LA OSCURIDAD EN TU MIRADA© (Nuestras Miradas #1) [COMPLETA✔]

CAPÍTULO 20

[...]

El sonido de mi teléfono me despierta, me desperezo y me pongo en pie para apagar la ruidosa alarma, para mi sorpresa Kara no se ha despertado parece que está en estado vegetal, así que salgo de la habitación y con mucho cuidado cierro la puerta.

Realizo mi rutina de todos los días, me baño, luego me visto, me maquillo y como hoy tengo tiempo de sobra, hago un huevo revuelto con patatas, un licuado de fresa y un pan tostado con mantequilla. Me como todo en un tiempo récord, para luego llevarle el desayuno a Kara a la cama.

—Kara—murmuro a su oído, y ella como respuesta sólo gruñe.—Te dejo el desayuno en la mesita de noche, tienes que alimentarte bien.

—Gracias—responde con un hilo de voz dándose media vuelta en la cama.

—Nos vemos en la tarde, ya me voy al trabajo.

—Ajá—responde y ahora se tapa la cara con las cobijas.

Kara tiene la gran ventaja de tener una familia con bastantes posibilidades—aunque a ella no le gusta abusar demasiado del dinero de sus padres—ellos la apoyan con lo básico, la mitad de la renta, víveres, etc. Y lo que hace para comprarse cosas de su gusto o deseo, es pintar. Ella decidió no ejercer su carrera, ya que principalmente la estudió por satisfacer a su padre.

Ella pinta cuadros realmente hermosos, y lo mejor es que sabe bastantes técnicas, cómo óleo, acuarela, acrílico, carbón, y al menos esas son todas las recuerdo, acordamos que si algún día me caso, llenará todas las paredes de mi casa con sus hermosas creaciones.

En el fondo deseo que Kara me haga caso, que hable con Zach, él merece saber la verdad.

Cuando llego a Industrias Craft, miro la enorme torre con melancolía, porque sé que hoy y mañana no se encontrará su dueño, ese mandón y sexy dueño, sin embargo en cuanto pongo un pie en el lustroso piso, me sacudo la melancolía.

Sólo por esta vez, el no tener a Luc cerca me favorecerá, pues tengo mucho trabajo y tenemos que terminarlo mañana, debido a que el sábado tengo la cena con Luc y no creo tener tiempo de sobra para terminar lo de la campaña.

Me muerdo el labio inferior, me encanta la idea de no tener tiempo libre.

Joder, soy una pervertida.

Cuando llego a mi piso, me encuentro con la fabulosa noticia de que Martin ya se encuentra ahí.

—Buenos días, hoy sí que madrugaste.

—Ya lo ves, al que madruga...—responde encogiéndose de hombros y mostrándome una amplia sonrisa.

—Dios le ayuda—completo su frase y me siento en mi escritorio—y espero que hoy nos ayude bastante para que acabemos al menos la mitad de todo el trabajo, mañana lo terminemos y el sábado lo revise por la mañana y se lo enviemos a Reyes.

—Buen plan, me parece excelente.

—¿Has pensado en algunas ideas?—indago sacando una libreta y cogiendo una pluma, dos cabezas piensan mejor que una.

Desde que me levanté estuve pensando en mis propuestas, pero quiero saber cuáles han sido las suyas, elijamos las mejores y sobre eso empecemos a trabajar.

—Por supuesto, estuve pensando en que...—y así sin más comenzamos con nuestra labor de la semana.

Al medio día, nos negamos a ir a comer algo fuera con los demás, así que bajamos a la cafetería, pedimos lo mismo que ayer—ya que ha sido lo que mejor nos ha sabido—y nos sentamos en las mesitas para comer.