Katsuki entró a casa, intentando con toda su alma ser lo suficientemente silencioso como para no toparse con mamá, pero erró. Mitsuki se le apareció como una muralla apenas abrió la puerta de la entrada.
La rubia mujer lo examinó de pies cabeza, inventando quizás que teorías en su caótica mente para saber donde se había metido su único hijo. Se detuvo en la polera blanca con letras negras en medio, eso no era algo que Katsuki usaría, además, le quedaba grande.
Era obvio, Katsuki una vez más se había escapado con algún chico. La pregunta era, ¿con quién? Tetsu ya no existía, y Sero se había ido según lo que su hijo le había dicho, a menos de que mintiese, pero aún así esa polera no lucía como algo que el Bohemio chico de cabellos largos usaría. Además, Sero siempre aparecía en la puerta de la casa de los Bakugo con algún engaño entre sus manos para evitar el mal carácter de la rubia mujer cada vez que se raptaba a su hijo.
Kaminari podía ser, ¿o no? No. Pues Kaminari conocía a Mitsuki muy bien, siempre llamaba cuándo Katsuki no quería avisar donde dormiría, pues el chico intentaba evitarle los problemas a Katsuki y las preocupaciones a los Bakugo.
''¿Dónde estabas? Mira tu teléfono, ¡te llamé más de diez veces!''
Katsuki rechistó, sintiéndose como un niñito pequeño en aprietos.
''Me quedé en casa de un amigo que fue a buscarme al trabajo.''
Mitsuki ya se sabía ese cuento, es el mismo que usó las primeras veces que salió con Sero, pero la rubia no era tonta. El rostro de su hijo era fácil de leer a través de sus ojos, y esas marcas enrojecidas en su cuello más aún.
''¿Amigo?, mírate el cuello, qué es esa polera.'' Mitsuki levantó la voz algo cabreada y tomó entre sus dedos la tela blanca de la polera que su hijo vestía.
Katsuki se molestó al instante, ya había vivido esto muchas veces antes y sabía lo que ocurriría. Mitsuki nunca lo dejaría en paz.
De un manotazo se quitó las manos de su madre de encima, y Mitsuki reaccionó, tomándolo desde el hombro para evitar su huida.
''¡No te atrevas a actuar así, si vas a andar encamándote con cualquier desconocido sin siquiera avisar!'' Mitsuki levantó la voz molesta ante la violenta reacción de Katsuki.
De alguien había heredado ese actuar insolente y violento, pero Mitsuki lo ignoraba por completo.
Katsuki volteó su cabeza para mirar a su madre. Sorprendido por sus palabras levantó las cejas, incrédulo.
No era sólo en la universidad ahora, sino que en casa también lo trataban como alguien fácil.
''Eres mi mamá, no debes tratarme así'' Katsuki escupió las palabras molesto en el rostro de Mitsuki.
''Estoy harta de tu actuar de mierda, ¿¡cómo es eso de que por una verga te vas del trabajo a no se donde sin siquiera llamarme para avisarme donde estarás!? ¡Me importa una puta mierda que te gusten los chicos, pero yo crie a un Bakugo, no a una puta que olvida que tiene familia por ir a revolcarse con un desconocido!'' Mitsuki apretó la piel del hombro de Katsuki por sobre la tela de la polera al levantarle la voz, molesta por el irresponsable comportar de su primogénito.
Las palabras nunca fueron el fuerte de Mitsuki, Katsuki muy bien lo sabe.
Pero la sensación en su pecho al escuchar a su madre tratarlo así lo hirió. Una lanza atravesaba su estómago con la palabra ''puta'' grabada a fuego en ella.
''Conoce tu lugar, puta.''
''Probablemente Hanta solo estuvo contigo por el sexo, parece ser tu única utilidad.''
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El rubio de Artes // DKBK
FanfictionKatsuki de 19 años cursa su segundo año en la facultad de artes de la prestigiosa Yuuei, e intenta sobrevivir a su vida universitaria con violencia ante los abusos y hostigamientos de aquellos desagradables bullys restregando en su rostro sus errore...