Maratón 3/3
-Que valiente eres, ¿eh, maricón? ¿Te gusta esconderte? –Se acercó a él, agarrándole del pelo y tirándole de encima del váter. Uno de sus tres amigos, detrás de él, se rió. Joaquín intentó levantarse, o escabullirse, pero Roy no lo permitió –. ¿Qué nota sacaste en el último examen? ¿Mh?
-Un nueve con siete –murmuró Joaquín.
-Te lo tienes muy creido, ¿no? ¿Qué ranking tienes en la clasificación de la facultad? ¿En base a tu media?
-Tengo una media de nueve con uno. Soy el tercer mejor estudiante... –Joaquín intentó levantarse mientras pronunciaba debilmente estas palabras. Pero Roy le pegó una patada en el estómago.
-Era retórico, pedazo de estúpido.
–¿Qué más esperar de un marica? –se rió otro del grupo de Royer por el fondo. Roy se rió.
-Tienes razón. Puto homo. –Otro del grupo le pegó otra patada a Joaquín, que ni había intentado moverse del suelo.
-No soy homosexual... –balbuceó Joaquín. Roy le miró.
-¿Qué dices?
-No soy homosexual. –repitió Joaquín –. Soy pansexual. Es diferente... –Roy se acuclilló a su lado, con unos ojos llenos de odio.
-¿Tengo pinta de que me importe una mierda que seas homosexual, pansexual o lo que seas? Eres repugnante. Eso eres. Un repulsivo marica arrogante con delirios de grandeza. – Joaquín sonrió, sin siquiera dignarse a mirarle.
-Deberías replantearte quién es el arrogante con delirios de grandeza. –Roy se levantó, despacio, y le pegó otra patada en el estómago. Joaquín notó un dolor que se extendió por todo su abdomen, pero no abrió la boca para quejarse.
-Tú tal vez deberías replantearte cuando mantener tu asquerosa boca cerrada. ¿Cuantas pollas han entrado ahi? Todos los maricas son unas putas baratas. - Joaquín no contestó –. Pero, en el fondo, todos, no son mas que unos cobardes afeminados. Solo con verlos besarse me dan ganas de vomitar. O de pegarles una paliza. Seguro que ese asqueroso novio tuyo se merece una paliza. -Joaquín giró la cabeza hacia él, levantándose un poco. No podía tocar a Emilio. Pero no podía físicamente llegar a tocarle; Emilio era cinturón negro en Taekwondo y Karate. Pero, ¿y si iban entre varios? ¿Y si hacían daño de verdad a su novio? Roy rió viendo el miedo en sus ojos. Le pegó otra patada, haciendo que cayera al suelo de nuevo.
-Sujétenle-ordenó a sus amigos. Estos obedecieron, poniéndole de rodillas y sujetando cada uno un brazo. Roy empezó a desabrocharse los pantalones –. Abre la boca, y ni se te ocurra morder. Si lo haces bien, no te haremos daño -ordenó de nuevo. Joaquín tragó saliva, pero obedeció. Podrían pegarle una paliza de verdad y romperle una costilla o algo. Cerró los ojos, moviéndose lentamente, guiado por la mano de Roy, que le agarraba del pelo. En el fondo, eso no era muy diferente que las sesiones. Excepto porque Roy era un hijo de puta que le estaba forzando. Quería llorar, pero su orgullo no se lo permitió. Roy era un hijo de puta. Él no quería hacerlo. Lo odiaba. Por eso, mientras se pegaba a él para que su semen se deslizase por su esófago, sin siquiera tocar su lengua, no le iba a dar el gusto de dejarle ver que le había hecho daño. Se apartó, y se soltó de los agarres de sus amigos.
-¿Me puedo ir ya? –pregunto, calmado. Su calma, lejos de humillar a Royer, solo le alentó.
-Oh, la putita quiere irse a casa... – comentó uno de los amigos. Parecía que eso les divertía más que asquearles.
-Con su novio querido, para hacerle lo mismo – rió otro. Joaquín se levantó, lentamente.-Si eso es todo, me voy... –Antes de que pudiera acabar la frase, Royer le había tirado al suelo de nuevo y estaba separando sus piernas.
-¿A dónde te crees que vas? Todavía no hemos acabado. –Joaquín, horririzado, pataleo y se dió la vuelta, intentando escapar, pero Roy seguía sujetándole.
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Sugar Master || Emiliaco
FanfictionJoaquin Bondoni no resaltaba mucho. La gente que no era cercana a él solo sabían que era un chico pálido callado, un poco cascarrabias y apenas entraba a los veinticuatro. Sus amigos sabían que era fanáticos de los gatos, pansexual y que tenía un no...