23.

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Draco usualmente prefiere mantenerse ajeno hasta que llega el momento de intervenir. Prefiere los comentarios venenosos y la manipulación mental sobre una pelea física.

Le parecía raro que no hubiera hablado ya. Pero también muy propio de él, esperar el momento adecuado.

—A Reg no le agradas, y por más que tengas el apoyo de mi tío James dudo que sea suficiente. ¿Sabes que si él no te da el visto bueno, Harry nunca te dirá que si? —dice repentinamente mientras se encuentran en la habitación.

Theo lo sabe—. Conseguiré su aprobación.

El rubio ríe abiertamente, su blanca dentadura mostrándose. Adrián incluso se traga una risa del otro lado, divertido. Pero no dice nada—. Buena suerte con eso.

—Deberías apoyarme —le dice, cruzándose de brazos. No dejará que se burle de él.

—¿Por qué lo haría? —eleva una de sus cejas.

Hace eso cuando reta a alguien más a contradecirlo, cuando sabe que tiene razón o quiere enfatizar un punto.

Theo usualmente rodaría los ojos y decidiría que discutir con él era perder el tiempo y que nunca le haría entrar en razón por más equivocado que este.

No esta vez.

—Porque quiero a Harry. Me conoces, no soy alguien desleal, y sabes que haría todo para protegerlo y por hacerlo feliz. Estoy dispuesto a arriesgarme —mantiene su mirada, no puede lucir intimidado si quiere convencerlo de que tiene razón—. Me apoyes o no, lo haré. Porque si bien pueden no interesarte mis sentimientos te interesan los de el. Y te guste o no, también me quiere.

Draco permanece en silencio, mirándole. Como si estuviera analizando sus opciones y la veracidad de sus palabras.

Adrián incluso hace una mueca, Theo casi puede verlo salir corriendo para contarle a Tori.

Niño enamoradizo que no da un paso sin consultárselo a su novia.

—¿Cual es tu plan?

—¿Eh? —voltea a verle, confundido ante su respuesta. No espero que volviera a hablar.

—¿Cual es tu plan para conquistar a mi primo? Debes tener alguna idea.

—Principalmente pasar tiempo con el, de verdad, no sólo por...

—Beber de su sangre —completa por el. Theo podría palidecer si no fuera un vampiro y ya estuviera pálido de por si—. No soy idiota.

—Puedo diferir un poco en eso —Adrián levanta los brazos sobre su cabeza—, se que me quieren aquí pero ya me aburrieron. Deberías comenzar con llevar a Harry a una cita, no muy cursi pero si algo lindo. Acércate a James, Regulus no sabe decirle que no a él o a Harry. Y de paso, tu Draco ya consíguete una pareja, algo más formal.

Ninguno vuelve a decir nada después de eso.

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Theo no encuentra a Harry en toda la mañana, ni durante el almuerzo. Y para la hora de la cena se pregunta si simplemente ha desaparecido.

Pero entonces lo ve, luce un ojo morado y un labio roto que hace que tanto él como sus amigos frunzan el entrecejo confundidos.

—¿Que le...?

—Se peleo con Cormac hace un rato —Draco explica—. Y ahora son amigos de nuevo —añade cuando el chico en cuestión abraza a su primo por los hombros y ambos ríen en alto.

—¿Por qué se pelearon? —cuestiona.

Cormac luce igual de golpeado que su chico, incluso puede notar una cortada en su ceja y otro golpe en el pómulo.

—Eh. No estoy seguro, creo que fue algo de quiddich, un insulto, creo que Cormac le bromeó algo y Weasley se metió, y luego terminaron en golpes.

—Mhm —asiente, buscando encontrar su mirada con la de Harry.

Se siente idiota al darse cuenta de que por la distancia es casi imposible que siquiera lo sienta.

Pero segundos después Harry voltea y le sonríe desde la lejanía, apenas un par de segundos antes de hablar con sus amigos nuevamente.

Para Theo es suficiente.

Ahora que lo piensa, ya sabe cuál podría ser uno de sus primeros pasos.

Hablar con su propio padre al respecto, un cortejo digno de un Nott. Mostrarle que iba en serio.

—Uhm —asiente para sí mismo, convocando una pluma, tinta y pergamino para comenzar a escribir.

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Vuelve a ver a Harry temprano por la mañana del día siguiente, es fin de semana, y los juegos de quiddich están por reanudarse. Lo que significa que tendrá menos tiempo para pasar con el ojiverde.

Eso le pasa por no aprovechar todo ese tiempo que lo tuvo para el.

—¿Que te parece si vamos a comer después del juego? —le pregunta tomando su mano para resistir la tentación de encerrarlo entre sus brazos.

Al menos está llevando mucho mejor las ansias de beber su sangre.

—¿Con los chicos? También quieren hacer algo saliendo, ¿te parece bien?

—No —dice inmediatamente—. Estaba pensando en que saliéramos solos, a los chicos los veo todo el tiempo.

Harry se encuentra riendo luego de eso—. Salgamos mañana a almorzar algo rico. Juntos y solos. Hoy festejemos con nuestros amigos, ¿esta bien?

No, no lo está. Pero eso es mejor que nada así que termina asintiendo.

—El fin de semana me gustaría que fuéramos a cenar o tal vez pasar el día con tus padres —suelta repentinamente. Suena seguro, casi como si no estuviera muriendo de nervios por dentro.

Regulus era aterrador, no va a negarlo.

—¿En serio? —Harry le mira, sus ojos verdes brillantes y esa estupida sonrisa brillante que hace que asienta en reflejo.

—Me gustaría convivir con ellos y mostrarles que voy en serio. Y de paso podría entregarle a James su regalo de cumpleaños.

Ganarse a James primero era la apuesta segura, debía escuchar a Adrián, por más que no le guste admitirlo.

Su mejor amigo tenía el don de conquistar a todas las personas, incluidos los padres de Harry. O los de Draco. O el padre de Tori, y el suyo. Y de los Weasley. Merlín, algo bueno debía tener.

—Está bien —Harry tira de su mano, y sabe que está contento con la noticia porque se estira y planta un pequeño y corto beso sobre sus labios.

Si esa es la recompensa, Theo puede irse mudando a su casa para ver a su familia a diario.

No tan literalmente.

Pero eso le confirma que Draco tiene razón, para Harry lo más importante eran sus padres, su familia en general. Y si ellos no lo aprobaban no importaba cuánto le quisiera, no estaría con el.

¿Que tan escalofriante puede ser eso?

—Y si estás de acuerdo, después podemos ir con mi padre —añade, y si bien hay una pequeña sonrisa nerviosa en su rostro, asiente a su sugerencia.

—Conozco a tu padre, le caigo bien —dice.

Y es cierto.

Pero sabe lo que está pensando. Una cosa es caerle bien como el hijo de uno de sus amigos, otra muy distinta era como pareja de su hijo.

Al menos no es el único nervioso.

A Little Blood.Donde viven las historias. Descúbrelo ahora