03.

2.5K 356 18
                                    

Hambre, eso era lo que Theo sentía el sábado por la noche. Aunque siendo sincero consigo mismo toda esa semana había sido un sufrimiento para él.

Los latidos de corazón, el olor, se sentía morir cada que debía compartir clase con el niño Potter.
Si hubiera sabido que aquello sucedería, definitivamente no habría ido a clases aquel día del accidente.

Nunca le había pasado, Theo cree se debe a que ha llegado a su maduración vampirica y sigue sin alimentarse de sangre humana. Probablemente estaba sensible y tener a fuentes de sangre tan cerca le mantenía nervioso todo el tiempo.

Ojalá tuviera a alguien a quien cuestionarle sobre aquello, porque sentía que se volvería loco de no solucionarlo.

—¿A dónde crees que vas? —una voz llama tras él y debe abstenerse a rodar los ojos cuando la distingue.

—Necesito salir a cazar, tengo permiso del profesor Snape —se gira con lentitud, mostrando la nota en su mano.

Filch ni siquiera se acerca a leer, haciendo un rápido movimiento de mano, despidiéndole. Pareciendo reacio a tratar con un vampiro hambriento cuando no tenía magia para defenderse.

Movimiento inteligente. Aunque Theo ni muriéndose de hambre se alimentaría de él.

El bosque prohibido no es que sea un gran lugar para cazar, habiendo un gran hueco de criaturas disponibles para consumo. Aunque no es que sea muy quisquilloso con las opciones, sin ganas de mentir la sangre de animales era insípida y no cambiaba mucho entre especies. Así que se conforma con lo que encuentra.

Aún así, disfruta de cazar. Corre hasta que siente que ha liberado el estrés acumulado, alimentándose un poco pero disfrutando en demasía atemorizar a las criaturas que residen ahí.

Debe aceptarlo, se siente mejor, un poco más tranquilo. Pasan un par de horas antes de que decida regresar.

Los pasillos están vacíos a esa hora. El toque de queda lleva tiempo puesto en marcha, así que no se preocupa verdaderamente por lo que suceda a su alrededor. O no lo hacía hasta que se dio cuenta.

La combinación dulzona impregna sus sentidos, confundiéndole.

Potter no estaba allí, era extraño, podía sentir su peculiar aroma. Y Theo sabía que no podía equivocarse.

Repentinamente se detiene, dando un paso hacia la derecha para inspeccionar el lugar, hay movimiento, puede sentirlo, y cuando da un paso hacia la derecha de forma abrupta lo encuentra.

—Auch —es lo único que se escucha por un momento y Theo casi no evita el saltar, ahí estaba.

—¿Que..?

— Lo siento —Theo no necesita más de dos segundos para descubrir que sucedía.

—¿Potter? —llama, y solo entonces el chico retira la capa de encima de él. El de ojos verdes luce avergonzado mientras lo esquiva para continuar con su camino. Theo sin embargo interrumpe su perfecta huida—. Hay toque de queda —le recuerda, logrando que el chico se detenga y le mire.

—Podría decirte lo mismo —les señala con su dedo índice, claramente divertido.

—Vengo de cazar —se excusa y el contrario simplemente resopla.

—Vengo de las cocinas, ambos salimos por comida, ¿no merecemos igualdad de condición? —sonríe, y Theo sabe que no vale la pena discutir con el chico, sin embargo continua.

—De no alimentarme podría morderte a ti y a todo el que se me cruzara enfrente —argumenta, se da cuenta que el chico no lo toma con la gravedad que merece cuando ríe.

A Little Blood.Donde viven las historias. Descúbrelo ahora