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Maratón 2/3

Era una casa grande, casi igual de grande que la de Emilio. Mientras se descalzaba en el recibidor, vió que solo había una mujer en la sala. El resto eran todo hombres.
                   
-Hombre, pero mira quien se ha dignado.. -dijo un chico castaño de aspecto amigable, mirando a Emilio.
                  
-Pero si es el gran Emilio Osorio, empresario de éxito... -Esto lo dijo otro hombre, de más o menos la misma edad que Emilio. Su aspecto serio no pegaba mucho con su pelo teñido de verde. Tenía un tatuaje en el cuello, y algunos más en los antebrazos –. ¿Sabes cómo te llamamos? Emilio estoy-muy-ocupado-para-ver-a-mis-amigos Osorio. –Este rió, divertido.
                   
-Ni que fuera tan malo...
                   
-Dejen en paz a mi Emilio –intervino otro chico. Era mas o menos de la misma estatura que Joaquín, y tenía un aspecto muy dulce –. Gracias por venir, amigo.
                  
-Gracias a ti, Harry. ¿Dónde está tu chico?- contestó Emilio mientras se sentaba en el sofá. Estaba bastante lleno, asi que Joaquin se sentó sobre él.
                
-Oh, en la cocina. Está trayendo bebidas, ¿quieres algo? Tenemos tequila, si quieres un margarita... –Emilio le cortó.
                   
-Mañana trabajo. Con una cerveza estará bien. ¿Tú quieres algo, Joaquín? –el menor negó con la cabeza tímidamente.
                   
-Por ahora estoy bien. –Emilio sonrió y no insitió. Joaquín observó en ambiente, sentado sobre una de las piernas de Emilio, mientras este hablaba con el tal Harry. Había unos cinco hombres y una mujer, sin contar con Harry ni con Emilio. Además del tatuado y el castaño amigable y la chica, que era una rubia teñida sin más, estaba el chico más guapo que Joaquín había visto nunca (debía de andar por los veinticinco), y otros dos hombres de unos veintisiete o treinta cada uno. Todos llamaban Emi a Emilio, que era un nombre reservado para amigos cercanos. Y otro hombre entró en escena, con una bandeja llena de vasos.
                   
-¿Quién era el loco que quería el whisky seco? – preguntó el chico, sonriendo. Era más o menos igual de robusto que Emilio, y su pelo grisaceo estaba peinado hacía atrás. Dos hoyuelos adornaban sus mejillas. Le entregó su vaso al tatuado, y fue repartiendo el resto –. Toma, Emi, tu cerveza. Le he traido a Joaquin un vaso de agua, por si tiene sed. –Joaquín le miró, confundido. ¿Cómo sabía su nombre? No se había presentado. El chico rió, divertido con su descocierto –. Tal vez te sueno más si digo algo como... Putón. Putón verbenero. – Joaquín se sobresaltó. Por suerte, nadie aba escuchando.
                   
-¿Simón? –preguntó, y Emilio le pegó un codazo inmediatamente.
                 
-No le llames así. Ese es su nombre de juegos.
                  
-¿Nombre de juegos? – Simón rió de nuevo. Verdaderamente le hacía gracia el desconocimiento de Joaquín.
                 
-Es un nombre que utilizo cuando juego. Como tú usas Javi . Es para distinguir a mi personaje cuando juego y a mi yo auténtico. Lo entiendes, ¿verdad? –Joaquín asintió mirando al suelo –. Mi nombre es Louis. Puedes llamarme Loui. Y este es mi novio, Harry. –Harry le saludó con la mano.
                   
-¿Y no le importa que tú y yo...? –Ahora fue Harry quien rió con la pregunta de Joaquín.
                   
-Quita, quita, qué me va a importar. Me ha pedido permiso para jugar contigo, y me ha prometido que no te besaría y que no sería igual que conmigo.- Joaquín asintió.
                 
-Oye, Emilio, ¿no vas a presentarnos a tu chico? – preguntó el chico guapo. Emilio rió, y solo con levantar una mano se cortaron todas las conversaciones secundarias.
                   
-Chicos, este es mi novio, Joaquín. Joaquín, estos son Diego Boison -El tatuado levantó la mano, saludando. –, Matteo –Ahora fue el guapo quien saludó. –, Armando Casa Nova –El castaño suspiró, y masculló algo de "no tienes que presentarme con apellido." –, Edwin , Omar , y aquella bella señorita es Xio. –Los dos que quedaban y la chica saludaron.
                                         
-Entonces, ¿te a arrastrado Emi a sus perversiones? –La voz de Xio fue sorprendentemente suave. Joaquín no supo exactamente que contestar, pero Emilio le subió sobre su regazo, abrazándole por detrás.

Sugar Master || EmiliacoDonde viven las historias. Descúbrelo ahora