Capítulo XXXVI

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Jake había logrado encontrar una pista del paradero de Aitana, tras varias semanas de incesante búsqueda los satélites al fin habían encontrado rastros de teletransportación que no habían sido emitidos por Mauricio, la señal provenía de un pueblo de Baja California, México. Jake, al verlo, se emocionó tanto que corrió a informarle las buenas noticias a sus amigos. Emma, Jake y Dan corrieron a preparar sus cosas, el equipo estaba listo para partir, pero el General les negó la petición. Los superiores habían decidido mandar a su equipo elite y al encontrar a Aitana la llevarían de regreso a Inglaterra para definir ahí su sentencia tras haber escapado.




Ese día Diego y Aitana regresaban de comprar comida, llevaban cargando las bolsas mientras platicaban sobre el plan de Aitana.

—¿Estas segura de querer hacerlo? —preguntó Diego preocupado.

—Creo que, aunque sea arriesgado, no tengo muchas opciones —decía Aitana.

—Estuvimos pensando en varias cosas, aunque detesto la idea, supongo que es lo que has decidido.

—Si, si alguien destruirá el mundo es mejor que sea yo. ¿No crees?

Ambos rieron y continuaron su camino a punto de llegar a la casa vieron que había alguien acercándose a ellos. Aitana y Diego voltearon y la cara de Aitana empalideció, parecía haber visto a un fantasma, aunque en su caso para ella lo era, era Clark, no, Varian.

—Es hora de llevarte a casa —dijo Varian.

—Tu.... —dijo Aitana dejando caer las bolsas.

—Es el de tu historia. ¿No es así? —dijo Diego al analizar que encajaba en la descripción.

—Si...—Confirmó Aitana sin quitarle los ojos de encima.

Detrás de Varian se veía que caminaba una docena de militares. No había escapatoria, sabía que no dudarían en dispararles si ponía resistencia.

—¡Corre! —dijo Aitana—. A la que quieren es a mí.

—¿Qué harás tu?

—No te preocupes por mí, te mandaré a un lugar seguro, corre.

Diego comenzó a correr alejándose de ellos, los soldados lo dejaron ir; Aitana se quedó frente a Varian contando hasta 100, cuando los militares le apuntaron, ella levantó las manos en señal de rendición, pero cuando terminó de contar, lanzó una ventisca helada, no le hizo daño a Varian, pero congeló las armas y botas de los soldados imposibilitándoles el movimiento.

—Será más fácil si cooperas —dijo Varian extendiéndole la mano.

—Lo siento, pero tengo un lugar al que debo ir.

Aitana salió corriendo y abrió dos portales, uno frente a Diego que aún alcanzaba a ver a la distancia y uno para ella. Los cerró de inmediato tras cruzar.

Diego alcanzó a ver el portal antes de atravesarlo y al cruzarlo se dio cuenta de lo que acababa de pasar y al fin creyó en la historia de Aitana. Acababa de cruzar un portal y se encontraba ahora en Rusia.

—Así que era verdad. —Pensó mientras contemplaba la belleza de Moscú—. Gracias, a David le hubiera encantado estar aquí.

Aitana había saltado al lugar donde llevaría a cabo su plan, Nápoles, era mucho antes de lo que había planeado con Diego, pero estaba lista y decidida a lo que haría. Caminó por la ciudad destruida por el Vesubio, era como decían las noticias, el lugar era la nueva Pompeya y al mismo tiempo le recordaba tanto a lo que le había hecho ella misma a su ciudad natal, sin embargo, había algo en todo eso que le generaba paz, sabía que pronto acabaría con todo y estaba conforme con eso.

Aitana llegó al castillo, completamente destruido, entró y caminó por las ruinas, al llegar a lo que solía ser la sala del trono uso sus poderes para reparar no solo la sala, el castillo completo regresó a su antigua majestuosidad. Después hizo un trono de hielo y se sentó en el sacando su libreta y comenzó a escribir en ella con una sonrisa fingida.

—Yo no soy la heroína de esta historia, pero seré la causa por la que la Reina pierda —dijo decidida.

Tras terminar de escribir cerró la libreta, la guardó en su bolsillo y recorrió el castillo hasta encontrar restos de lava petrificada en donde no había restaurado, tocó la roca, se quedó pensando un momento mientras intentaba conectarse con aquellos restos sin modificar su estado.

—Si mi teoría es correcta podría llegar a Yellowstone desde aquí, no, a cualquier volcán del mundo, pero aún tengo que pensar en que hacer respecto a Varian.

Giró la cabeza para voltear a ver la hermosa panorámica del Vesubio.

—Puedo lograrlo.

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