20.

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Draco caminaba a su clase de pociones, esperando encontrar a Larissa.

Él había escrito en un pergamino, le estaba pidiendo perdón, porque sabía que sus palabras se trabarían.

Siempre lo hacia cuando estaba cerca de ella.

Una sensación inexplicable, una desconocida, lo llenaba de calor en todo su cuerpo, siempre que estaba con ella.

Quizás ese podría ser uno más de sus secretos... los secretos que no compartía con ella.

Cuando llegó al aula, sus ojos vagaron por todo el lugar desierto. No estaba. 

Ella siempre estaba ahí, caminó despacio, intentando que ella apareciera por arte de magia, quizás.

Sus ojos bailaban en los pupitres abandonados, imaginando que ella estaba sentada en alguno, pero es que ella no estaba allí.

Se resignó, cuando tocaron el timbre y todos entraron de forma brusca, como una estampida de animales. Todos empujándose, colocó su cabeza en la palma de su mano, esperando que ella se hubiera quedado dormida y ya.

Pero nunca llegó.

Se sentó a esperar toda la hora. Lo único que hizo fue pedir a Slughorn algunos ingredientes, así terminaría su poción y la dejaría de ver.

En lo profundo de él, eso era lo que quería. Dejarla de ver. Pero también deseaba seguir haciendo bromas, tomarla de la mano para sentir ese cosquilleo, cada vez que su piel se tocaba, en el más mínimo roce.

Para rematar la triste clase, Slughorn habló con él sobre su ayuda psicológica o emocional.

-¿A quién buscas, Draco? - preguntó repentinamente el profesor.

El rubio lo miró unos segundos. -Mi compañera no ha llegado a clase..  - murmuró, para después señalar el asiento vacío.

Slughorn miró el asiento y luego su lista, para asentir. -Larissa Smirnov. Ella está enferma, Pomfrey me ha notificado esta mañana.. al parecer un accidente con las escaleras... un Weasley la encontró y la llevaron de inmediato. - dijo el hombre, mientras negaba con la cabeza y su mirada de preocupación iba a Draco.

El rubio casi se ahoga. -¿La han empujado?

Slughorn negó. -No, Draco. Se ha caído, eso dijo Pomfrey... si la joven te preocupa tanto puedes ir a verla. - dijo señalando la entrada.

Draco miró en dirección de Seamus, el tipo sólo estaba riendo con algunos de sus amigos, haciendo bromas de Merlín sabrá qué.

Estaba tan molesto.

El tipo tenía un hematoma púrpura en su mejilla, resultado de los golpes que le había proporcionado.

-No es de mi interés, sólo no quiero hacer todo el trabajo yo sólo. - murmuró sin demostrar alguna emoción.

Slughorn se rió. -Oh, Draco... los he visto a ambos, te recuerdo que los veo al menos 3 veces a la semana y también soy viejo... me he topado con este tipo de romances. - dijo señalando al rubio con su dedo, dibujando una pequeña sonrisa en su arrugado rostro.

Draco negó con la cabeza. - Es sólo mi compañera de trabajo. - dijo en voz baja.

¿Romance?

Pero que animal le había picado a este hombre ahora.

¿Cómo podría siquiera plantearse eso?

Pero esa misma noche, todo había cambiado para Draco. 

Él se fue a acostar como de costumbre, colocando las sabanas verdes y negras sobre él, algunas partes de las cálidas sabanas, tenían el olor dulce Larissa cerró los ojos, cansado de pensar en ella todo el maldito día. 

Siempre ella. 

¿Por qué le preocupaba tanto?

Cerró los ojos y quedó dormido, pero pronto fue cuando su mente o él mismo, se jugó una mala pasada. 

Estaba sentado junto a Larissa, estaban en su habitación, ella se estaba riendo de algún chiste que él dijo, como aquella vez que ella estuvo allí con él. Sonrió para si mismo, cuando la vio inclinar la cabeza hacia atrás y apretar su abdomen por los brazos, mientras reía y reía, sin parar. 

Ella se dejó caer contra la cabecera, mientras quedaba medio acostada en la cama de Draco, las risas habían parado, pero la sonrisa estaba pegada a su rostro. -¿Por qué nos ha pasado esto? - ella preguntó de repente. 

Él la miró interrogante. -¿Pasar qué?

-¿Por qué te has enamorado de mi, Draco? - preguntó, tomando su postura inicial, mientras se iba acercando poco a poco a Draco. Él no retrocedió. -¿Acaso deseas arruinar mi vida? ¿Quieres venganza a Seamus? - ella preguntó, cambiando el habitual tono tranquilo a uno con más brusquedad. -¿Acaso no vez que me das miedo? - sus palabras lo estaban cortando como un cuchillo, haciendo heridas en la pálida piel, que se pintaría escarlata por la sangre, que correría por ella con prisa. 

Draco la miró a los ojos. -No quiero arruinarte. Deseó arruinarme. No quiero venganza. Te quiero a ti. - susurró a ella, quien mantenía su mirada fría, pero tan suave al mismo tiempo. Era casi imposible poder describir las sensaciones del momento.

Ella se acercó un poco más y suspiró, su aliento tibio chocando contra sus labios. Fue puro placer mientras ella estaba tan cerca. -Entonces... por favor, arruínate, Draco. Arruínanos a ambos. - ella dijo, mientras colocaba su suave mano en su nuca, jugando con el cabello rubio platinado suave. 

Ella ni siquiera tuvo que forzar a Draco a acercarse, porque él la tomó por su barbilla, acercando sus caras lo suficiente para chocar sus labios. Cuando él comenzó a mover sus labios contra los de ella, se encontró despierto en su cama.

El sudor visible en su camisa y su cara, dando un toque de brillo por la luz verde de la luna reflejada en el lago.

Su respiración era tan veloz, que su pecho subía y bajaba.

Todo había sido un sueño. Uno que lo mantendría bastante confundido.

Tapó su cara con una almohada, pensando que iba a gritar, pero nada salió. 

Sabía bien, que una parte de él, deseaba que eso pasara. Que ella le pidiera que la besara con fuerza, que ambos descargaran aquellos pecados, aquellos dolores, el uno con el otro. 

Expresando lo mal que estaban seguramente contra los labios del otro, moviendo con brusquedad sus labios. Quería morder sus labios si alguna vez la besaba, para su placer y el de ella, pero también, para hacerla entender, que el único dolor que Draco le brindaría, sería el dolor del puro placer. Ese dolor que no quieres, cuando te empiezas a enamorar, asustado de ser lastimado, le daría tantos tipos de dolores placenteros. 

La dejaría usarlo para sacar todos sus pecados, la dejaría tomarlo una y otra vez, para sacar sus angustias, dejaría que ella lo utilizara como un lugar para sacar las frustraciones y los dolores de las manos pecaminosas que la tenían encadenada a un infierno, del cual era casi imposible salir vivo. Deseaba ser ese lugar seguro. El lugar seguro de ella. Su lugar seguro.

Pero no se lo iba a decir.

Solo esperaría a que el sentimiento desapareciera... o que fuera mutuo. 

DRACO'S SECRETS ✧ draco malfoy [✓]Donde viven las historias. Descúbrelo ahora