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-¿Qué has hecho estas vacaciones? –preguntó Azul -. Intenté llamarte, pero no tenías cobertura.
                  
-Ah, lo siento. Es que estuve en Francia con Emi y simplemente suspendimos mi tarifa y usabamos su teléfono. Para ahorrar. –Azul le miró, con los ojos como platos.
                   
-¡¿Sigues con él?! –Joaquín asintió.

                   
-Sí. Tuvimos una conversación sobre lo que me dijiste, y lo resolvimos bien. Estamos bien.
                   
-De todas maneras, ¿qué pasa con Marcos? – Diego le dio un sorbo a su cerveza y se inclinó hacia delante, curioso –. La última vez que los vi, parecían una pareja muy feliz. ¿Por qué deberían haber cortado? -Azul ahora le miró a él, con sus ojos relampageando de furia.
                   
-¿No te has dado cuenta de cómo trata a Joaco?
                  
-Sí mira, Marcos... –Miró unos segundos arriba, como si estuviera rebuscando en su cabeza las palabras para expresar lo que quería decir –. Emilio es un tío muy serio y profesional.
                   
-Y varonil –añadió Joaquín.
                 
-Y varonil –le concedió Diego –, pero a lo que voy es que a veces puede ser frío, aunque sea simpático. Pero contigo... parece como que se olvida de toda su profesionalidad. Se relaja, por así decirlo. Yo estoy con él y no le noto tenso, pero cuando viene Joaco parece cómo si... No sé, como si relajara todo su cuerpo de repente. Y, durante unos segundos, solo tiene ojos para él. Y sus ojos, no sé cómo decirlo, se iluminan. Y cuando el se va, él respira hondo y notas como toda su frialdad profesional regresa a su cuerpo. Desde mi punto de vista, Emilio está enamorado. –Le dio otro sorbo a su bebida y miró al pequeño –. Está loco por ti, chaval. –Este sonrió, y apartó la mirada, avergonzado. Pero Azul bufó.
                 
-Pues desde mi punto de vista, le está manipulando. Por muy enamorado que esté.
                   
-Ah, ¿sí?
                  
-Sí.
                 
-Lo que tu digas, cariño. No quiero discutir. Pero a mí me parece que Joaquin debería seguir con él porque es algo que les hace felices a los dos. ¿No te parece que está muy animado cuando habla de él? Él también está enamorado. Y, si es cierto lo que dice de que lo hablaron, si hay buena comunicación no hay problema. – Ella le miró, con el ceño fruncido, y cambió de tema, aunque no pudo evitar las mil y una anécdotas graciosas que el menor tenía que contar de su estancia en Disneyland.
                   
-¿Te acercamos a casa, Joaco? –preguntó Diego mientras pagaba la cuenta de sus bebidas, después de reusarse a dejar a Joaquín pagar. Él negó con la cabeza. -
                  
-Emilio y yo vamos a cenar fuera, asi que me pasa a buscar.
                  
-¿A dónde van a comer? – Joaquín rió.
                  
-Supuestamente es una sorpresa. Pero sé que vamos al Roll&taco. –Diego le miró con curiosidad, dejandole espacio para seguir –. Es mi restaurante favorito, asi que siempre finjo sorprenderme cuando vamos. Emilio se decepciona mucho cuando una sorpresa no es sorpresa. Siempre sonríe mucho al ver que me encanta ese sitio. En el fondo, no me gusta tanto por la comida. O sea, la comida es genial, no me malinterpretes, pero lo que hace que sea mi restaurante favorito son los recuerdos. Es comida muy barata, casi comida rápida. Antes de entrar en la uni, cuando estaba trabajando para pagarla, iba ahí casi seis veces por semana. Una de mis primeras citas con el fue allí, porque quería pagar yo. Al dia anterior, Emilio me había llevado a un restaurante muy lujoso, de degustación, y me dio muchisima vergüenza invitarle a un sitio de comida rápida. Pero él estuvo tan feliz... Dijo que le encantaba verme comer a dos carrillos y con una sonrisa de oreja a oreja. La comida del Roll&taco me trae recuerdos de nuestras primeras citas, cuando estaba tan nervioso que acurrucarse conmigo era como abrazar a Pinocho, de lo rígido que estaba. Pero Emi siempre fue tan tierno conmigo... Siempre es tan tierno conmigo... Sabe que me relaja ir al Roll&taco, y cuando estoy estresado me lleva a comer y en casa se pone a trabajar conmigo en su regazo. Eso me relaja mucho, me enfado muy facilmente, y a veces soy distante con él, que es tan cariñoso... Se pone muy triste cuando estoy enfadado. Por eso me lleva al Roll... –Los ojos de Joaquín estaban iluminados, como si estuviera soñando, mirando a la nada. Sacudió la cabeza –. Perdón, he estado hablando sólo yo.                           
               
-No, no, no te disculpes. Está bien. ¿Vas al Roll&taco porque estás estresado?

Sugar Master || EmiliacoDonde viven las historias. Descúbrelo ahora