Capítulo XV

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Habían salido tan de prisa que Mau no había alcanzado a despedirse de Aitana, las palabras de Jake de la noche anterior seguían haciendo eco en su mente. A él verdaderamente le gustaba Aitana, pero Jake tenía razón en que no había sido del todo honesto con ella. A pesar de que todo había comenzado con esa apuesta sus sentimientos por ella eran reales, pero si ella se enteraba temía que se volviera a aislar de todos y no volvería a confiar en él.

Mauricio estaba perdido en sus pensamientos, agobiado y a la vez se sentía agotado tras la abertura de los portales, que de no ser que iba con Raymundo podría haberse quedado descansando al momento de cruzar el portal. Llevaban ya diez minutos caminando y seguían perdidos entre la jungla australiana.

Raymundo era un hombre rudo y difícil de tratar, pero tenía también su lado paternal al tener dos hijos. Si bien no sabía lo que le preocupaba o si solo era cansancio no podía solo quedarse ahí forzándolo a caminar en silencio.

—¿Quieres que nos sentemos a descansar? —dijo Raymundo—. Te ves algo pálido.

—No, estoy bien —contestó Mauricio que acabando de recitar esas palabras tropezó con la raíz de un árbol cayendo de cara contra el piso.

Raymundo lo ayudo a levantarse y se sentaron en unos troncos a comer unas barras energéticas. Mauricio apenas había comenzado a morder la suya cuando Raymundo ya iba por la segunda. Mauricio continuaba angustiado por sus pensamientos y a Ray parecía molestarle tanto silencio.

—Sabes —dijo Ray aún masticando—. Somos amigos, si algo te angustia solo dilo y te ayudare a resolverlo.

Sus palabras sorprendieron a Mau, en realidad también lo hicieron tomar confianza para preguntarle sobre su situación, aunque Mau realmente no estaba muy dispuesto a entrar en detalles.

—¿Se trata de Aitana no es cierto? —Continuó Ray.

Mauricio únicamente se limitó a asentir con la cabeza, tragó el bocado que tenía en la boca y apretó fuertemente su barra antes de contestar.

—Ray... tu eres un hombre casado ¿Alguna vez le guardaste un secreto a tu esposa? —preguntó Mau sin saber exactamente qlo ué estaba preguntando.

