01.

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Larissa había llegado al Gran Comedor luego del largo viaje en tren.

Sus padres habían dudado tanto en llevar o no a su hija ese año, pero el mal había acabado, según ellos. Aunque eso no significaba que los problemas lo harían...

Eso ellos no lo sabía, pero su hija era una chica sin problemas, buena en la escuela ¿no?

Ella se sentó junto a Ginny Weasley, quien le sonreía de forma cariñosa.

Todos habían recibido una carta sobre regresar a estudiar después de la guerra, aún si el castillo estaba siendo constantemente reconstruido. La guerra mágica lo había dejado totalmente destrozado, con un terrible olor a sangre y lágrimas que te daban nauseas, un dolor en el estomago insoportable y unas ganas inmensas de gritar y llorar en los corredores, al recordar como uno de tus amigos era asesinado a sangre fría por un despiadado mortifago.

Ahora Larissa estaba en su ultimo año, en el séptimo para ser exactos, pero McGonagall no bromeaba con el hecho de que todos regresarían a Hogwarts. 

La generación de El Elegido, tenía que regresar. McGonagall no estaba de acuerdo con su repentina perdida de estudios, Harry Potter y su generación no estudiaron su ultimo año como era debido. Por esa razón, algunos comenzaron a estudiar en las universidad, como: Harry Potter, Hermione Granger, Ron Weasley, Neville Longbottom y todos aquellos estudiantes que salvaron a el mundo mágico.

¿Qué había pasado con los Slytherin y alumnos mortifagos? 

Aquellos ya eran mayores de edad, tenían los 18 años. Y, serían enviados a Azkaban si no regresaban al colegio de magia y hechicería. Por eso mismo, la casa Slytherin era la casa llena de alumnos, no había realmente alguno que llamara la atención de Larissa o de algún otro alumno en general, a excepción por aquellos chicos, el grupo que se veía lejos de los demás. Solos. Ex mortifagos, por supuesto.

Ginny codeó a Larissa y ella la observó con aquellos sinceros ojos cafe avellana. —Malfoy ha vuelto. — susurró la pelirroja. 

Todos sabían quien era ese Draco Malfoy. 

Fue quien dejó entrar a Hogwarts a los mortifagos. Larissa lo recordaba con tanta claridad y odio al mismo tiempo.

Gritos. Hechizos saltando y rebotando por todos lados. Sangre. Sollozos. Miedo. Dolor.

Las noches se repetían en su cabeza todas las veces en las que dejaba caer su cabeza en el almohadón cómodo de su cama. Las pesadillas nunca la dejaban sola. A veces creía que hubiera sido mejor haber escapado aquella vez. No volver a Hogwarts y esconderse en algún lugar, pero sus padres prestaban tan poca atención al mundo mágico que la enviaban como de costumbre. Sin saber que, la mayor parte de sus últimos tres veranos la paso escondida con Ginny en la madriguera. 

Escondida de todo aquel mal que asechaba a Harry Potter.

A pesar de que Larissa vivió tanto tiempo en la misma casa de seguridad que Harry Potter, ellos nunca cruzaron una palabra, ella creía que él tenía ya sus problemas para lidiar. No quería agobiarlo con preguntas tontas o silencios incomodos cuando ella quedaba sin ningún tema de conversación. Odiaba molestar a la gente, aunque ella no lo hiciera, siempre sentía que lo hacía.

Sus ojos se fueron temerosos al rubio platinado de la mesa del frente, entonces lo atrapó, él estaba jugando con la comida en su plato, pero no había nadie más en su compañía. Estaba absolutamente solo.

Incluso la misma castaña sentada en la mesa de Gryffindor podía oler lo agrio de la soledad, lo salado de las lágrimas que hacían pesar sus ojos y el metálico de la sangre que se había derramado por su culpa.

DRACO'S SECRETS ✧ draco malfoy [✓]Donde viven las historias. Descúbrelo ahora