Tóxicos.

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//Tóxicos//
Culiacán, Sinaloa.

-Después de mi desliz con Nini, nos volvimos a ver dos veces, pero solo como amigos, de ahí no pasaba, estuve conociendo a un muchacho, a decir verdad, me gustaba y sentía algo por él- vamos tarde -Hanna me apuraba, hoy cenariamos con los Guzmán, Enrique su novio y mi quedante, Gael.

No creo -le reste importancia, me puse perfume y apague la luz del clóset, salí al cuarto, tomé mi bolsa y salí de ahí- vamos pues -bajamos a la sala, ahí estaban esperando Enrique y Gael-.

¿Listas? -dijo Enrique, asentimos y salimos de la sala, subimos a su carro y nos pusimos en camino al restaurant-.

Tenemos reservación -le dije a la hostess-.

Nombre, porfavor -le sonreí-.

Magaly Verdugo -busco y me sonrió-.

¿Para 9? -asentí- siganme, porfavor -nos pusimos en marcha a un cuarto privado que ahí había- los están esperando -nos abrió la puerta y nos dejo ahí-.

Buenas noches -salude a todos, era una mesa redonda, la puerta daba al lugar de Iván, a su izquierda, la silla estaba vacía, seguida de esta, Alfredo estaba sentado mientras sonreía, de su lado derecho tenía a Ovidio, luego a Nini y no sé porque chingados estaba Alicia a un lado de nini- perdonen la tardanza -sonrieron todos, menos Iván-.

Mi novio, Enrique -hablo Hanna, los presentes saludaron a Enrique como si de un amigo íntimo se tratara, él tomo asiento a un lado de Alfredo y ella por un lado de él-.

Gael, mi pareja -lo presente y ellos solo asintieron- Alfredo te puedes recorrer, porfavor -me vio con unos ojos de pistola y negó por lo bajo-.

No, tú vas aquí -Iván dio una palmada a la silla y yo negué, todos miraban estupefactos, Alicia abrió los ojos y la boca de par en par- no es pregunta, Magaly, te estoy diciendo que vas aquí -le dí un beso a Gael y camine hasta un lado de Iván, solo para no causar problemas, la tensión pendía de un hilo, finito, tan finito que con un cuchillo de palo se podía cortar-.

que infantil e inmaduro —le dije a Iván cuando se paró a acomodar mi silla—.

vamos pidiendo, ¿No? —Ovidio soltó, yo subí la mirada y me tope con la de Nini, me miraba inexpresivo, el semblante serio, Alicia me miraba con odio, Gael con decepción—.

¿Qué se te antoja, mi vida? —Iván noto que miraba a Gael y me tomo del mentón para intentar darme un beso, el cuál esquive—.

Sueltame —hable en voz baja, Gael se paró—.

Fue mala idea venir, perdonen, pásenla bien —me miro por última vez y dio la vuelta, me levanté pero Iván me jalo—.

Sueltame, Archivaldo —me jale y camine atras de Gael, él cuál acababa de salir del lugar— espérate —le grite cuando lo alcancé, se giro y me miró con odio—.

¿Para qué? —baje la vista—.

No somos nada —con la vista señale por dónde salimos—.

¿Lo dices para que te crea yo ó para creertelo tú? —negue con la cabeza—.

Lo digo porque es verdad, no somos nada —camine y lo tome de las manos— no te vayas así, no enojado —solto una carcajada amarga—.

No, Magaly, tú y tú grupito de amigos que se creen la última coca del desierto —señalo el lugar— váyanse a la mierda —se soltó y empezó a caminar, no les voy a negar que me sentía furiosa con Iván, pero no le iba a amargar la velada a los demás, regrese a paso lento al lugar—.

𝒕𝒐𝒙𝒊𝒄𝒐𝒔Donde viven las historias. Descúbrelo ahora