22.

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Draco se había despertado sin pantalones, la ropa interior estaba en sus rodillas y gran sorpresa se llevó cuando encontró cierto aroma y cierto objeto en su habitación.

Sus ojos se abrieron de par en par cuando vio un listón negro en el medio de su habitación. Si bien, él habría pensando que tomó a alguna chica al azar y se la llevó a su habitación, pero el olor a alcohol y a dulces fresas estaba en toda la habitación.

Su corazón latía con fuerza mientras corría a mirar su horario de clases. Tenía pociones a la primera hora.

-¡Gracias, Merlín! - gritó Draco, mientras corría por su ropa y tomaba su mochila, salió corriendo de la habitación, pero se dio media vuelta cuando recordó que dejó la poción. 

Regresó corriendo por el frasco y los materiales y lo aventó en su bolso.

Salió corriendo una vez más, corriendo por los pasillos, mientras esquivaba alumnos, empujaba elfos y atravesaba fantasmas.

Hasta que por fin llegó al aula de pociones. 

Empujó la puerta y se encontró con Larissa, quien tenía su cabeza descansando en una de sus manos y la otra sostenía su pluma, escribiendo en el pergamino y mirando el libro.

El libro de tapa negra que ella había mostrado con una sonrisa el día en que Seamus los había atrapado.

Se acercó lentamente, preparado para escuchar lo que más dolería saber.

No quería terminar con ella en sus sabanas, quería hablar como personas civilizadas, necesitaba escucharla hablar de su dolor y sus secretos y que ella escuchara los suyos. Pero estaba seguro de que su yo ebrio, no se controlaría ni un poco antes de hacerla enredarse con él, sabiendo que tiene novio.

Cuando estuvo detrás de ella, la pudo ver tensa y solo caminó al asiento junto a ella. -¿Qué haces? - le murmuró con suavidad, mientras acomodaba sus cosas frente a él.

Larissa no levantó la cara de su pergamino y continuó escribiendo. -La tarea. - respondió secamente.

Draco se golpeó por dentro.

Ella no actuaba así, al menos no con él. 

La culpa se lo estaba comiendo, mientras la miraba desde su lugar sentado junto a ella, pensando en que posiblemente le dijo que se fuera a su sala común, luego de tener relaciones. 

¿Y lo peor del caso? Él ni siquiera lo recordaba en absoluto.

Ella detuvo su pluma y la despegó del pergamino. -¿Por qué actúas raro? - le preguntó mirando al pergamino frente a ella. 

Draco se enfureció y la tomó por la barbilla, haciendo que ella lo mirara. -¿Realmente no sabes? - escupió molesto.

Cuando sus ojos color avellana cruzaron con los grises, su corazón se detuvo. Se sintió tan mal de haber estado ebrio mientras le hacia, solo Salazar sabrá, en su cama. 

Ella lo miró. -Draco, relájate. - dijo ella, quitando la mano de Draco de su cara. Había puro desagrado en su mirada y eso rompió el corazón del rubio platinado.

-No actúes como si no te hubiera follado ayer, Smirnov. - escupió de la nada. 

Larissa abrió los ojos de par en par y negó con la cabeza. -Nosotros- Draco- ¿De qué estas hablando? - balbuceó negando con la cabeza.

Draco gruñó. -Tu maldito listón. - dijo mientras sacaba con brusquedad el listón negro. Larissa tomó el material de seda en sus manos y lo miró. -Y toda mi puta habitación huele a tu asqueroso perfume y- y además... - dudó en si debía decir la posición vergonzosa en la que se había despertado. Pero era ella. Ya la había visto desnuda, solo que no lo recordaba. -Y además, me dejaste desnudo en mi habitación. Mi ropa interior abajo y mis colchas llenas de... bueno ya sabes. - escupió molesto, llevando sus ojos a la ventana más cercana, mientras se ruborizaba.

DRACO'S SECRETS ✧ draco malfoy [✓]Donde viven las historias. Descúbrelo ahora