primera vez que no ruegas —mi mamá al parecer ya estaba arta de mirarme regresando a cada rato—.
no mami, ahora quién va a rogar es él —le sonreí, ocultando un poco la preocupación, sabía que si él no volvía yo me quedaba en 0 y mas embarrada que otra cosa—.
pues por tú bien y el de la familia, espero que si te ruega no regreses —me tiro una mirada sofocante y salió de la cocina—.
—me levanté de la silla y dejé los platos y vasos en la tarja, camine hasta mi cuarto y me cambié, arregle la maleta y baje a paso lento— ¿ya te vas a ir? —pregunto mi hermana—.
ya tengo irme, pero te prometo que cuando menos lo esperes ya estoy aquí de vuelta —le sonreí tratando de aligerar el asunto—.
ya te dije Magaly, piensa bien las cosas —se despidió de mi y mi hermana también—.
¿mi papá dónde está? —mire a los ojos a mi mamá, ella solo negó y comprendí que ese señor no me quería ver, tomé la maleta y me subí al carro, salí de la privada y seguí avanzando hacia el tráfico—.
¡Ay! Esta imagen no sigue nuestras pautas de contenido. Para continuar la publicación, intente quitarla o subir otra.
—llevaba 20 minutos que había salido de la casa de mi mamá y no llevaba ni una cuarta parte del camino, un pick-up venía detrás de mí, en friega, desvíe un poco el carro, tomé un camino de terracería, pero ni así los perdía, dispararon, una vez, dos veces, tres veces, no sé cuántas, a mí carro le tronaron las llantas y hasta ahí avance, mi respiración se empezó a cortar, empecé a batallar para alcanzar el aire, mire por el retrovisor y se bajaron 5 del carro, me hice hacia enfrente y de debajo del asiento saque un arma, ví las canchas y traían grabados unos besos, baje del carro, lo más controlada posible, no tenía que mostrar miedo—.
¿qué hace por aquí, chula? —pregunto uno de los hombres—.
voy de camino a Culiacán —digo de lo más tranquila—.
¿qué trae en la mano? —empiezo a sudar frío y trago pesado—.
¿qué quieren? —cambiando el tema, pregunto lo primero que se me viene a la mente—.
me mandó el Guzmán, la anda buscando ¿sabía? —caminó hacía mí a paso lento— ¿Me quería disparar hija'ela chingada? —me tomo de la mano haciendo que mostrara el arma.
es que me asustaron, ¿Por qué vergas me dispararon? —pregunte algo enojada—.
porque no paro el pinche carro —me soltó y me vio a los ojos— súbase al carro, que la voy a llevar a Culiacán —camino a mí carro y de la parte de atrás saco la maleta— entre más rápido se mueva, más rápido nos desocupamos —me trono los dedos y yo empecé a caminar hasta llegar a su lado—.
¿qué quiere el Iván? —me cruce de brazos en el asiento de atrás—.
me mandó por uste' el señor Ovidio, el señor Iván no la quiere ver ni en pintura, muñequita —me hablo con desprecio—.
¡Ay! Esta imagen no sigue nuestras pautas de contenido. Para continuar la publicación, intente quitarla o subir otra.
—Después de 2 horas llegué a una casa en la ciudad de Culiacán, de mi celular le mandé mensaje a mi mamá diciéndole que ya estaba en la ciudad, sana y salva— ahora sí muñequita, ya la voy a llevar con el patrón —volvimos a subirnos al carro y agarramos camino hacia la sierra—.
