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Katsuki aquella tarde se desahogó en la habitación del peliverde de derecho, porque extrañamente la familiar esencia del pecoso le daba confianza; a pesar de odiar ser visto entre lágrimas.

No era la primera vez que Izuku lo veía romperse así, y es que a estas alturas ya conocía gran parte de su espectro emocional, desde cuándo han discutido hasta cuándo han coqueteado.

El rubio agradecía la contención que Izuku le brindaba siempre, y esta vez no fue la excepción. Pues después de charlar y llorar gran parte de la tarde por el pésame de su pesado corazón Izuku lo acompañó y lo distrajo, conversando sobre temas banales, pero que lograron sacar al rubio de aquella deprimida burbuja.

Izuku se enteró de que Katsuki ya estaba oficialmente de vacaciones, pues no tenía atrasos ni pendientes en sus ramos. Le llamó la atención el por qué aún no dejaba las instalaciones de Yuuei para disfrutar los dos meses de vacaciones en su casa, pero Katsuki fue rápido en aclarar que se sentía más cómodo aquí en el campus que en casa.

Era extraño que prefiriera quedarse así considerando los problemas sociales que han envuelto al rubio dentro de Yuuei, eso sólo le hacía pensar en lo mal que debía pasarlo en su hogar.

Las tímidas caricias del mayor en la cabellera rubia no cesaron, ni siquiera cuándo Katsuki le mencionó el miedo que tenía de enamorarse de nuevo.

Extrañamente Izuku lo hacía sentir tan bien como en el pasado, cuándo recién fijo la vista en el brillante chico del club de atletismo.

Tomaron los cafés que Izuku prometió y entre charlas amigables y gestos afectuosos su estado de animo mejoró, hasta que se les hizo tarde y el rubio decidió volver a su cuarto.

Al llegar planeó dirigirse de inmediato a su habitación, quería ponerse su pijama, no aguantaba un segundo más en sus ajustados jeans negros; pero alguien lo detuvo, y ese alguien era Kaminari, quien algo preocupado le dirigió la palabra.

''¿Estás bien?, te estuve llamando''

Katsuki extrañado alzó una ceja, sin entender bien la repentina preocupación. ''Si, estaba con Izuku''

''Vino Sero, estaba actuando muy extraño'' Kaminari explicó arremangando su polera manchada de acrílicos y pinturas al óleo, pues estaba trabajando en sus proyectos retrasados. ''Preguntó donde estabas, estaba como ansioso, asustado; obviamente lo mandé a la mierda''

Katsuki se sorprendió ante aquello, era extraño pensar en Sero volviendo a buscarlo después de las cosas que le dijo, pero algo en aquello le revolvió el estómago. No lo quería cerca, en esta jornada se había convencido de que podría buscar felicidad, contención y afecto en otras personas.

''Terminé con él esta mañana'' Confesó, llamando la atención tanto de Denki como Jirou, que se encontraba checando restos de pintura.

''¿Me estás jodiendo? ¿De verdad lo hiciste?'' Kaminari sonrió, tomando a Katsuki desde los hombros, sin miedo a que el rubio pudiese reaccionar arisco, después de todo la relación en aquella habitación de la facultad de artes seguía algo extraña.

Katsuki solo asintió, algo avergonzado de la repentina alegría de ambos de sus amigos.

Era una alegría contagiosa, no podía negarlo.

Su día al menos tomaba mejor rumbo.

''Y ¿por qué terminaron?'' Jirou se puso de pie, sonriendo entrometida.

''Necesito el chisme completo, ahora entiendo por qué lucía así, si parecía desesperado.'' Kaminari tapó su boca para evitar reír ante el recuerdo del alto chico al borde de una crisis.

El rubio de Artes // DKBKDonde viven las historias. Descúbrelo ahora