—Se que quizás no lo parezca, pero antes yo era un delincuente y no cualquiera, uno de los más buscados de Brasil. —Ray miró al cielo y continuó—. A veces la vida te pone en circunstancias en las que tienes que tomar elecciones difíciles. Te contaré sobre mi antes de contestar a tu pregunta. Todo comenzó cuando yo era un niño de 8 años, mi familia era muy pobre, desde que tengo memoria mi papá estuvo en prisión por diversos cargos incluyendo el asesinato de mi madre. Fui criado por un tío alcohólico junto con mi hermano en Sao Paolo en el barrio más peligroso de la ciudad y aprendí lo que cualquiera que quiere sobrevivir ahí tiene que aprender, a esa corta edad aprendí a pelear, a utilizar un cuchillo, a robar, en fin... varias cosas que ningún niño debería conocer. Mi hermano y yo crecimos así, en un mundo inclemente sin conocer el amor, mi hermano era 6 años mayor que yo y tras unos años de mala vida se fue enredando con gente con la que jamás debimos involucrarnos. Mi hermano entro a ese grupo llamado "Las Cobras del Atlántico" un grupo de crimen organizado y terrorismo y ... —Ray se jaló la playera del cuello revelando el tatuaje de su pecho, tenía ilustrado un ancla con un esqueleto siendo envueltos por una serpiente—. Yo me uní también al cumplir 14. El estar ahí nos permitía generar dinero y el grupo se convirtió en nuestra nueva familia. Mi tío murió de un paro cardiaco dos años después, mi custodia pasó a ser de mi hermano, en ese momento él, junto con el grupo, pasaron a ser mi única familia. Cometí toda clase de crímenes hasta que conocí a Marlene. Mi misión era simple, su familia era rica y yo tenía que ganarme la confianza de su padre para después traicionarlos, yo era su chofer, me hice llamar Emiliano y todo marchaba conforme al plan, pero algo salió mal y eso es que enamoré. Para alguien que no conocía el amor todo lo que ella me hacía sentir era nuevo y mágico, ella se enamoró de mi sin importarle quien era ni de dónde venía, yo le mentí todo ese tiempo hasta que.... —Ray juntó sus manos y su mirada descendió al suelo—. Bueno... pasó el plazo y yo seguía dando largas a la organización, traté de arreglar mi vida, de cambiar, Marlene se embarazó de mi hijo Fabian y su familia accedió a dejarnos casar, pero uno no puede borrar su pasado así de fácil. Una vez que eres parte de una pandilla, especialmente de ese estilo, es más sencilla la muerte a que te dejen ir tranquilamente. Trate de buscar la ayuda de mi hermano, explicarle la situación, parecía que me ayudaría, incluso fue mi padrino en mi boda, ese fue el día más feliz de mi vida seguido del más trágico. Perdí contacto con mi hermano por semanas, hasta que un día se presentó en la casa de los padres de Marlene, nosotros íbamos a visitarlos con frecuencia, por suerte llegamos a tiempo. Escuchamos gritos y cosas romperse, le pedí a Marlene que se quedara con Fabián afuera, nuestro bebé tenía apenas 3 meses, pero no me escuchó, entró atrás de mí.  Me rompió el corazón ver a mi hermano amenazando a mi nueva familia, siempre habíamos estado el uno para el otro y jamás pensé que pudiera sentir envidia de mí. Al verme trató de herirme con un puñal, estaba medio borracho y se veía distinto a lo usual, además de que desconozco como había perdido el ojo izquierdo y llevaba puesto un parche. Forcejeamos y cuando cayó al piso alcanzó a ver a Marlene, mi hermano siempre había sido mi aliado jamás me imaginé que ese día les diría toda la verdad, quien realmente era y que era parte de Las Cobras. Yo pensé que jamás podría volver a ver a Marlene y mucho menos a Fabián, toda su familia estaba en shock y mientras trataba de justificar mis actos mi hermano aprovechó para sacar una pistola y apuntarle a mis suegros. No lo pensé dos veces, me abalancé contra él, pero jaló el gatillo. La familia de Marlene estaba intacta por suerte, pero cuando volteé bajo de mi era mi hermano el que estaba destilando sangre. Murió rápido, los vecinos llamaron a la policía y a mí me arrestaron. Ese día perdí todo lo que amaba, o al menos eso creí. Si bien mi hermano había muerto, los padres de Marlene pagaron mi fianza, estaban agradecidos de lo que los salvara pese a mis mentiras, pero sabían bien que yo amaba a su hija más que nadie en el mundo. Marlene estuvo dispuesta a perdonarme, dijo que, aunque al principio no quería saber nada de mí y que quería que me quedara en la cárcel, ella me amaba y después de un tiempo había comprendido que si yo había cambiado era porque la amaba. Después de eso le conté gran parte de la verdad y al saber que ella y Fabián eran mi única familia prometió jamás dejarme solo ya que ella era la única que conocía mi lado frágil. No cualquiera aceptaría a un criminal como lo hizo mi esposa, no solo me dio una familia, me hizo volver a creer en el amor y cambiar mi destino. Cuando me reclutaron para venir aquí la única condición que puse fue traer conmigo a mi familia, yo soy quien soy hoy gracias a ellos y aunque las negociaciones no fueron fáciles logre mantenernos unidos y por primera vez en mi vida he logrado ganarme la vida de manera honesta, o al menos eso quiero creer. —Sus labios contornearon una ligera sonrisa de alegría y alivio, se detuvo un instante, volteó a ver a Mau a los ojos y continuó—.  A lo que voy con esto es que a veces no decimos la verdad por miedo y eso no es malo, puede que en el momento que se revele la verdad haya un gran desconcierto y piensen en jamás perdonarte, pero si lo estas ocultando debe ser por una buena razón. Del grupo soy el que menos ha aceptado a Aitana, pero eso es porque reconozco la culpa y el dolor de su mirada, yo solía ser como ella, desconozco lo que ella oculta, pero si algo puedo decirte es que es una chica fuerte que podrá perdonar lo que estés ocultándole especialmente porque ella también tiene sus secretos.

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