- 46 -

1.6K 227 59
                                    


Katsuki no volvió a tocar el tema con sus padres durante la semana. Sólo se dedicó a trabajar en el café y en no cagarla de nuevo para evitarse cualquier problema.

Quizás si se le había pasado la mano, o eso le decía su lado racional; porque en realidad, no lo sentía.

Vió a Kaminari el día Jueves, fue a su casa y jugaron videojuegos como en los viejos tiempos.

Katsuki le comentó al eléctrico chico sobre Izuku, y a pesar de que Kaminari no adora a Izuku poco a poco se ha ido acostumbrando a escuchar de él.

Aún le tiene un poco de resentimiento, y no se esfuerza en ocultarlo, pero ve a Katsuki feliz cuándo le cuenta que durmió con él, y también cuándo le enseña las tontas fotografías que le envió.

Se alegra, porque nota cómo los ojos del cenizo se iluminan cuándo su celular suena con algún mensaje del pecoso, y a la vez se da cuenta de que Izuku de verdad lo intenta, pues hablan todos los días, a pesar de que Katsuki esta semana en particular no había querido juntarse con él.

Kaminari se quedó mas tranquilo. Quizás su mejor amigo esta vez si está en buenas manos, quizás puede dejar de protegerlo tanto.

Katsuki lloró entre los brazos de Denki al hablar sobre sus padres. No era la primera vez, Kaminari sabe cuánto le duele al rubio no tener una relación parental sana, desde pequeño que tiene esos problemas.

Kaminari se lleva bien con los Bakugo, tanto con Masaru como con Mitsuki, pero bien sabe que ambos carecen de habilidades parentales, y sin siquiera querer muchas veces la frustración recae en el rubio.

Para eso Kaminari existe en la vida de Katsuki, el es su pilar. Siempre lo ha sido, siempre lo escucha y aconseja; es parte de su familia.

Probablemente de no ser por Denki Katsuki no estaría con nosotros en este momento. Kaminari tiene muy claro que Katsuki necesita una terapia, pero no tiene el dinero ni el ánimo de ir.

Pero él siempre estará ahí con él, y siempre le ayudará en todo lo posible.

Se ha ofrecido a pagar por su terapia, pero convencer al rubio es otro tema. 

Katsuki pasó la noche en casa de Kaminari, y su amigo se ocupó de hablar con Mitsuki para que no se metiese en problemas.

La familia de Denki conoce muy bien a Katsuki, prácticamente desde que eran niños los dos chicos han estado pegados como lapas.

Kaminari es un chico problemático, porque es torpe y poco responsable, pero su familia siempre está tras de él, ayudándolo y dándole el soporte emocional que necesita cada vez que falla en alguna de sus metas. Sus padres saben que Katsuki carece de contención, y por lo mismo siempre reciben al cenizo con los brazos abiertos.

Su amistad es una de aquellas que sólo se ven en películas, o de las que lees en libros. Ambos saben que se mantendrán juntos siempre, porque están hechos para ser amigos, son almas gemelas.

La mañana del viernes Katsuki se alistó para el trabajo, y luego de comer junto a Denki fue a la cafetería. Usualmente los viernes eran caóticos, por alguna razón mucha gente salía por el lugar, por lo que la demanda era alta.

Trabajó sin parar toda la jornada deseoso por que su turno terminase. Estuvo tan concentrado en esos granos de café sin moler que ni siquiera notó la cabellera verdosa del otro lado del mesón.

Maldijo entre dientes cuándo al limpiar la cafetera una gota caliente cayó sobre su mano y entredientes dejó el paño de limpieza a un lado, sacudiendo su mano por la pequeña quemadura.

El rubio de Artes // DKBKDonde viven las historias. Descúbrelo ahora