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La música sonaba fuerte, y los bajos hacían retumbar el estómago de Izuku al entrar en el lugar. A Izuku le pareció realmente agradable el ambiente ahí adentro, a pesar de sentirse algo nervioso al estar en un lugar desconocido.

Diversas luces neón pintaban de azul el lugar, había una especie de zona de baile repleta de chicos y chicas bailando entre sí, y una iluminada y llamativa barra decorada se dedicaba a expender bebidas alcohólicas a los que quisieran comprar.

Katsuki e Izuku se habían sentado justamente ahí, y a pesar de que aún era algo temprano como para consumir alcohol el rubio se adelantó a pedir dos bebidas.

Izuku aún no terminaba de analizar el lugar; diversas parejas gays y lésbicas se podían ver en el recinto, y de alguna forma eso lo hizo sentir seguro.

Entendió de inmediato por qué Katsuki se venía a desahogar a esta clase de bares.

Katsuki recibió las bebidas con una sonrisa y antes de acomodar sus lentes en el puente de su nariz observó a Izuku atento.

''¿Tanto lo odias?'' sonrió al notar los curiosos ojos verdes que analizaban cada aspecto del ambiente.

''Es agradable aquí'' admitió Izuku recibiendo su bebida y le dedicó una sonrisa sincera a Katsuki.

Katsuki le sonrió de vuelta, agradecía el saber que su acompañante se sentía cómodo en el lugar.

Katsuki tenía claro que podía ser intimidante a primeras ir a un lugar exclusivo para gente de disidencias sexuales, más aún si hace no mucho admitiste tu sexualidad.

Katsuki podía relajarse aquí, nadie lo molestaría, nadie le sacaría en cara su pasado. Podía beber tranquilo, y dejar de lado la mala vibra de las fiestas universitarias y de su trabajo; más aún si estaba junto a Izuku.

Ambos chicos conversaron entre tragos, sobre la vida, sobre sus planes y acerca de las cosas que les gustan. El rubio se distrajo tanto que por un momento olvidó lo que ocurrió en su trabajo con esa desagradable mujer; también olvidó la acidez estomacal que le produjo ver a esa chica tan cercana a Izuku.

Se sintió feliz, no está seguro de si se sintió así porque estaba ya algo ebrio o por su acompañante, que había intentado hacer un truco con el vaso de mojito que recién había pedido.

Si lograba tomárselo en un largo sorbo sin derramar ni una sola gota en menos de 6 segundos Katsuki lo besaría, ese era el trato.

Era obvio; falló, y de paso se atoró con una de las hojas de menta. Terminó empapado, tosiendo y con un rubio retorciéndose de la risa a su costado.

Hasta el barman rio con fuerza del espectáculo que el pecoso había montado. Sin querer la pegajosa risa del rubio y el extravagante show de Izuku llamaron la atención de varios asistentes que intentaban conseguir sus tragos en la barra.

El chico detrás de la barra le acercó las servilletas a Izuku para que lograra secarse un poco, y luego de reír junto al rubio le extendió al pecoso un nuevo vaso relleno de mojito.

''El beso del rubio lindo lo vale hermano, ¡Esta oportunidad va por la casa!'' Habló enérgico y una pareja de chicas al costado de los chicos alentaron de la nada a Izuku, quien recibía con un agradecimiento el nuevo mojito.

Katsuki cubrió su boca con su mano ante la repentina atención de la gente de la barra. Aún estaba tentado por la risa, y el rostro de determinación de Izuku sólo hacía las cosas más graciosas para él.

Izuku sacó pecho y le guiñó el ojo al chico de la barra con un rostro que dejaba entrever su ímpetu ganador, y sin pensar más bebió lo más rápido que pudo de aquel vaso.

El rubio de Artes // DKBKDonde viven las historias. Descúbrelo ahora