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—Eso se ve asqueroso —Blaise contiene una arcada en su dirección. Su mano cubriendo su nariz y alejándose un par de sitios para poder desayunar con tranquilidad.

Theo sabe que se refiere a la sangre en general, no es bueno soportando su olor y siempre hace aquellos comentarios cuando ve a algún vampiro alimentarse. Pero no es algo que pueda cambiar, es algo que tiene que estar incluido en su alimentación.

—No recuerdo haberte preguntado —es lo único que dice antes de llevarse la copa a la boca, bebiendo largos tragos de esta.

Se sentía bien tener sangre en su boca luego de tantas horas. Estaba tan sediento.

—Debo estar acuerdo, eso huele asqueroso y me encanta la sangre —Draco hace una mueca en su dirección, llevando a sus labios su propia copa llena de sangre, sangre humana.

—No es mala —defiende con simpleza, no pudiendo añadir algo más. Los argumentos se acabaron luego de las primeras semanas, ya no había nada más que pudiera decir que sus amigos no hubieran contrarrestado antes.

Y Salazar sabe cuánto odia dar argumentos vacíos.

—Pero no es buena —completa por él, siendo rápidamente apoyado por Daphne, quien deja un poco su platica con su novia pelirroja para unirse a la suya.

—Intentar no puede matar lo que ya está muerto.

—La sangre humana está sobrevalorada —se atreve a decir, causando un par de risas en los vampiros que alcanzaron a escucharle.

Para ellos era ridículo que Theo se siguiera resistiendo, ningún vampiro duraba demasiado, era casi una apuesta cuanto seguiría de aquella manera.

—Siempre que creo que puedo dejar de escuchar cosas estúpidas, entonces Theodore llega y me sorprende —Adrian silba, olfateando su cuenco de sangre.

—Graciosos —murmura por lo bajo, rellenando un par de veces más su copa para acompañar su desayuno.

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Pociones era probablemente una de las clases favoritas de Theo, un camino fácil, tranquilo y dónde podía relajarse.

Claro, no es que pueda relajarse demasiado al siempre tener que compartir clase con los Gryffindor. Y no le mal entiendan, no le caían mal los chicos de esta casa, sin embargo eran un peligro cerca de un caldero.

Los gryffindors eran un peligro normalmente.

Longbottom siempre terminaba derramando líquidos, o haciendo pociones tóxicas, terminando la mayoría de los días en enfermería.
El chico Finnigan de alguna manera conseguía que todo lo que tocara explotara, era común verle sin cejas o dejándole el trabajo a alguien más.
Potter no era malo y podía sacar buenas pociones la mayoría de las veces, eso siempre y cuando no hiciera equipo con Weasley, porque ambos juntos eran todo menos trabajadores eficientes.

En pocas palabras siempre había una nueva sorpresa.

Sigue sorprendiéndole que Snape no haya querido renunciar aún.

—Harry —la voz del pelirrojo interrumpe la clase y atrae miradas de los estudiantes hacia ellos ante el llamado. Las reacciones son inmediatas ante la escena.

Sobre la mesa frente a ellos delgadas gotas de sangre comienzan a caer provenientes de la herida a lo largo del dedo del ojiverde.

El corazón ya muerto de Theo se siente latir por un momento.

Olía... delicioso.

El toque dulzón que normalmente poseía el chico mezclado con el olor de su sangre. Olía demasiado bien. Theo podía sentir una corriente atravesar su espalda, su boca haciéndose agua y sus colmillos raspando su labio inferior.

Muerde su propia lengua para intentar ocultarlos nuevamente.

—Muy conveniente señor Potter, cortarse cuando hay un grupo de vampiros junto a usted —Snape se burla, caminando sin embargo hacia el chico, con su varita en mano para curarle.

No es totalmente disimulada la mirada que le lanza a los presentes de la especie mencionada, una clara advertencia de no acercarse a menos que quieran salir gravemente heridos.

—No es como si fuera algo que hubiera planeado —Potter se queja por lo bajo, encogiéndose ligeramente ante la forma de olfatear de Adrian, quien se encuentra tras el.

Theo frunce el entrecejo, intentando adivinar si el chico sufría algún dolor o algo por el estilo. Draco por su parte golpea la cabeza de Adrián para evitar que siga olfateando.

El profesor normalmente serio simplemente niega, con todo el cariño que puede imprimir en su rostro sin perder la seriedad y el título de profesor, pero manteniendo el título de padrastro.

El ojiverde relame sus labios y Theo repentinamente ignora todo lo que sucede a su alrededor, concentrado en el latir rápido y fuerte del corazón del chico, la sangre cayendo con suavidad y la mirada levemente brillante de este.

Era... atrayente.

Daphne a su lado toma su brazo de forma firme, dando un fuerte apretón que logra causar un pequeño cosquilleo más no dolor, trayéndole devuelta con dicha acción.

Theo entonces recordó porque había reaccionado así a la sangre del chico en primer lugar.

Si bien su alimentación le hacía más susceptible a la sangre fresca. Suponía que al estar aún tibia, de una herida abierta esto se intensificaba, tomando en cuenta que no se sentía de aquella manera cuando sus amigos comían.

Snape finalmente termina de curar el dedo del chico, limpiando la herida y retrocediendo, una clara reprimenda impresa en su rostro.

Y el joven le devuelve otra, una pequeña disculpa con algo que parecía ser un "no le diga a mi madre"

La clase continua con normalidad, casi como si no hubiera sucedido nada. Todos tranquilos porque cada uno de los estudiantes vampiros hubiera desayunado pocas horas atrás.

Pero Theo, con aquel peculiar olor habiendo causado estragos escucha, escucha el latir del corazón del chico más fuerte que nunca, observa el ligero salto de sus venas, puede olerlo, casi saborearlo.

Comúnmente el olor del chico siempre estaba presente, siendo fuerte en sus sentidos, pero en ese momento era diferente, se sentía diferente.

—Theo —la rubia a su lado llama entre dientes, atrayendo su atención de inmediato.

—Coloca las hojas ahora, luego mezclamos por un par de minutos hasta que hierva —indica monótonamente, casi como si no hubiera sido atrapado apreciando la vena en el cuello del ojiverde.

Pero Daphne era todo menos estúpida, así que sigue la indicación y se acerca a su lado de forma disimulada, intentando no atraer la atención de nadie.

—Saliendo de aquí irás a beber algo —no es una petición o una sugerencia, es una orden. Y aunque Theo odia que le ordenen sabe que tiene razón.

—Creo que necesito ir a cazar —musita por lo bajo, pero la chica simplemente niega, con un deje de preocupación.

—Necesitas sangre humana —su voz es firme y no está para reclamos.

Theo sabe que tiene razón.

Así tenga un excelente autocontrol, hasta el más fuerte y resistente puede quebrarse algún día.

Y si bien sus amigos suelen molestarlo por su alimentación sabe que todos temen lo mismo.
Que finalmente se quiebre y drene hasta la muerte a alguien.

—Solo necesito relajarme —es su única respuesta, y para su suerte la rubia deja de insistir.

Theo primero moriría antes que permitirse drenar a alguien.

A Little Blood.Donde viven las historias. Descúbrelo ahora