—lo lamento.
—al contrario, Terry, quien lo lamenta soy yo, las lágrimas corrían por las pálidas mejillas de la rubia.
—así es como tiene que ser.
—lo dices tan fácil, como si dejar atrás todo lo que hemos compartido, todo lo que vivimos, los recuerdos, todo aquello que superamos juntos, todo lo tiras a la basura por...
—por favor detente, no te hagas daño.
—el que me hace daño eres tú, ¿Cómo puedes hacer esto, o, mejor dicho, ¿Cómo me dejas por cumplir con un deber?, estamos en el siglo XIX acaso.
—adiós.
—te arrepentirás, ya lo veras..., un día entenderás.
El joven se frota el rostro agotado, las emociones del día le pasan factura, y vuelve a preguntarse una vez más —¿estoy haciendo lo correcto?, recordando todo lo sucedido, su cabeza vuelve a darle vuelta una y otra vez a las decisiones tomadas y cuanto le ha costado hacerlo, todo a lo que renuncia, haciendo un examen de conciencia, para seguir afirmándose así mismo que está haciendo lo que debe hacer.
Su mano acaricia un arete de oro, es bastante sencillo, pero hermoso, tanto como su dueña, sin poder evitarlo su mente vuelve al día en que la conoció, sin querer una sonrisa se dibuja en su apuesto rostro.
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Tiempo atrás
—¿estas segura de que este es el camino Annie?
—eso fue lo que me indico el supervisor Candy, es más mira allí están las cabañas.
—oh que hermoso, parece un sueño.
La joven observaba deleitada el hermoso paisaje que se extendía frente a ella, el clima pese a ser frio, no disminuía la maravillosa experiencia que era estar allí, la naturaleza, las hermosas instalaciones del resort, no podía creer la suerte que habían tenido de encontrar vacantes para las tres, dentro de la cabaña seguramente estaría Paty esperándolas, la emoción la dominaba.
—espera Candy no corras.
La rubia en su emoción resbalo y fue a dar de bruces con una sólida pared de músculos, unos fuertes brazos la sostuvieron evitando así su caída.
—te encuentras bien.
—oh, sí, digo, muchas gracias, respondió la sonrojada joven.
Nunca en su vida había conocido a un joven más guapo, su cabello castaño hasta los hombros y unos impresionantes ojos azules como el mar, que te invitaban a sumergirte en ellos, su momentánea distracción paso y recomponiéndose se soltó lentamente de los brazos que la sujetaban cual precioso tesoro.
—disculpa fue una distracción de mi parte.
—¿seguro que no corriste a mis brazos de la emoción de conocerme?, respondió presuntuoso el joven, con una sonrisa de lado, embromando a la joven, quería distraer la alocada reacción de su cuerpo al haber sentido tan cerca la bella chica frente a él.
—tan buena impresión que me habías dado y resulta que eres un majadero.
—huy que carácter, no veas que si te enojas más se te marcan más las pecas, pequeña pecosa.
—pues a mí no me molestan mis pecas, es más las colecciono, lo que pasa es que estas celoso, porque tú no tienes ni una sola, respondió indignada y sacándole la lengua al insolente joven.
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Deber y Amor
RomanceDespués de una maravillosa temporada vacacional invernal, Terry se encuentra en una encrucijada, una decisión que tomar, su determinación al tomarla le hace ver que ya no hay vuelta atrás.