Capítulo 36. Solo para mí

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Kaori

Sentía que, pese a mis esfuerzos, no conseguía avanzar en mis intentos de hacer que Todoroki–sempai se fijara en mí.

Desde la última vez que lo ayudé, no había podido pasar más tiempo con él debido a los preparativos del dichoso Festival Cultural, ¡y eso había sido hace dos semanas!

Me sentía sumamente frustrada, pues ahora que disponíamos de más tiempo para realizar actividades extracurriculares dentro de las inmediaciones de la academia, pensé que podríamos vernos, o al menos verlo mientras ensayaba sus líneas, escuchar su melodiosa voz, perderme en la heteronomía de sus ojos y anhelar sentir entre mis dedos su sedoso y hermoso cabello... Pero no, tenía que coordinar la decoración y la estética en general porque, si no lo hacía yo, ¿quién lo haría?

Ninguno de mis insulsos compañeros tenía la menor idea sobre decoración de interiores, por lo que, haciendo uso de mis contactos e influencias, mejor conocidas como mi madre, una reconocida diseñadora y coordinadora de eventos, me hice gala de su ayuda y colaboración para que nuestro proyecto pareciera, en efecto, un bosque encantado y no un mediocre lote baldío con luces y serpentinas verdes.

Y, bendita sea la hora en la que debí echarme al hombro tan ardua labor... Así como a la incontinencia de mi mejor amigo, por contradictorio que eso sea.

– ¡En verdad tengo que ir! – el infantil de Tsunomoto no podía esperar unos minutos para ir al baño y ayudarme con la utilería que le daría los toques finales al tramo principal de nuestro proyecto.

Debíamos terminar de llevar algunas cajas que, si bien no eran muy pesadas, eran muchas como para estarme teletransportando constantemente, por lo que pensé en hacer uso de su don, aunque no pensé que se quejaría tanto.

– ¿Acaso eres un niño? Ya casi terminamos. – Sosteniendo dos cajas que apenas me permitían ver lo que tenía en frente, mientras él levitaba otras más pequeñas sobre su cabeza.
– ¡Mi vejiga va a explotar! – El tambaleo con el que apenas caminaba hacía flaquear la altura de las cajas, que se contorneaban como él en su inestable avance.
– ¿De verdad no puedes aguantar un poco más? Estamos muy cerca del salón. – mis brazos comenzaban a doler.
– ¡Si no voy ahora, no llegaré al salón ni mucho menos al festival! – Apoyándose de la pared.
– ¡Argh! – haciendo uso de mi don, me teletransporté, usando las paredes como soporte, para tomar hábilmente las cajas que ahora balanceaba en mis manos. – ¡Ya vete! – en cuestión de segundos, ya estaba camino hacia las escaleras.

Resoplé acomodando las cajas a un costado del pasillo, mientras me preguntaba cómo le estaba yendo a Todoroki–sempai.

Mientras esperaba al incontinente, me acerqué a la ventana, viendo al resto de los estudiantes arreglándoselas para adelantar sus labores para el día siguiente, el día del festival.

– Ya mañana es el festival y no me pude ver con Todoroki–sempai. – Suspiré lastimosamente.

Me seguí lamentando, apoyando mi cabeza en el borde de la ventana, mientras esperaba al sensible a lo diurético recostada de la ventana.

No sé por cuánto tiempo estuve de pie allí, pero justo cuando me preguntaba si al baño al que se dirigió el incontinente de Tsunomoto quedaba en este edificio, academia o si quiera en esta ciudad, mis ojos se clavaron en la dualidad característica de su cabello.

Estaba al otro lado del edificio, acompañado del chico alto con lentes y gestos robóticos con el que suele estar junto con el resto del Dekusquad.

Apenas podía distinguirlo desde allí, pero la conexión que nos une seguramente me movió a encontrarme con él. ¡Quién tuviera el don de Mamura en este momento!

Solo Si Es Contigo (2da parte) BakTd/TdBkDonde viven las historias. Descúbrelo ahora