Día 1: Voz

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Alfa!Leona x Omega!Ruggie

Leona siempre se mostró cómo un desinteresado ante todo. Si algo le gustaba o no prefería guardárselo para sí, debido a que no quería que los demás se entrometieran o hicieran cosas que al final terminaría considerándolos repulsivos o vergonzosos.

Cómo Alfa y príncipe, era desagradable ver cómo la gente a su alrededor intentaba distintas formas de acercarse a él para obtener un beneficio, desde favores hasta intentos vagos para llamar su atención, todos y cada uno los ignoró y repudió.

Hasta que llegó Ruggie al dormitorio.

El pequeño omega-hiena no fue la excepción a esta clasificación de personas interesadas, pero lo que sí le sorprendió era lo descarado que solía ser para ese tipo de asuntos. Era honesto, pero entre esa honestidad también había osadía y picardía, una combinación con la que jamás se habían dirigido a él.

Y luego estaba su voz.

No era tan grandiosa, más bien tenía una pequeña entonación ronca pero suave a la vez que llamaba totalmente la atención de sus sensibles oídos de león. Sabe reconocer cuando el menor se reía de forma peculiar al tras haber hecho alguna travesura, o cuando lo buscaba para regañarlo por haber faltado a clases de nuevo o el simple hecho de hablar lo buscaba.

Esos pequeños detalles hacían que tuviera toda la atención sobre él Omega.

— Leona-san~ tienes que ir a clases. — canturreó Ruggie por cuarta vez en la mañana — Si sigues así repetirás el año.

— Quiero dormir — fue su respuesta mientras se volvía a acomodar en la cama.

— Puedes hacerlo en el receso pero ya se hace tarde ¡Levántate!

Ruggie no tenía la obligación de ir a su habitación, pero por puro capricho le había pedido que se volviera su despertador personal solo cómo excusa para escuchar sus voz en las mañanas. Obviamente esas acciones iban con intereses incluidos (madols) pero viniendo de una familia real esos detalles eran insignificantes en comparación para lo que recibía a cambio, que era la compañía y calidez del otro.

Mantuvo los ojos cerrados por un rato, escuchó un suspiro por parte de la hiena y sintió cómo iba de aquí y allá moviéndose alrededor de la cama.

—Leona-san ya me tengo que ir. —Comentó — Trata de asistir al segundo curso al menos—  un gruñido que lo atribuyó a una afirmación, fue la señal que necesitó para retirarse a su clase. — Me retiro, nos vemos después.

El click de la puerta y los pasos alejándose fueron suficientes para dejarle saber a Leona que se encontraba solo.

Cuando abrió los ojos, pudo ver qué su habitación había sido acomodada ¿Lo había hecho apenas entró? No podía creerlo, si solo escuchó como su escurridiza voz lo llamaba una y otra vez pidiéndole, de una forma más amable de lo usual, que se despertara.

Quizás se estaba dejando llevar mucho por ello, tanto que decidió atender las clases de ese día solo porque también se tomó las molestias de colocar su uniforme en el buro junto a su cama, lo cual fue un detalles increíble, sin mencionar que su tentador aroma quedó revoloteando por toda su habitación.

En este punto consideró darle una mejor recompensa por su labor, porque si eso implicaba este tipo de detalles y la satisfacción de escuchar su voz una vez más todos los días, lo haría.

Ah, también pensó en comprarle unos inhibidores, algo le decía que él muy idiota no sabe que entrará en celo pronto.

Omegacember [Twisted Wonderland]Donde viven las historias. Descúbrelo ahora