17.

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Es como si ya tuvieran una rutina, Theo no lo había notado anteriormente, pero ahora mismo puede darse cuenta de que Harry siempre hacía lo mismo cuando llegaba.

Saludaba, y se dirigía a ese escritorio para sentarse sobre él antes de comenzar a hablar sobre cualquier cosa.

En esta ocasión quiere algo diferente.

—No ahí —le detiene antes de que se impulse para sentarse. Tomando su mano para tirar de él en la dirección opuesta.

—¿Eh? —el ojiverde le mira mientras es jalado, su rostro confundido pero sin resistirse.

Theo lo detiene frente a él mientras toma asiento en la silla que ha transfigurado con anterioridad.

No puede creer que esté haciendo esto.

—Siéntate aquí —palmea sus muslos, intentando no ser descarado.

Harry enrojece hasta las orejas apenas entiende la posición que ha sugerido y mientras le ve dudar avergonzado no puede evitar rogar no estar pidiendo demasiado.

Si Harry le dice que no será un no y no volverá a intentar algo como eso. La negación entrará en su cabeza y sabrá que ha sobrepasado un límite.

Pero no dice que no. Ese es el problema, que Harry no se niega.

En cambio da el par de pasos que le faltaban y pasa lentamente una pierna sobre él antes de colocar la otra y terminar de sentarse sobre sus piernas.

Relamiendo sus labios coloca sus manos en la cintura ajena, acercándole hasta que sus pechos están juntos, todo su cuerpo está junto al de él sin espacio que los separe.

No podría encantarle mas. Así quiere tenerle siempre, junto a él.

—Esto es nuevo —Harry murmura mientras Theo se encarga de mover su camiseta de pijama para tener mejor alcance.

Es una mala idea, lo sabe perfectamente.

—Si algo te molesta no dudes en alejarme con magia o un buen golpe, no importa —pide, no sabiendo que tanto podría controlarse teniendo a Harry sobre él.

Tiene que controlarse.

—No me asustas —sonríe, pero Theo puede notar cierto nerviosismo en sus facciones y en la forma que se remueve.

—Estas nervioso —señala, entre divertido y preocupado.

Realmente no quiere hacer nada que incomode a Harry, no se lo perdonaría a sí mismo.

—Si, pero no porque me asustes.

—¿Entonces por qué?

—Si te lo digo te asustaras tu —el vampiro bufa ante sus palabras, incrédulo.

No pregunta más. Nunca sabe que saldrá de la boca de ese chico tan bonito que tiene sobre sus piernas.

—¿Qué hiciste esta tarde? —pregunta, diciéndose a sí mismo que es más para hacer plática y no porque realmente le interese lo que pase en la vida del ojiverde.

Mientras espera una respuesta se inclina para lamer un poco el área, más por gusto que por necesidad.

—Salí con Draco, fuimos a-

Theo sonríe contra la piel del chico, le gustaba mucho hacerle callar con su boca. Que se tenga que detener a sí mismo—. ¿Fueron a que? —pregunta, burlándose.

—Fuimos a un juego de quiddich, mis papás nos llevaron —su voz sale rápida, palabras atropelladas. Como si quisiera apresurarse para que no le pase lo mismo.

—¿Con este clima?

Sus manos comienzan a moverse sobre los muslos de Harry, como suele hacer normalmente. La diferencia es que en esta ocasión, al tenerlo sobre sus piernas puede sentir mejor sus reacciones, como se remueve ante el toque.

¿Por qué no había intentado tenerlo así antes?

—Si... no es mhm —el ojiverde retrocede apenas el sonido abandona sus labios, mirándolo mal—, no juegues conmigo.

—No estoy haciendo nada —es más fácil hacerse el tonto, principalmente porque Harry le mira de esa forma molesta cuando lo hace.

—Siempre que haces eso terminas haciéndome marcas, no lo hagas.

Theo suspira, aceptando la petición—. Bien, te morderé ahora —avisa, dejando salir sus colmillos y mirando al chico sobre sus piernas.

Harry asiente, ladeando su cabeza y cerrando sus ojos. Tan dispuesto que no puede soportarlo.

Cuando hunde sus dientes le aprieta aún más contra su cuerpo. Siente que es un error hacerlo casi al instante. Tiene que controlarse, no puede tener una maldita ereccion con Harry sentado sobre él, le incomodaría y seria vergonzoso incluso para él. Lo sabe, pero no puede evitar amasar los muslos del chico con cierta ansiedad.

No tolera no poder tocar su piel directamente, no poder tocarlo más. Duele tener que contenerse tanto.

Le gusta la sangre de Harry, tiene un sabor delicioso y le hace sentir satisfecho en cuestión de hambre. Pero muy a su pesar debe admitir que beber de él ha pasado a un segundo plano en cada encuentro.

Y no le gusta, lo odia en realidad. No soporta la ansiedad que siente todo el tiempo que está lejos de él.

Retira sus colmillos con cuidado, comenzando a lamer la herida para cerrarla y evitar cualquier molestia en el ojiverde. Una de sus manos permanece en el muslo del ojiverde, mientras la otra se escabulle dentro de su camiseta para acariciar su cintura, sintiéndole temblar levemente ante su toque.

¿Por qué tiene la piel tan suave y sensible? No es justo para él.

—¿Estas bien? —pregunta alejándose un poco, observando el rostro sonrojado y los labios rojos del contrario. Luce como si hubiera sido besado hasta hacerle doler los labios.

¿Así luciría realmente si eso pasara? Podría intentarlo, besarlo hasta arrancarle el aliento y morderle tan mal los labios que le dolerían al terminar.

Merlín, él quiere hacer tantas cosas imposibles.

—Si —le escucha murmurar, con aquel tono adormilado que usualmente tiene luego de darle de beber.

No entiende si toma demasiado o cual es el problema, no debería cansarlo tanto.

—¿Por qué siempre terminas tan cansado?

Harry bufa, dejando caer la cabeza sobre su hombro–. Siempre nos vemos tarde, después de clases y haber entrenado, ¿por qué no podemos comenzar a reunirnos más temprano?

—¿Quieres que nos veamos más temprano? —se siente como un idiota ante su pregunta, eso ha dicho, no hay razón para repetirlo.

—Es una sugerencia, no es lindo luchar con mantenerme despierto todo el tiempo...

Theo hace una mueca mientras lo piensa. No quiere que nadie se entere que se ha estado alimentando de Harry, sería admitir que estaba equivocado en su antigua ideología y por sobre todo eso que Draco se moleste. Pero tampoco quería molestar a Harry, quería que fuera cómodo para él. Se siente como estar entre la espalda y la pared—. Podemos hacer eso —termina diciendo.

—¿En serio? —repentinamente luce más despierto, como si no pudiera creer que ha dicho aquello.

Puede salir con Harry como amigos sin que haya problema, no tiene que ser sospechoso reunirse con él ni mucho menos.

—Si, escoge la hora que más cómoda te parezca —el haría lo que quisiera si le mira con esos ojos tan brillantes.

Se siente estúpido ante el pensamiento.

Más tarde, cuando le deja en su sala común Harry se inclina y deposita un beso contra su mejilla, tan cerca de sus labios que Theo se queda congelado por minutos frente a la entrada del lugar.

En toda la noche no se saca de la cabeza la idea de besarlo.

Y lo odia mucho.

A Little Blood.Donde viven las historias. Descúbrelo ahora