LIBRO 1 DE LA SAGA DESTINADOS:
Ser estudiante universitario no es fácil y menos cuando la carrera que escogiste es medicina.
Esta historia, mi historia, surgió con la existencia de una simple regla que me sugirieron seguir al pie de la letra si no...
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Varias semanas después
El final de noviembre estaba cada vez más cerca y el día más esperado del año había llegado.
Durante este mes, la relación entre Ethan y yo había tomado un rumbo positivo y próspero para ambos. Fueron semanas increíbles en las cuales compartimos gratos momentos juntos.
Aunque después de este 25 de noviembre vendría un parcial importante no quise perder la oportunidad de viajar hacia California junto con mi novio para pasar el día de gracias con nuestras familias.
— ¿Cómo podemos pasar este día separados?
Ethan no estaba contento con la decisión de continuar ocultándole a mi madre la verdad sobre nosotros, pero yo no estaba preparada para enfrentar a mi madre y decirle: ¡ey, Mamá! Feliz día de gracias. Por cierto, te presento a tu yerno.
En definitiva, eso sería igual a entregar mi cabeza en bandeja de plata.
A pesar de que mi novio me reclamaba y protestaba, en el fondo entendía mi posición.
Después de unas dos horas de vuelo, ya nos encontrábamos en Los Ángeles, caminando hacia la salida en busca de un taxi. Él me miraba desde su imponente altura mientras que yo permanecía abrazada a su trabajado torso en el medio del aeropuerto.
Despegué mi Cabeza de su torso y lo miré. —Deja de quejarte. Entiendo que no es el plan perfecto, ni tendremos el día que imaginamos, pero dame tiempo para encontrar el momento y decírselo. Sabes que no es fácil para mí y tampoco lo será para ella. La desobedecí, ¿entiendes?
Asintió
—Hice lo único que ella me prohibió por mí bienestar.
—Está bien, amor. Te entiendo. Te daré tu tiempo, pero se me ocurrió que podríamos cambiar un poco el plan. Capaz te parezca un tanto invasivo o muy apresurado de mi parte, pero... ya que tus padres trabajan hasta la noche, pensé que podríamos quizás...
—Ve al grano, sin rodeos. Noto que estas nervioso y eso solo aumenta mi ansiedad.
—¿Por qué no almuerzas en mi casa? Yo estoy listo para presentarme ante mis padres.
Lo pensé por un momento—¿estás seguro?
—Por supuesto que sí, ¿y tú?
— Esta bien— accedí. De igual forma mis padres no estarían en casa y no los vería hasta la noche como habíamos acordado.
Además, la idea de almorzar sola en un día como este me disgustaba, así que no dude en aceptar su propuesta. Después de todo, no tenía nada que perder.
ETHAN
No podía creer que haya aceptado. Hay tanto que quería mostrarle de mi vida.
Subimos a un taxi y le propuse pasar primero por su casa para dejar su pequeña maleta y que así se sintiera más cómoda.
