Al cabo de un rato, talvez minutos o horas, no lo sabía bien, escuche una voz, era hermosa, melodiosa al compás, fue cuando la reconocí, era Evan el que hablaba, trate de concentrarme y entender lo que decía, pero no era nada fácil, sentía su mano recorriendo mi rostro, era casi como una caricia de una suave pluma, pero mucho mejor. Al final logre captar algo de lo que decía, "Como es que tú me puedes llegar a sentir esto, no es correcto, debo alejarme" y un gran silencio, cuando pensé que callaría hablo de nuevo "pero no puedo, tu no me dejas, yo cuidare de ti, lo prometo" y sentí adormecimiento otra vez.
Cuando desperté, esta vez completamente. Me encontraba en mi habitación, con Jazmín a mi derecha y mi madre a la izquierda, ambas con cara de preocupación, me senté con esfuerzo en la cama y entonces hablo mi madre.
-Jazmín, Cass está bien, es mejor que vuelvas a casa, es tarde, yo te llevare- Mi amiga me dio una última mirada, atravesó el alumbral de mi puerta, después sonó el motor de un carro y se fue alejando.
Cuando salí del baño con mi pijama ya puesta, mi madre se encontraba sentada en la esquina de mi cama.
-Cass, sé que quieres olvidarte de esos años horribles, pero sabes que tu tratamiento es estricto, no debes de dejar los medicamentos ni un día.
-Lo sé, lo siento mamá.
Desperté al día siguiente un poco desgastada como si hubiera corrido un maratón, trate de salir de la cama pero casi me doy contra el piso, regrese a la cama y en ese instante mi mamá de nuevo entro.
-¿Cómo te sientes Cass?- Pregunto mientras ponía una bandeja en mi mueble de noche y se sentaba junto a mí.
-Débil- Conteste.
-Tengo algo muy importante fuera de la ciudad estos días, es urgente, sabes que no me iría si no lo fuera, sabes que tu hermana está ocupada y no podrá venir, cristal tampoco, estas exenta de estas clases hasta que te sientas mejor, tus amigos vendrán a cuidarte y tienen permiso de quedarse, regresare un día antes del baile, te quiero ver-. Me explico
-Déjame entender no me dejaras ir a clases, pero ¿si a un baile?-.
-Exacto, ahora descansa ¿sí?-. Se levantó y cerró mi puerta.
Escuche la puerta principal cerrándose y supe que estaba sola en casa, no tenía ánimos ni fuerzas para nada prendí mi computadora y tome mi desayuno, abrí netflix y me puse a ver una película, pero al cabo de unos cuantos minutos mi mente viajo a la noche anterior, específicamente a las palabras de Evan, me preguntaba si serian verdad, pero otra vez mi cabeza dio vueltas y mejor decidí dormir, no sin antes comer un poco y tomar mis pastillas.
Abrí con trabajo mis ojos, ya que aún me sentía cansada, aunque no fue un despertar bonito, tampoco por los rayos de sol atravesando mi ventana, si no por los horribles sonidos provenientes de mi armario y los montones de ropa que se arremolinaban a mi alrededor, parecía que iba morir asfixiada por ella, así que desvié mi mirada hacia el closet y era mi querida amiga murmurando cosas como "enserio usarías esto Cassandra" "Esto es un desastre" "necesitas un cambio radical" y cosas por el estilo.
Cuando por fin acabo su desorden se sentó encima de la montaña de ropa y se dio cuenta que la estaba observando.
-Oh, lo siento Cass, pensé que aun dormías- Me sonrió y yo solo hice una mueca.
-¿Qué haces tan temprano aquí?- Pregunte incorporándome.
-Primero: ¿No te gusta que este aquí? Segundo: ¿Temprano? ¿Enserio? son las 3 de la tarde.
-¿Qué?-. Ella rodo los ojos y se paró.
-Wow, sí que has dormido, bueno no importa tenemos una emergencia peor.
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El Ángel Perdido
FantasyCassandra Marshall fue maltratada en su infancia hasta que consiguió una nueva vida, una vida que ella solía llamar normal, la protección y amor que siempre deseo estaban ahí, sin embargo todo se distorsiona, nadie puede mantener las apariencias dem...