviera exhausto y deseara tirar la toalla, no lo hacía, la palabra rendición no entraba en su diccionario, su corazón estaba lleno de amor, no juzgaba a nadie por su apariencia, ayudaba a todo aquel que lo necesitara, de ese chico fue del que me enamore, del cual muy probablemente sigo enamorada. Solté un suspiro odiaba esto, me sentía débil, el amor era signo de confianza y la confianza podría ser un arma de doble filo.

-Hey, traje el té, pequeña- dije adentrándome a mi habitación la cual solo era iluminada por un lámpara en la mesa de noche.

-Soy casi dos años mayor que tú, pero te perdonare esa pequeña mentira solo porque traes un rico te- sonrió, sabía que intentaba volver a la normalidad, olvidar todo lo de esta noche.

El Ángel PerdidoDonde viven las historias. Descúbrelo ahora