10.

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Larissa cerró los ojos al ver el golpe venir junto a ella y escuchó la mano de Seamus crujir. Un jadeó abandonó sus labios y abrió los ojos de golpe, llenos de preocupación. 

Seamus gemía y maldecía de dolor en voz baja mientras sostenía su mano. Dean corrió a ayudarlo, pero se ganó un simple empujón por parte del chico. 

Larissa se acercó lentamente, como si de un animal peligroso se tratase, aunque era así, ella estaba asustada de lo que Seamus podría hacer. -Seamus... déjame ver eso. - murmuró.

El chico negó con la cabeza mientras cerraba los ojos de dolor y un grito hizo eco por los pasillos, enviando escalofrío por su columna, Larissa se acercó a él al verlo gritar de aquella forma. -Por favor déjame-

-Vete. Maldita sea, es tu culpa. - gimió de dolor y le hizo una seña a Dean para que lo siguiera. 

Ambos caminaban a la enfermería. 

Larissa los observó irse desde lejos mientras escuchaba algún que otro sollozo o maldiciones escapando de la boca sucia de Seamus. 

Solía ser violento, pero nunca a ese grado.

Nunca había roto su propia mano por rencor.

-

Larissa se ahogó con su propia saliva; había estado llorando por más de media hora en silencio, intentando no despertar a Ginny y sus compañeras de cuarto.

Ella solo había esperado a que sus compañeras se quedaran dormidas en sus cálidas camas, para ella poder llorar sin tener que estar sometida a un interrogatorio; ella se abrazaba a si misma mientras las lágrimas resbalaban sin control por sus mejillas, su vista se nublaba y su pecho subía y bajaba de forma violenta, sentía como si su corazón fuera a escapar de su pecho en cualquier momento, el dolor en su corazón era tan insoportable que se preguntaba una y otra vez que había hecho mal para merecer tal sufrimiento.

Estaba agobiada por lo fría que estaba su cama, apenas se consolaba a si misma, cerrando los ojos mientras intentaba imaginar a alguien cercano abrazarla, pero nada funcionaba, los sollozos y el frío continuaban.

Pero ella estaba cansada de llorar, su garganta dolía igual que sus ojos rojos, que seguro estaban hinchados.

Su pecho dolía tanto que apenas podía respirar y cuando al fin cerro los ojos, la molesta alarma de Padma se escuchó por la habitación; las chicas de su habitación encendieron las luces y ella se cubrió con las cobijas, quería desaparecer en ese momento.

Sintió como la sacudían con cuidado y escuchó entonces un susurro divertido de Padma. -Vamos, tienes pociones justo en media hora y no querrás verte horrible para el guapo mortifago ¿eh? - las risas de las otras chicas se escucharon.

Larissa intentó ser discreta con el hecho de que no durmió y se sacó las cobijas, mientras evadía las miradas de todas escuchó a una rizada Gryffindor. -Oye, Larissa, Malfoy no es tan malo trabajando... ¿te ha llevado a su habitación?¿Tiene artefactos oscuros?.. ¿Te dijo que fueran a su Mansión?.. ¡Auch! - el quejido de la rizada Gryffindor se escuchó después del bombardeo de preguntas, pues Ginny le había golpeado la cabeza con su palma abierta.

Padma estalló en carcajadas mientras colocaba su suéter. 

-Larissa no irá a ninguno de esos lados, ella no haría eso. Además, siempre pasa tiempo con Seamus, su novio. - dijo remarcando la ultima palabra, haciendo que el corazón de Larissa doliera tanto.

La castaña coloco su falda y luego terminó abrochando su corbata roja; sin mirar a ninguna de las chicas tomó su bolso. -¿A dónde vas? - dijo Padma con un poco de preocupación, al ver que Larissa casi salía corriendo con su bolso en el hombro.

Larissa tenía enroscados sus dedos en el pomo y apretó con fuerza, intentando que su voz saliera normal habló. -Necesito ir al baño.

-Y con Poppy. Tu voz se escucha terrible ¿Segura que quieres ir a trabajar con Malfoy? ¿Puedo trabajar con él si lo deseas? - dijo la rizada Gryffindor. -¡Auch! ¡Ginny! - se quejó cuando el sonido del golpe que Ginny le proporcionó hizo eco en la habitación y Padma tapó su boca, ahogando sus risas.

Una pequeña sensación se hizo presenten en el estomago de Larissa, al escuchar el nombre de Draco; no sabía si eran nauseas por llorar toda la noche o si eran celos.

Seguro la primera opción, ella no tenía motivo alguno para sentir celos.

Ginny aclaró su garganta y Larissa escuchó los pasos delicados acercarse a ella, de pronto, la mano en su hombro la hizo sobresaltarse. -Deberías ir con Poppy después de clases, te escuchas algo enferma. Quizás, son los cambios repentinos de clima, al principio esta caluroso y toda la noche llueve, debe ser eso... - dijo con su voz tranquila la pelirroja.

Larissa asintió, aún sin ver a los ojos a Ginny. -Esta bien, iré más tarde. - murmuró con esfuerzo. Su garganta dolía, como si sangrara por dentro.

La castaña abrió la puerta y salió de su habitación, caminando directo al baño. Cuando estuvo dentro, pudo ver su reflejo y agradeció internamente que nadie estuviera ahí, eran altas horas de la noche, eso sería lógico.

Miró su reflejo. Sus ojos hinchados y rojos, ardían como el infierno; sus labios secos y blancos le quemaban tanto, entonces sacó su varita y la movió entre sus delgados dedos, apuntó a sus ojos murmurando hechizos y pronto estaban como sin nada, luego apuntó a sus labios y regresaron al color rosado y brillante que le daban su característica belleza.

Sintió nauseas al tener el sentimiento de un asqueroso orgullo por ocultar el dolor y las marcas de su rostro; era lamentable que no hubieran hechizos para sanar su corazón, su mallugada alma y su inestable cabeza, si existieran ella los usaría siempre, cada vez que terminara de reunirse con Seamus quizá.

Pero estaba bien, ella vivía con ese dolor en el pecho. Era tan familiar como recibir insultos de Seamus cada que un chico la miraba demasiado.

No entendía la razón, pero simplemente lo dejaba así. No quería empeorar las cosas.

Ella hizo su camino a el aula de pociones con el profesor Slughorn. Sus pasos se escuchaban por los pasillos, era la única alumna, pues todos estaban desayunando en el Gran Comedor. 

Ella estaría haciendo lo mismo con Seamus si no tuviera miedo de enfrentarse a Ginny o a el mismo Seamus, por eso ahora caminaba con prisa hasta el aula de pociones, esperando tener un pequeño rato a solas con ella misma, conversando de como se sentía mientras miraba al cielo, aunque a quién podría engañar, ella solo miraba al cielo para sentir que conversaba con Luna, quien siempre sabía aconsejarla, abrazarla y escucharla.

Ella la extrañaba tanto.

Aunque pronto las lágrimas comenzaron a resbalar por sus ojos y estuvo frente al salón de clases, ella empujó la puerta y se encontró con la fría mirada grisácea. -¿Por qué mierda lloras? - escupió con molestia.



DRACO'S SECRETS ✧ draco malfoy [✓]Donde viven las historias. Descúbrelo ahora