-¿Último día?
-Último día.
-¿Me lo prometes?
-Te lo prometo.
-¿Con meñique?
-Con meñique –Emilio estrechó el meñique que Joaco le ofrecía, rodeándolo con su propio meñique. Joaquín sonrió. Con la otra mano acarició el pelo de Emilio.
-Esas promesas no se pueden romper.
-Lo sé, Joaco –. Le besó suavemente, sin soltar su meñique. Joaquín se separó un segundo y le dió un beso de esquimal. Emilio era tan alto que tenía que ponerse contra la pared y doblar las rodillas para poder besarle.
-Amo... –susurró –. Azul tiene una fiestecilla en su casa esta noche. Va alguna gente que llevo tiempo sin ver. ¿Te gustaría...?
-¿Ir contigo?–Emilio sonrió. Abrazó la cintura de Joaquín, pegándolo más a él – . Me encantaría.–Le besó de nuevo, sus labios en contacto con los de Joaquín. Una de sus manos bajó, agarrándole una nalga, y la otra se enredó entre sus pelo. Estaban muy cerca, con sus pelvis pegadas y sintiendo latir el corazón del otro sobre el suyo propio, hechos un amasijo. La mano de Emilio tal vez estaba yendo un poco lejos, acariciando el muslo interno de Joaquín y separándole las piernas.Joaquín notó como ambos estaban empezando a ponerse cachondos, como la excitación crecía poco a poco y el beso se iba haciendo más profundo. Y, con cuidado, se separó cuando sabía que estaba a punto de empalmarse.
-Amo... te quiero.
-Yo también, Joaco–le miró a los ojos, con sus pupilas reluciendo, lleno de cariño-. Último día.
-¿Me lo prometes?
-Te lo prometo. -Joaquín dudó unos instantes, pero preguntó. -¿Con meñique?-Emilio sonrió y le revolvió el pelo.
-Estás haciendo tiempo, Joaquín. Te veo después de clase. –Le empujó levemente, alejándole un poco de él. Mirando atrás cada pocos pasos para ver la majestuosa silueta de su novio, Joaquín entró en su universidad.[....]
Joaquín acarició la mano de Emilio, que reposaba sobre el cambio de marchas.
-Gracias por venir a esto conmigo.
-No hay de que. ¿Por qué no iba a venir? -contestó distraídamente él, mientras miraba por el retrovisor levantando la barbilla. Su mano se movió, cambiando a marcha atrás.
-Es que no te gustan las fiestas...
-No me gustan fiestas de gente trajeada e hipócrita.–. Echando un poco el coche hacia delante, lo dio por aparcado en paralelo. El agradable contacto entre sus manos se deshizo mientras salían del coche –. Además, me apetece conocer a tus amigos –añadió, justo antes de tocar el timbre. Azul les abrió la puerta enseguida. Una chica con una larga coleta negra apareció detrás de ella, con un vaso en la mano.
-¡Pero bueno! A este chico tan guapo yo le conozco... –Joaquin sonrió y le tendió la mano para estrechársela. Ella, en cambio, le abrazó con energía –. ¡Joaquín!- Él sonrió de nuevo, algo incómodo, notando como nada más acabar el abrazo, el brazo de Emilio le rodeaba la cintura.
-¿Verdad que sí? Me he conseguido al chico más guapo de todo México. –Le depositó un suave beso en la sien. Su tono parecía amigable, pero tenía un ronroneo por debajo, como una advertencia. A alguien que no conocía a Emilio le podía pasar desapercibido, pero no a Joaquín. El tono que estaba usando Emilio era peligroso, y solo significaba una cosa: aléjate de mi chico. Pero la chica no se dio cuenta, bamboleando su coleta de un lado a otro mientras hablaba.
-¡Casi no te reconozco! ¿Soy yo o estás más alto? ¿Y este chico quién es?–parloteaba sin cesar, preguntando pero sin dar tiempo a contestara sus preguntas. Joaquín se revolvió en brazos de Emilio, intentado contestar a alguna pregunta, pero la chica ya le había tendido una mano a Emilio antes de que el pudiera articular ni media palabra.

ESTÁS LEYENDO
Sugar Master || Emiliaco
FanfictionJoaquin Bondoni no resaltaba mucho. La gente que no era cercana a él solo sabían que era un chico pálido callado, un poco cascarrabias y apenas entraba a los veinticuatro. Sus amigos sabían que era fanáticos de los gatos, pansexual y que tenía un no...