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Los cuatro lobos llegaron a la entrada de Tanbang, las puertas fueron abiertas lideradas por el Alfa mayor, caminaban hacia el centro de la ciudad esperando ver a la matriarca ahí.

- Llévame a casa -le susurra Taehyung-

- Quieren verte...

- No quiero -esconde su rostro en su pelaje- por favor

Las miradas estaban sobre él y Taehyung no estaba listo para enfrentar todas las preguntas que le harían, lo único que quería era olvidarse de todo.

Jungkook lentamente se desvío sin decir nada, a lo que era su hogar.

- Taehyung -llama su madre- Taehyung...

- Déjale madre -habla Jisoo- necesitan tiempo, sobre todo Taehyung

Solo observaron como Jungkook desaparecía entre las calles con su Omega encima.

Entraron a su casa, Jungkook camino hasta su recámara mientras Taehyung inspeccionaba el lugar, estaba justo como antes de que se fueran a la aldea.

Todo hubiese sido tan diferente si jamás hubieran dejado el imperio.

Taehyung bajo de su espalda lentamente y Jungkook rápidamente regreso a su humano tratando de abrazarlo pero Taehyung no se lo permitió, coloco sus manos sobre el pecho ajeno deteniéndolo, ganándose nadamás que confusión por parte de Jungkook.

- Necesito bañarme

- Si... -asiente confundido- claro, te preparé la tina

- No -se apresura- yo puedo hacerlo

Se dirige al baño y antes de que pueda entrar con él, le cerró la puerta en la cara.

Con los ojos cerrados, Jungkook solo recarga su frente sobre la puerta soltando un gran suspiro.

Taehyung comenzó a desvestirse, se miró en el espejo y mordió su labio inferior aguantandose un sollozo, estaba lleno de grandes moretones, en su costilla había una gran cicatriz y agradecía a los dioses que solo esa permaneciera.

Con miedo sus manos viajaron a su vientre acariciando aquel lugar que ahora se encontraba vacío, se encaro en el espejo, pudo ver lo derrotado que estaba y no solo se veía, se sentía como la misma basura, sin empatía por si mismo limpio su rostro con rudeza.

Se metió a la tina, ni siquiera le importaba que no estuviera el agua regulada simplemente quería quitar todo aroma desconocido para su cuerpo, tallando con brutalidad su piel como si aquello logrará borrar esos días de calvario.

Taehyung creció en un lugar donde la muerte no era el final de la vida sino un paso para la eternidad, pero le arrebataron a su cachorro sin haber podido verlo al menos una vez. Había guardado el secreto de Azu ¿Y porqué aquel dios no lo había protegido?, no lo merecía, nadie merece esto.

Ya sin poder soportarlo, los sollozos escaparon de su boca uno a uno, llenos de dolor, rabia e impotencia.

Jungkook, quien se encontraba sentado detrás de la puerta con el corazón inquieto logro escucharlo, rápidamente se puso de pie, pero no abrió la puerta. Entre él y Taehyung existía un gran respeto, que aunque el Omega no se lo dijo sabía que quería estar a solas.

Tocó la puerta.

- Taehyung...

Pero no hubo respuesta.

- Tae... -insiste con inquietud- amor, ¿Puedo pasar?

Sus fuertes sollozos eran lo único que se escuchaba como respuesta.

IMPERIO ||KookV||Donde viven las historias. Descúbrelo ahora