Capítulo 26

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Habían llegado a algún lugar en medio del desierto... En algún lugar en medio del desierto de Tatooine.

La heridas en su cuerpo seguían allí molestándolo con punzadas repentinas de dolor.
Sentía aún sus piernas un poco débiles y todavía no despertaba completamente, por lo que mientras reaccionaba alguien ya lo estaba arrastrando por la ¿prisión? en la que estaba.

Pudo sentir la nivelación del suelo que por momentos obstaculizaba el deslizamiento de sus zapatos, tal vez estaba hecho de metal, como una reja.
Podía percibir un ligero temblor ya después de seguir caminando por su propia cuenta. Era como una vibración parecida a la que un motor grande producía.

Observó a su alrededor y afectivamente, estaba en la prisión de un gran vehículo de desplazamiento sobre las arenas peligrosas de Tatooine. Prácticamente una mansión armada y andante para el gran Jabba the Hutt.

Si no estaba mal, lo llevaban hacia el "trono" de su antiguo jefe.

Antes de llegar pudo encontrarse con múltiples criaturas de otros planetas que también eran prisioneros o esclavos para realizar algunos trabajos sin beneficio alguno. Observó varios androides  de diferentes tamaños, colores y funciones.
Ya al entrar a la zona en donde se desataba la fiesta que Jabba había organizado también vió un par de twi'leks en las cercanías y otra cerca del ser en medio del lugar.

Jabba allí se veía imponente y malvado. Con una twi'lek sobre su regazo que personalmente asqueó a Han.

Mientras que el guardia que lo había llevado tomaba una bebida entregada por un droide, el contrabandista se acercaba al hutt la ser llamado por este.

–Han, antes eras de mis subordinados favoritos, eras uno de los contrabandistas más prometedores de la galaxia... Pero ahora no eres nadie y una deuda no es algo tan fácil de olvidar— dijo Jabba haciendo una seña para volver a llamar al guardia que llevó a Han a su presencia.

Parecía que aún estaba por pasar algo que no necesariamente sería beneficioso para él.

Volvió a ser sujetado y alejado de Jabba, aunque antes de estar lo suficientemente lejos, escuchó al Hutt decir:
“–Espero que reflexiones eso por los siguientes mil años de tortura en el estómago de la mi bestia favorita–”

Oh no. ¿Realmente escuchó eso? ¿A qué se refería exactamente? ¿Torturas? ¿Una bestia?

–¿A qué te refieres? ¡¡Jabba!!– Han comenzó a unir los hilos después de salir completamente del trono de Jabba.

–Oh, no...

Terminando de atar cabos entendió a lo que Jabba se refería con aquella frase tan bizarra.

–Esa maldita babosa.

Su venganza era hacer que fuera devorado por la gran criatura del desierto.

–¡Quiere hacer que me coman vivo!

Las yemas de su mano izquierda apenas pudo rozar la campierta que lo llevó inmediatamente al exterior. De allí en adelante todo tuvo demasiado sentido.

El saarlac entre las dunas se podía ver desde la posición de Han, quizá más de lo que quería.
Era el mismo que casi devora a Lando.

El príncipe contrabandista y el príncipe JediDonde viven las historias. Descúbrelo ahora