Cuando el amor manda

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-¿Que paso mijo? Pregunto Charly

-Alcides ya le contó a Mamá Ligia

-y que ¿Cómo está mi mamá?

-Pues pa, no se, el me dijo que todo estaba en control que ya me podía ir, la verdad eso fue lo que hice hoy, solo que el no quería preocuparte

-No pues mijo me alegra que estés entendiendote con tu abuelo, pero... Me preocupa como este mi mamá.

-Si pa lo sé.

-No mijo pues gracias por decirme, mañana voy la visito y estoy un rato con ella

-Vale

-Bueno hacele, yo te dejo que tú mamá ha estado sola todo el día.

Charly llegó a casa, buscaba a Yeimmy pero no la encontraba.

Luego de recorrer la casa vio que en la habitación estaba abierto el cajón de la ropa de baño, ya sabía dónde encontrarla.

Bajo, y se dirigió al Jaccuzi.

Estaba dentro de el con su vestido de baño, esperando a Charly.

-Uy tu tui dijo el al verla

-¿No venís? Le pregunto ella

- claro que sí mi reina dijo Charly mientras se despojaba con velocidad de su ropa y quedaba unicamente en boxers.

Entro al jacuzzi con Yeimmy.

-Estas hermosa le dijo al oído

-¿Si?

-Si, demasiado dijo Charly mientras la besaba, comenzando en la boca y terminando en el cuello, repitiendo un par de veces la secuencia.

Yeimmy rodeaba con un brazo a Charly por la espalda y como la otra lo tomaba por la parte de atrás del cuello.

El se sentó dentro del jacuzzi, mientras ella se colocaba encima de el, Charly despojaba a Yeimmy de su vestido de baño y ella lo despojaba a el de la última prenda que quedaba en su cuerpo.

Entre besos y caricias, tenían una noche de amor, pasión y placer.

En medio de la acción se decían a voz suave en el oído

"Te amo"

Entrecortada por algunos quejidos inevitables.

Charly amaba ver las expresiones de placer de Yeimmy y se deleitaba al verla, lo demostraba mordiendo su labio inferior, siguiendo sus movimientos sin perderle la mirada, Yeimmy le encantaba perderse en esos ojos azules Cautivadores, mientras lo besaba desprevenidamente.
(...)

Ligia en la casa seguía pensando en que hacer, Alcides había puesto de para arriba todo lo que ella había decidido, su razón estaba en no dejar a Ángel, pues lo quería demasiado, y estuvo con ella apoyándola todo este tiempo, pero su corazón no podía evitar latir más rápido cuando pensaba en Alcides, su rostro se ruborizaba sin ni siquiera notarlo, parecía una adolescente, ese hombre descontrolaba sus hormonas.

Luego de pensarlo por un tiempo tomo el teléfono y llamo a Charly.

Charly escuchaba su teléfono mientras seguía aún sumergido en el jacuzzi con Yeimmy, pero ya descansando de aquel pasional encuentro.

Salió del jacuzzi para contestar.

-Alo ...

-Hola hijo ¿Cómo estás?

-Bien ama y vos... Erick me contó que ya sabes lo de mi papá ¿Cómo te sientes?

-La verdad feliz, muy feliz... Quería pedirte un favor

-El que sea nada más decime

-¿Tenés el número de Alcides?

-Si, si... Ya te lo envio

-Gracias

Colgaron la llamada y Charly le envío el número.

-¿Quien era? Pregunto Yeimmy

-Mi ama, ya se enteró lo de mi papá

-¿Cómo está?

-Bien, mejor de lo que esperaba, pero creo que el que va a llevar las consecuencias va a ser Botero

-Vos crees que tus papás...

-No creo, estoy seguro

Yeimmy abrió sus ojos, levantando sus cejas en señal de asombro

-Cuando el amor manda no hay otro camino dijo Charly besándola

-Pues si tenés razón mi vida, vení ayúdame a salir de aquí y nos arrunchamos un rato

Salieron del jacuzzi se secaron y empijamaron, se recostaron juntos, mientras Charly le acariciaba el cabello a Yeimmy hasta que ambos quedaron dormidos.

Ligia por su parte llamo a Alcides y lo cito en la casa, el acepto y se dirigió para allá.

No demoro mucho en llegar pero para Ligia fueron eternidades, aunque había timbre en la casa Alcides quiso revivir viejos tiempos, tomo una piedra pequeña, lanzandola golpeó en la ventana un par de veces, pues cuando empezaron a salir así era como le avisaba Alcides a Ligia su llegada, no podía timbrar ya que ligia salía a escondidas de su casa por la ventana para que sus padres no se enteraran, ellos no estaban de acuerdo con aquella relación.

Ligia al escuchar la piedra retumbar en la ventana, también rebobino su memoria a aquellos tiempos, asomo por su ventana y río.

-Seguí que está abierto grito Ligia.

Alcides subió las escaleras hasta la habitación.

-Ya llegué, con la piedrita en mano como en viejos tiempos dijo el

-Los recuerdo perfectamente. Le respondió ella

-A el policía con el que vivís no le molestará esto pregunto Alcides tratando de ser respetuoso.

-De eso necesitaba hablar le dijo Ligia

-Bueno pues decime le respondió el.

-¿Vos estarías dispuesto a volver a intentar las cosas conmigo Alcides?

Alcides moría por decir que si, pero no quería ser el culpable de separar un hogar, no quería causar el dolor que el había sentido hace un par de años.

Lo único que respondió fue.

-Han pasado muchos años Ligia no sé quién sos ahora, ni sabes quién soy, ¿No crees es muy pronto?

-No si tenés razón, lo siento me deje llevar.

Ambos se miraron en un silencio incómodo

-Yo creo que es mejor que me vaya dijo Alcides rompiendo aquel silencio

-Te acompaño hasta la puerta dijo Ligia

Bajaron las escaleras juntos y Alcides se despedía con un suave beso en la mejilla

Quedaron a pocos milímetros cara a cara, pero Alcides en busca de buenas acciones dió media vuelta para irse.

Al dar el primer paso sintió como Ligia estrecho su brazo para detenerlo.

-Decime que no sentís la misma magia de hace unos años, decime que estoy loca, y que no sentis como si no hubiese pasado el tiempo le dijo ella

Alcides la miro a los ojos y no pudo negarlo, se devolvió besándola desmesuradamente y volvieron a dentro de la casa desfogando su amor inocultable.

Una vida contigo 2 Donde viven las historias. Descúbrelo ahora