[02]

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Antes de conocer a Emilio, Joaquín había tenido sexo exactamente cinco veces a la edad de veinte años, en conflicto con su sexualidad, habían sido todas con mujeres y muy forzadas. Nunca había sido verdaderamente lo que le gustaba, las chicas eras muy monas y sexys, pero los chicos le atraían de una manera misteriosa; pero no los chicos muy gays, los que se acercaban a coquetearte y te tocaban la manita mientras intentabas darle un sorbo a tu bebida.
                
Su tipo de hombre era... quería un hombre que le tratase como las chicas esperaban que el las tratase. Por eso, esa noche de otoño, mientras volvía a casa, envuelto en bufandas, vió su destino. A través de los rosados cristales del pub gay, un hombre de unos treinta años, notó sus ojos recorriéndole de arriba abajo para luego clavarse un su pupila, el correspondió la mirada, el hombre sonrió levemente y casi sin darse cuenta Joaquin se acercó a él entrando en el pub. La música estaba muy alta y sentía miradas muy indiscretas a pesar de estar cubierto de ropa de abrigo, solo con aproximarse a ese hombre empezó a notar un bulto en sus pantalones. Intento conversar pero era imposible oír algo con la música, y solo hizo falta que el otro le agarrase el culo y le pegase a él para decidir lo que quedaba de la noche. Muy pequeño, sintió que ese hombre (qué declaró llamarse Emilio Osorio) era lo que siempre había esperado y que llegaran a una habitación de hotel no fue inesperado.
                
-Gimes como una chica –, recordaba que había dicho Emilio, el le miró algo confuso– Gimes como una chica- repitió Emilio- me dabad la sensación de que me estaba follando a una.
                   
-¿No te ha gustado...?- murmuro Joaquin, todavía sentía un pequeño cosquilleo al pensar en el orgasmo que acababa de tener.
                 
-Ha sido tú primera vez, ¿verdad? –pregunto Emilio sin siquiera mirarle, Joaquín casi se sonrojó.
                
-Con un chico, si...
                  
-Se nota– le interrumpió Emilio.


[....]

                  
Tal vez Joaquín debía dirigir su ensayo creativo en otra dirección. Suspiró, pasándose una mano por la cara, no podía pensar en otra que Emilio.
                  
-Joaquín ven aquí– oyó la voz de su novio en el salón.
                  
-Estoy haciendo un trabajo.
                 
-No te he preguntado qué hacías, te he dicho que vengas- suspirando de nuevo, Joaquín se levanto del suelo; en el salón Emilio estaba sentando enfrente de la mesa escribiendo ágilmente en su portátil.
                   
-¿Qué pasa?- pregunto, Emilio giro su silla con los brazos cruzados para mirarle.
                 
-¿Qué clase de actitud es esa? ¿Uh?- Joaquin sintió cómo empezaba hacerse más pequeño, cuando estaba frustrado se olvidaba de su rol, miró al suelo sonrojado.
                   
-¿Qué quiere de mi amo?- pregunto de nuevo, esta vez su novio sonrió.
                 
-Así me gusta- abrió sus brazos e hizo espacio  en su regazo para Joaquín- Ven aquí, estoy escribiendo y necesito inspiración.
                
Obediente, Joaquín se subió sobre el, mirándole, seguía sin pantalones puesto que no le estaban permitidos, noto el dedo de su amo metiéndose dentro de él, gimió suavemente, ocultando la cara en el hombre de Emilio y abrazándose a él.
                  
-No, no, déjame ver tu expresión.- Emilio le cogio la cara, apartándola de su pecho y le miró a los ojos, Joaquín se retorció sintiendo como le tocaba por dentro, como si estuviera jugando con el. Emilio estaba tecleando con una mano, mientras que con dos dedos de la otra le hacía gemir.
                  
-A veces siento que esta relación me gusta solo a mí. Mañana tienes una sesión.. No me gustaría tener que follarte, pero ¿cómo esperas que me contenga si te pegas tanto a mí mientras gimes mi nombre?- Joaquin no contestó, ya que Emilio estaba cada vez más profundo, acariciando su próstata. Sin darse cuenta, arqueó todos los huesos de su cuerpo. Hasta sus dedos de los pies estaban completamente en tensión. Se pegó más a su Amo, el cual sonrió.
                                        
-Tócate- ordenó. Él le miró, confuso.

Sugar Master || EmiliacoDonde viven las historias. Descúbrelo ahora