Capítulo II: Inglaterra

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Una tarde lluviosa y desoladora en el castillo se escuchaban los pasos acelerados de un General caminando por los corredores en dirección a la sala de juntas para rendir su informe. El frío que se sentía parecía invernal a pesar de todavía ser otoño. Los rayos caían tan estruendosos que asustarían a cualquiera, aunque la lluvia es normal en Inglaterra, ese día no era para nada regular.

El General llevaba su uniforme impecable y sostenía firmemente un sobre cerrado y sellado, su expresión era más sería que nunca y se notaba en su rostro una gran culpa. Llegando a la puerta tomó un respiro antes de tocar para entrar, se sentía profundamente nervioso, pero no podía olvidar su posición, recuperando la compostura entró al cuarto y se dirigió a la única persona ahí presente. El cuarto tenía la luz apagada y la poca luz natural que llegaba era emitida por los truenos de afuera. Esta persona era casi imperceptible, pero el General reconocía perfectamente la voz pese a no poder ver su rostro.

—Todo va saliendo conforme a lo planeado —informó el General mientras le entregaba el sobre—. Hemos logrado encontrar y canalizar a todos los especímenes a Corona.

—Excelente. ¿Cómo va la chica?

—El progreso es lento, sus poderes siguen siendo inestables, pero las pruebas revelan que posee el Genoma 13 que buscábamos.

—Si todo sale conforme a lo planeado pronto podremos encontrar la cura. Sin embargo, si eso no es suficiente tenemos que completar el plan de emergencia. Manda a todos los sujetos de prueba a buscar los manuscritos. 

—¿Esta segura de querer intentarlo? —preguntó el General con un tono respetuoso. 

—Créeme que tampoco me siento convencida al respecto. Jamas he creído en estas cosas, pero si es algo que podrá traerla de vuelta será mi último salto de fe. Gran parte de su investigación esta escrita en este libro.

—¿Todavía no ha logrado encontrar la otra mitad?

—No... —respondió desanimada y tras un gran suspiro continuó. — En fin, tu deber es seguir mis ordenes, no quiero más preguntas. Entrenen a esos chicos y conviértanlos en herramientas útiles para mi. Tienen que conseguir esos manuscritos.

—Como ordene majestad —respondió el general haciendo una reverencia.


En el cielo se escuchó un gran trueno caer iluminando el rostro de aquella mujer. Tenía grandes ojeras y los ojos hinchados, había pasado largas noches sin dormir y en agonía, tras haber llorado tanto no le quedaban lágrimas para derramar, pero el dolor prevalecía.

Aquel día, ese mismo día, años atrás, hubiese representado un día lleno de alegría en su vida, pero ahora estaba sola, sintiendo todo el peso del mundo caer sobre sus hombros. 

¿Algún día sería capaz de recuperar aquello que perdió? 

Era algo que ella misma se cuestionaba todos los día mientras buscaba una solución.

Genoma 13Donde viven las historias. Descúbrelo ahora