Capitulo 63: Solamente yo

175 9 11
                                    

Micaela: Solo para aclarar, ¿No hubo ningún deseo...?

Gabriela: No Micaela, no hubo deseo, collar mágico, artefacto maldito, intervención divina o alienígena, ni poción exageradamente difícil de hacer. ¿Capisci?

Sé que debía entender la gran curiosidad de mi amiga pero el haber escuchado estas mismas o parecidas preguntas tantas veces ya me había cansado por lo que tal vez me exalté un poco pero en vez de haber hecho sentir mal a Mica solo la escuché reírse un poco... Lo que irónicamente terminó por hacerme enojar a mi.

Micaela: Si... ¿Lo puedes repetir? Se escucha gracioso con tu voz...

Gabriela: Mejor sigamos contigo, ¿Algún chico te robó el corazón?

Micaela: No, ningún chico lo hizo.

Gabriela: ¿Oh entonces era una chica?

Micaela: Que no, no hubo nada...

Gabriela: ¿Por qué será que no te creo?

Micaela: Allá tú...

Gabriela: Bueno, ¿Al menos tenías amigos?

Micaela: Claro que tenía amigos... Jefferson, Naomi, Evelyn, Matías, Nayeli...

Gabriela: ¿Los extrañas?

Micaela: Mucho...

Gabriela: ¿A quien extrañas más de todos ellos?

Micaela: A Nayeli... Nos conocimos en la escuela hace un tiempo.

Gabriela: ¿Eran buenas amigas?

Micaela: Si... Muy buenas amigas.

Micaela podrá parecer una chica muy... Fría e indiferente pero la verdad es que tiene su lado sensible como todo el mundo y al escuchar cómo su voz se entrecortaba al recordar a su amiga, me hizo sentir mal por ella pero cuando estaba por decirle algo e intentar hacerla sentir mejor ella cambió de tema rápidamente evadiendo este sentimiento.

Micaela: Sigue con tu historia, está interesante...

Gabriela: De acuerdo...

Mi historia que fue algo larga nos sirvió a  ambas para mantenernos entretenidas, a Micaela le interesaba bastante escuchar los locos momentos que pasé al lado de todos mis amigos y también saber más sobre los cambios de mi rutina en los últimos meses.
Tras terminar nuestras bebidas poco después nos retiramos de la cafetería y seguimos con nuestro recorrido por la calle donde visitamos algunos lugares que le traían múltiples recuerdos a mi compañera, desde la escuela hasta las calles que solía recorrer de pequeña, fue un momento bastante nostálgico... Obviamente el tiempo pasó y llegó el fin de nuestro día por lo que siendo ya las 8 de la noche decidí acompañar a mi amiga hasta su casa.

Micaela: Oye, puedo pedirle a mi papá que te lleve y...

Gabriela: Gracias pero puedo ir sola, además deben estar ocupados con todo eso de la mudanza... No quiero molestar.

Micaela: No lo haces...

Gabriela: Sabes que no cambiaré de opinión.

Micaela: Entonces déjame acompañarte.

Gabriela: No, ya estás aquí y no necesito que me cuiden...

Micaela: Lo sé pero...

Gabriela: Ya no discutas, nos vemos luego ¿Bien?

Micaela: Ok... ¿Te doy mi número y me escribes cuando llegues?

Gabriela: Bien...

Esperé a que Micaela termine de guardar su número en mi celular y hecho esto me despedí de ella para ver cómo entraba a su casa y yo empecé a caminar por la calle viendo a algunas personas pasar centradas en lo suyo.
Tras largos minutos de caminata llegué a mi casa donde saludé a mi familia al entrar y subí hasta mi habitación para quitarme la ropa y ponerme la pijama antes de entrar en mi cama donde suspiré debido al cansancio, estando recostada le escribí a Micaela para que no se preocupara y segundos después sin darme cuenta me quedé dormida.

Vidas Cruzadas... (Pt. III)Donde viven las historias. Descúbrelo ahora