Capitulo 30

6 0 0
                                    

Me coloque detrás de casi todas las chicas, tratando de no estar a la vista de nadie cuando todo sucediera, cerré los ojos, trate de estar en sintonía con mi indiferencia, no me iba a doler, ni siquiera debía importarme, todo era pasado, hace mucho que no hablábamos, ni teníamos ningún tipo de acercamiento, "claro que no, a menos que claro cuentes ese pasional beso en la parte trasera de la casa" la voz en mi cabeza hablo y solo trate de callarla o al menos ignorarla, "ignórame, inténtalo, yo digo que le des una cucharada de su propio chocolate, enséñale lo que se siente" apreté más mis parpados, hasta que sentí una mano cálida en mi espala, Jazmín, la reconocería en cualquier parte.

-Está bien, solo camina hacia Evan, no lo veas, camina recto y con la cara en alto- nada en sus palabras fueron reproche, ella jamás me juzgaba, ni siquiera con mis errores

Asentí, le sonreí y camine más cerca de la puerta, conecte mi mirada inmediatamente con Evan, era como un jodido imán, y entendí que no sería difícil separar la vista de él, parecía que se podía ver condenadamente atractivo cada día más, ahí parado con una chaqueta de cuero negra, una camisa y unos jeans negros, su mirada me recorría de pies a cabeza, sus ojos brillaban pero también estaban oscurecidos, mi cuerpo entero vibro, camine sin pensarlo más hacia él, no desvié mi mirada ni un solo segundo, cuando llegue frente a él, sonrió.

-Por dios, te ves preciosa- En verdad quería besarlo.

-Gracias- jugué con mis manos detrás de mi espalda nerviosa- hace mucho que no vestía así- agache la mirada al suelo.

-Tu siempre luces espectacular, en verdad- sentí sus dedos alzar mi barbilla suavemente, conectando nuestras miradas.

-Tú te ves muy bien- el rio suavemente.

-Bueno, gracias, es algo bueno pasar de decente a bien- rio un poco más fuerte, golpee suavemente su estómago, era duro como una roca, joder.

-Vale, creo que te gusta verme sufrir, vámonos ya- asintió y abrió la puerta para mí, entre y arrancamos.

Después de tal vez unos diez minutos llegamos de nuevo a nuestro destino, la casa de Logan, como lo había dicho antes era impresionante, y aunque había demasiados carros estacionados por toda la calle y la casa parecía estar a atascada de gente el equipo de futbol junto a su respectivas parejas parecían formados, trate de concentrar mi vista en cualquier otra cosa menos en la segunda pareja en la fila, después de algunos segundos todos alzaron a las chicas en hombros, Evan me observo con el ceño fruncido.

-¿Qué pasa?

-Llevas falda ¿no será incomodo?

-Diablos, no lo pensé, está bien no pasa nada, podemos entrar como la gente normal- reí, pero el negó.

-No te voy a negar la gloria que mereces por todo tu esfuerzo.

-Creo que el esfuerzo fue el tuyo, yo solo bailo y ánimo.

-Justo eso, eres la maestra detrás de la gloria- rio y lo que hizo después me sorprendió tanto que lleve mis manos a mi boca, se arrodillo, justo ahí y palmeo su hombro para que subiera de un lado.

-¿Qué haces? Levántate.

-Solo sube, gatita, el piso está muy duro- trate de negarme pero me jalo hacia él, dude pero al final subí, todo mis piernas entre sus brazos y entro por la puerta, en cuanto cruzamos el alumbrar la casa estallo en vitoreo, el sonrió y al igual que él lo hice, cuando iba a bajar se arrodillo de nuevo, joder este chico era simplemente no odia describirlo, me sonroje y baje con cuidado, escuche como varias de las presentes suspiraban y como no, Evan realmente era un caballero, una vez que todos dejaron de prestarnos atención o bueno casi todos, los equipos formaron un circulo, nos ofrecieron bebidas a todos, lo tome gustosa, por fin algo que sabía que iba a disfrutar.

Después de dos horas, estaba bastante ebria pero consciente bailaba con mis amigas y me sentía bien, realmente después de tanto tiempo me sentía libre, giré para ver a Evan recargado en la encimera con un vaso en su mano derecha hablando con alguien del equipo de americano pero sus ojos viajaban recurrentemente hacia a mí, me gustaba, en verdad disfrutaba tener su atención sobre mí, me hacía sentir poderosa, el alcohol daba rienda suelta a la persona que por lo general se escondía, baile y pase mis manos sobre la silueta de mi cuerpo, conecte mi mirada con la suya, sus ojos se oscurecieron una vez más y eso simplemente hizo que todo mi cuerpo se calentara, contorne más mis caderas, y aunque me sentía avergonzada sobre la sensaciones que recorrían mi cuerpo, no pare, no hasta que el dejo su vaso de lado camino en línea recta directo a mí, mi corazón se aceleró más con cada paso, las luces eran tenues y eso era algo mas ¿excitante? Una vez frente a mí me tomo de la cintura y me pego a él, no me negué a ello, me gustada su cercanía, gire y pegue aún más mi cuerpo hacia él, sentí todo su torso cuando baje despacio y subí del mismo modo, sabía exactamente lo que estaba haciendo, y aun así me gustaba, gruño en mi oído y me pego aún más, alcance a percibir su aliento a alcohol, pero también sabía que él no estaba del todo ebrio, lo cual me hizo sentir aún mejor, seguí moviéndome al ritmo de la música.

-Joder, Cass, vas a volverme loco- su voz era ronca y eso hizo que mi cuerpo reaccionara.

Cuando sentí un bulto en mi espalda, apreté mi cuerpo aún más, y el de él se tensó completamente, solté un ligero gemido de satisfacción.

-Joder- una vez más me giro, me dirigió hacia un rincón un poco más oscuro- deja de jugar- tomo parte de mi cabello cerca de mi cuello, y aunque fue un movimiento firme, no fue doloroso, al contario, mi cuerpo se calentó más, mi corazón latió desbocado y sentí algo caliente mojar mis bragas, joder, esto se estaba saliendo de control, pero mi cuerpo no mentía ni tampoco mi mente, lo deseaba, quería tenerlo así.

El Ángel PerdidoDonde viven las historias. Descúbrelo ahora