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Joaquin hundió su amoratonada cara en el pecho de Emilio, impidiendole verla. Su cara estaba fatal, y dolía, pero sabía que mañana iba ser peor. Emilio sonrió, enternecido con el gesto, y rodeó al menor con sus brazos.
                  
-¿Y esta bienvenida? –Depositó un beso en su cabeza, e intentó separarse un poco, pero Joaquín se resistió. Emilio sonrió de nuevo –. Tenemos que ir a comer. Venga, ¿qué quieres que te haga? Hay ternera, ¿quieres que haga ensalada? – Joaquín murmuró una respuesta incomprensible, sin apartar su cara del pecho de su novio. Pero este ya se estaba dando cuenta de que algo pasaba. Llevaba un rato intentando separarse, y normalmente el estómago de Joaquín era más grande que su ansia de mimos. Y notaba que se pegaba a él con demasiado ímpetu, sin ni siquiera darle oportunidad de besarle –. ¿Qué pasa, cariño? Déjame verte. –Su tono era preocupado, y se había agachado un poco, intentado separar el cuerpo de Joaquín del suyo. Despacio y mirando al suelo, Joaquín se alejó un poco. Tenía el labio partido, y un hematoma en el pómulo, muy cerca de su ojo. Por suerte, ambos ojos se habían librado de estar morados. Emilio le agarró la cara con ambas manos para verle mejor. -Oh... Amor mio, ¿qué te ha...? –Le levantó la camiseta, encontrando mas moretones esparcidos por sus costados, y algún que otro en su estómago o su espalda –. Joaquín, ¿quién te ha hecho esto? iHay que llevarte al hospital! –el menor miró al suelo, pero no contestó.
                 
-Me he estado mirando un rato. Son solo golpes superficiales. No me han roto nada. Creo.
                 
-¿Crees? ¿Cómo que crees? ¿Y si te han roto el bazo o algo así? Joaco.. -el mayor estaba muy estresado, mirando a su alrededor fréticamente -. Y hay que comprar muchas cosas. Aquí no tengo de nada. Necesito alguna clase de crema para tus moretones o algo así. Y si te has roto algo necesitamos... - Joaco le cortó, besándole. Emilio correspondió al beso, con desesperación e intentando evitar el adolorido labio inferior del menor. Tras unos segundos, este se relajó, y Joaquín se separó.
                 
-En el hospital me van a decir lo que ya sé: que no me he roto nada y que me ponga hielo. Ese chico era la primera paliza que pegaba, no ha sabido hacerme daño de verdad.
                 
-¿Ese chico? –Emilio le miró a los ojos, un poco más tranquilo, pero no mucho. Con cuidado, se separó –. Te voy a hacer el plato más grande de ensalada y carne que has visto nunca, y cuando te lo acabes vamos al hospital y me vas a contar quien es ese chico y porque narices te ha hecho eso, ¿de acuerdo?
                
-Va a ser una pérdida de tiempo...
                 
-¿De acuerdo? –volvió a preguntar Emilio. Joaquín asintió. Minutos mas tarde estaba, efectivamente, acabándose un bol gigantesco de comida  mientras Emilio, que ya había acabado el suyo, se preparaba para llevarle al hospital más cercano.


[....]

                 
-¿Lo ves? Te lo dije –refunfuñó Joaquín, abrazando sus rodillas en el asiento del copiloto –. ¿Qué nos han dicho? ¿Eh? Nada roto y hielo. Te lo dije. – Emilio suspiró, pero sonrió.
                  
-Me alegro de que nos dijeran eso. Háblame más sobre ese brabucon.

                   
-Roy  es un gilipollas con el que fui al instituto. No tengo ni puta idea de que mosca le ha picado, pero lleva mucho tiempo obsesionado conmigo, a pesar de que ni siquiera estudiamos la misma carrera. Esta mañana, mientras hablaba con Azul y sus amigos, se rió de mi diciendo que me había visto besándome contigo, lo que significaba que había desistido de liarme con tias y me había hecho marica. Yo le contesté que se llamaba pansexualidad y que al menos ligo con alguien, no como él. Estuvo todo el dia enfadado, y cuando intentaba ir a mi clase de psicología, le ví esperándome al lado de mi taquilla. Intenté evitarle yendo al baño y esperando un rato, pero se dio cuenta e intento tirar la puerta abajo. Rompió el pestillo y me dio una paliza. Fin. –Emilio asintió. A pesar de que Joaquin estaba enfadado, él mantenía la calma y el buen humor.                          
               
-Ya veo. ¿Quieres que pongamos una denuncia? Tenemos acta médica.

Sugar Master || EmiliacoDonde viven las historias. Descúbrelo ahora