Capítulo 7. Convicciones Irrevocables

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Hawks

– Lamento que no puedas hacer más prácticas conmigo por el momento, Tsukuyomi – estaba planeando por la ciudad, a plena luz del día – Hemos estado muy ocupados en la agencia. – Y, en parte era cierto, pero tenía que mantenerlo alejado, al menos por un tiempo. – En cuanto pueda, te informaré sobre más prácticas. – el chico es bastante ecuánime, pero podía entender que estuviese preocupado.

Hace una semana había sucedido un incidente que, gracias a que fue retenido por tres estudiantes de U.A., incluyendo el hijo menor de Endeavor, el hecho no pasó a mayores.

Esa misma noche, me encargué de salvaguardar a los trabajadores que se encargaban de regresar todo a la normalidad, mientras recopilaba información.

Sabía, o más bien, quería creer que no todos los incidentes tendrían alguna relación con la LOV, y, contra todo pronóstico, este no parecía ser el caso. No hubo heridos y la situación logró controlarse antes de que saliera de control; nada mayor a un susto.

Algo similar ocurrió algunos días atrás en la ciudad, donde, como si fuesen imanes que los atrajeran, también estaban, de nuevo, los tres estudiantes antes mencionados. En esta ocasión, algunos transeúntes resultaron heridos de mínima gravedad, pero en ambos incidentes había un elemento en común; agua.

De hecho, de no ser por eso, podrían tomarse como sucesos aislados, pero, los estragos a su paso, eran demasiado organizados para ser solo mera distracción.

– ¡Gracias por resguardar el área, Hawks! – Se despidió el supervisor de la obra, y yo le respondí con un ademán, mostrándole mi mejor sonrisa, viéndolos alejarse desde una de las palestras de una edificación próxima al muelle.

– ¡Eres todo un héroe! – ahí estaba, con su maldito tono de voz despreocupado. – Pero mucho mejor actor. – remató aplaudiendo.

Había llegado al menos diez minutos antes, y durante todo ese tiempo, podía sentir sus ojos clavados en mi nuca.

– ¿Acaso viniste a darle seguimiento a tu desastre? – el aire que inhalaba con solo sentirlo cerca, se me hizo ridículamente denso.
– ¡Auch! Dejas de verme unos cuantos días y ya te olvidas de mi don. ¿Quieres que te lo recuerde? – el resplandor azulado a mis espaldas, en contraste con el sol poniente, me obligaron a girar a su dirección. – Aunque debo admitir que cada vez debemos estar llevándonos mejor. Digo, solo hasta ahora miraste hacia atrás. ¿Tanta confianza me tienes? – mientras hacía malabares con una flama, como si se estuviera regodeando de su hazaña.
– ¿Tienes alguna relación con los últimos eventos?
– ¿Cuál de todos? ¿Será quizás que habrá más por allí afuera que no estén de acuerdo con este dichoso sistema de héroes? – expresó casualmente. – Nosotros no somos más que algunos de tantos. – No pude leer sus expresiones. No esperaba que dijera la verdad, pero tampoco nada los vinculaba.

– Ya sabes. "El crimen nunca duerme". – Regocijándose, mientras yo me sentía cada vez peor. – Pero ese no es el punto que nos compete. – dijo, para desaparecer la flama.

Esta vez, tenía una especie de gabardina oscura con capucha que lo hacía parecer un espectro, salvo por el brillo de las grapas que destacaban en cada pedazo de piel visible y sus ojos del mismo color que sus llamas.

– No entiendo por qué me miras así. Tú, mejor que nadie, sabes muy bien porqué estoy aquí. – Caminando de un costado a otro, cerciorándose de que la luz no diera con él.

Realmente, el esfuerzo que estaba haciendo para no atacarlo, era sobrehumano.

– Quizás te extrañaba. O quizás... mañana se cumple tu plazo para matar a Best Jeanist. Tal vez, ambos. – para esto, se detuvo, mirándome desde atrás con ojos que solo destilaban esquizofrenia, de un intenso y gélido turquesa. – El tiempo corre, pajarito. – procediendo a imitar el sonido de las agujas de un reloj, recostándose hasta el fondo de una de las paredes de ladrillo.

Solo Si Es Contigo (2da parte) BakTd/TdBkDonde viven las historias. Descúbrelo ahora