Capítulo 55. Impredecible desastre

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Él era un farol en tanto caos. Con su cabello un tanto más corto de lo habitual, pero tan espléndido y fornido como de costumbre.

Por supuesto que no pude contenerme en acercarme a él en cuanto pude, viendo sus hermosos ojos verdes mirarme, sorprendido. ¿Podría ser más lindo?

Sin embargo, nuestro preciado reencuentro fue interrumpido por ese puercoespín rabioso que lanza explosiones como si fuera un deporte.

Como sea, él nunca sería obstáculo para mí.

– ¡No estorbes! – estaba a punto de ponerlo en su lugar hasta que, fui cegada momentáneamente por un tipo con cola y otro con lanza rayos de su... ¿Ombligo?; par de engendros, y estuve a puntos de noquearlos, hasta que me encontré a su vez con sus hermosos ojos castaños y su preciosa cara redonda.

¡Ochaco-chan! Un momento, ¡¿dónde está Tsu–chan?!

No, concéntrate.

Ya tendrás tiempo de estar con ellas y Deku, por ahora, debo hacer todo lo posible para que así sea.

Estuve enfrentándome a la chica de mejillas tan redondas y rosadas como los mochis en primavera, que no pude percatarme cuando Shigy se alejó con mi preciado Deku, por suerte, solo me costó mirar a Spinner y Compress para que me cubrieran y pudiera acercarme a él, siempre y cuando el explosivo hablante no se interpusiera.

Me cuesta creer que Shigy en serio quiso tenerlo con nosotros, aunque, a juzgar por lo entretenido que estaba distrayendo a mi amado peliverde, es probable que su juicio se haya desintegrado junto con la parte de los dormitorios que ahora eran escombros, parte de los cuales, mientras Spinner nos cubría, Compress logró encapsular hábil y disimuladamente para liberarlos en el momento justo, cual maestro de ceremonias que realiza su acto principal en el clímax del espectáculo; ¡me encanta!

Grandes trozos de concreto y perdigones se esparcieron cubriendo una gran área en el aire que apenas me permitió esquivarlos... quizás si se pasó un poco, pero funcionó para aislar a nuestro preciado objetivo del resto de insulsos que no hacían más que estorbar. Si tan solo pudiera traerme a Ochaco-chan y Tsu–chan con nosotros también.

Pero, no tenía tiempo para eso.

Rápidamente me hice con parte de la reserva de muestra de sangre de mi morocha favorita, y me desprendí de mi amigo para simular su apariencia lo más posible.

Al final, para algo sirvió el enano pues no me resultó difícil imitar su pijama, aunque, con lo pervertido que era, imagino que esa era una actividad que hacía con tanta facilidad que tal vez nunca hubo necesidad de pedírselo bajo la influencia de la hipnosis.

Los escombros voladores rápidamente también se dirigían en mi dirección y, si bien no estaba en mis planes, mi hermoso y heroico Deku, no tardó en tomarme en sus brazos.

Sentía que estaba en un sueño.

Sé que debía mantenerme al margen, y limitar mis movimientos y acciones para que no sospechara, pero no pude evitarlo.

Tenerlo tan cerca de mí, sentir sus músculos contra mi piel, la delicada y, a la vez, formidable definición de su cara, adornada con esas bellísimas pecas que parecían polvo de estrellas sobre su celestial rostro.

Era asombroso.

Movida por mi insaciable fascinación, mis manos no tardaron en tocar una de sus mejillas, haciendo que sus angelicales ojos me miraran con alivio y ternura.

Estar en el paraíso debía sentirse así.

Y haría lo que fuera para alargar mi estadía allí, con él.

Solo Si Es Contigo (2da parte) BakTd/TdBkDonde viven las historias. Descúbrelo ahora