Capítulo XXXII

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El par de ninjas que habían atacado al equipo de Corona en las Rocas de Adrspach-Teplice regresaron a su base secreta en una isla perdida de Asia. Uno de los dos se veía verdaderamente alterado.

—Necesito hablar con el Maestro —dijo desesperado en cuanto llegaron buscándolo de prisa.

Buscó por la base hasta que llegó a un cuarto que parecía una antigua sala de té donde el Maestro estaba con Sun Hee bebiendo té y discutiendo sus planes.

El ninja llegó y se acercó irrespetuosamente.

—Veo que regresaste y no conseguiste el manuscrito —dijo el Maestro al verlo.

—La misión se complicó, apareció el equipo de Corona y el nuevo fue muy imprudente, por él hubo un herido. —Reclamó.

—Ya veo... Xiao Ran necesita más entrenamiento antes de volver a salir al campo de batalla —dijo el Maestro bebiendo de su té—. La Reina va más rápido de lo esperado... Se que no es sencillo, te he entrenado para salvar el mundo de la manera más pacífica posible, pero como líder de la Dikang hay cosas como esta con las que tenemos que cargar por un bien mayor. Los planes no siempre salen como nos gustaría. Y tú lo sabes bien Ryoma. Cuando todo esto termine corregiremos todos los daños causados, incluso este.

El chico se quitó el pasamontaña revelando su rostro, se sentó más calmado frente al Maestro.

—Ordené retirarnos tras causar ese lío, hice que Xiao Ran parara y escapamos, no conseguimos el manuscrito por mi incompetencia —dijo angustiado.

—Yo te nombré líder porque confío plenamente en tu potencial. Cometiste un error, pero aún tenemos la reliquia del fénix. Las cosas se acomodarán poco a poco. Sun Hee está a punto de terminar de transcribir el hechizo de invocación inscrito en la reliquia.

—¿Ya no necesitaremos el manuscrito?

—El manuscrito es importante, pero no te preocupes, parece ser que no es necesario para la invocación.

—Maestro, ahora que alerté a los americanos sobre nuestra existencia...

—No te preocupes, aún no sabemos qué efecto pueda causar, lo bueno es que no conocen tu identidad. Esperemos a ver el desenlace que esto tenga. —Concluyó el Maestro.

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