Capítulo 52. Sin riesgo no hay recompensa

147 14 18
                                    

Shinso

– En verdad lo siento, Kami. – Esto y las prácticas extremistas de mi querido padre, iban a acabar conmigo. – Todo pasó muy rápido. Tras terminar de cenar, prácticamente me arrastró a su habitación, y, por sus fuertes pisadas, era obvio que su incomodidad todo el día tendría justificación en cuanto comenzó a protestar.

– ¡Como si no supiera que llevabas semanas, quizás meses investigando los casos con agua y demás! – me alegraba tanto que no pudiera leer mi mente, de lo contrario, me electrocutaría sin clemencia, pero es que no podía evitar pensar en lo tierno que se veía enojado, incluso cuando algunas chispas escapaban de su cuerpo al caminar de un lado a otro, con su lindo rostro adornado con un ceño fruncido. – ¿Acaso me subestimas? – Y solo bastó que cambiaba su tono de voz a uno más grave para sentir que me rompía.

– ¡No, claro que no! – tomando su rostro, entre mis manos. – Es solo que no quería que también salieras perjudicado por mis imprudencias. ¿Acaso no ves el castigo inhumano al que a diario soy sometido?

– ¡¿Y acaso crees que no saber de ti me haría sentir más tranquilo?! – Sintiendo cómo sus descargas entumecieron aún más mi cuerpo.

Pensé que continuaría lanzándome sus dardos de enojo, sin embargo, su expresión se suavizó con una que evidenciaba su tristeza.

Soy un idiota.

– Lo siento mucho, Kami – Encapsulándolo en un abrazo. – No estaba pensando con claridad. – Podía sentir su irritación y enojo emanar de su cuerpo en oleajes de energía. – No sé qué habría hecho si algo inesperado hubiera ocurrido. – Volviendo a tomar su rostro en mi mano. – Sé que fui impulsivo, y que a lo mejor habría podido hacer las cosas mejor, pero como pudiste darte cuenta, los imprevistos no avisan.

Él presionó mi mano sobre la suya.

– De haber sabido lo que ocurriría en la academia, no me habría apartado de ti, aunque, como siempre, demostrarte el excelente héroe en el que te estás convirtiendo. – Solo hasta ahora su estado se animó, pese a que batallaba para ocultar su sonrisa, a la que no pude resistir de sellar con un beso. – ¿Me perdonas? – Fijando mis ojos sobre los suyos.

Suspiró.

– Supongo que el Prof. Aizawa ya te ha castigado lo suficiente – como no tienes idea, sin embargo, ahora, solo podía pensar en la dicha de tenerlo como novio.

– Soy la persona más afortunada por tenerte. – Acercándolo a mí, sin darle oportunidad para responder a mi obviedad, sellando su diálogo con un beso pausado y muy, muy necesitado.

Desde el incidente, no habíamos pasado tiempo a solas.

Aseguré mis brazos alrededor de su cintura, afianzándolo aún más a mi cuerpo. Sus manos acariciaban mi pecho, al tiempo en que nuestro beso subía de nivel, con indudable necesidad. El aire comenzaba a dificultar nuestra sincronización, sin embargo, nuestros labios no se separaron ni por un momento, intercalándose, mientras nuestras respiraciones calentaban nuestras mejillas.

Quería sentirlo mucho más cerca de mí.

Y el ansia, al parecer, también era mutua, pues sus manos comenzaron a ascender por mi pecho, dándome más apertura a su torso, cuya cobertura de tela, comenzaba a estorbarme, y estaba a punto de librarme de ella cuando, sus manos en el movimiento más inocente, se afianzaron alrededor de mi cuello, lo que me provocó un doloroso espasmo que consiguió caducar nuestro beso tajantemente con mi quejido.

Fantástico, traicionado por mi propio cuerpo. Debía ser el karma.

Debido a las incansables prácticas, esa parte de mi cuerpo estaba más que erosionado por el infernal entrenamiento de los últimos días. De hecho, era muy afortunado de aún tener algo que sostuviera mi cabeza.

Solo Si Es Contigo (2da parte) BakTd/TdBkDonde viven las historias. Descúbrelo ahora