Se limpió la boca y guardo su cepillo dental, sus malestares eran pocos lo cual se recibía como bendición, lastimosamente eso no significaba que por ello fueran menos molestos, nada más lejos de la realidad, aun así, sabía que el hecho de no tenerlos seria motivo de preocupación, todavía recordaba las palabras de su ginecóloga:
―los malestares son un signo de que tus hormonas están haciendo bien su trabajo, protegiéndolo, evitando que tu cuerpo lo ataque.
Y valla eso lo comprendía, pero le costaba tanto dejarle unos medicamentos que la ayudaran a sobrellevar los síntomas sin afectar el trabajo de sus hormonas, vamos ella estudiaba medicina y claro que sabía que existían, luego recordó que la doctora se las había ofrecido si se sentía muy mal, pero ella en su paranoia no lo creyó necesario en ese momento, ahora le tocaba de darse de sapes ella sola, pues tendría que esperar.
Tiempo atrás
Candy sabía que los hombres de su familia no estarían contentos con su mudanza, pero esto ya es serio, ella aun no decía nada de eso y ya estaban haciendo mil preguntas y reclamos, ¿Qué les pasaba?, no es que fuera el primer novio del que ella hablara, francamente la hacían sentirse de once años, que va mucho peor.
Su tía María Lane y su nana Pony por el contrario estaban muy felices, ellas notaron ese brillo especial de la rubia pecosa cuando hablaba de su novio y sabiendo que era algo serio no dudaron en felicitarla y brindarle su apoyo, ante la frustración de Albert, Stear y Archie.
Y no es que ellos no notaran o no supieran reconocer lo feliz que se miraba Candy, al contrario, porque lo sabían es que estaban preocupados, llenos de temor a perderla, ahora encima iban a tener que estar compartiéndola con ese Terrence, quien seguro se la pasaría al teléfono con ella, poco imaginaban que era mucho más que eso.
Al final los hombres tuvieron que conformarse con ver a las mujeres hablar muy animadas del noviazgo de Candy, escuchando de Annie y Paty lo guapo, atento y caballeroso que era Terry, además de lo mucho que se le notaba el amor que le tenía a ella, sintiéndose traicionados, ¿Cómo podían alegrarse por la llegada de ese ladrón?
000
Eleonor llego con suficiente tiempo al aeropuerto, estaba como siempre que deseaba disfrutar un poco de privacidad, disfrazada, una joven a lo lejos llamo su atención, no podía creerlo, esa insoportable mujercita se atrevía a estar allí esperando a su hijo, ―pero ¿Cómo supo que hoy llegaba?, ―la respuesta le vino casi al instante, ―claro, él ha regresado este día en años anteriores, ya la imagino, seguro ha estado aquí desde hace horas, debía haberlo pensado, es conocido que cuando Susana se enfocaba en algo, ponía todo de si para conseguirlo y parece que su obsesión por mi hijo es suficiente incentivo, ―pero no dejaré que te acerques a él.
La bella mujer no dudó en poner en marcha su plan, su hijo llegaría en unos minutos y no iba a arriesgarse a que esa mujercita amargara su recibimiento, hizo algunas llamadas, la última de ellas a Jack, el cual tomo nota de inmediato de las órdenes recibidas.
La rubia pelilacia se paseaba de un lado al otro, estaba desesperada, llevaba horas en el aeropuerto esperando la salida de Terry, estaba segura de que ese día llegaría, tal como lo llevaba haciendo en años anteriores, ya vería lo que le esperaba, tuvo que madrugar, para estar allí desde muy temprano, todo porque él no ha tenido la decencia de informarle la hora de su vuelo.
Estaba harta de esta situación, no volvería a permitir que se escapara así, su deber era estar con ella, que no entendía ese hombre que no le iba a permitir que se alejara, ―por más que intentes resistirte, ya es hora de que me des el lugar que me merezco y ese es a tu lado, recibiendo toda tu atención y amor tal como yo te los doy a ti.
ESTÁS LEYENDO
Deber y Amor
RomanceDespués de una maravillosa temporada vacacional invernal, Terry se encuentra en una encrucijada, una decisión que tomar, su determinación al tomarla le hace ver que ya no hay vuelta atrás.