LIBRO 1 DE LA SAGA DESTINADOS:
Ser estudiante universitario no es fácil y menos cuando la carrera que escogiste es medicina.
Esta historia, mi historia, surgió con la existencia de una simple regla que me sugirieron seguir al pie de la letra si no...
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Él era excelente y cuando digo excelente es 10 sobre 10 en esto.
No sé si su destreza se debía a que conocíamos tanto sobre el cuerpo humano que terminábamos dominando nuestra habilidad en este campo o en realidad él ya era bueno en la materia desde antes de medicina.
Más allá de todos los detalles...como lo disfrute esa noche.
Al final, si lo hicimos de nuevo y...de nuevo y ¡Dios!
Éramos insaciables, pero después de ese sentimiento pasaron semanas y semanas en las que no nos hablábamos.
¿Estaba enojada? sí, porque me abrí con él.
Sos joda, ¿no? Vos misma le dijiste que no querías nada. Ahí mismo le rompiste el corazón y ¿ahora pretendes que te esté por atrás?¿Quién te entiende? No te entiendo ni yo, que soy tu conciencia.
¡Ay conciencia!, pero yo rompí la sagrada regla porque pensé que él me entendería y la tentación era demasiada.
Ahora me ignora de la noche para la mañana, como si entre nosotros no hubiera pasado nada.
Y es que no pasó nada, sólo una noche muy intensa.
Sí conciencia es que solo tuvimos sexo y ya, no tengo derecho a reclamarle nada: no estamos en una relación, tampoco somos novios ni pareja, aún.
Al fin estamos de acuerdo en dos cosas. ¡Vaya! que emoción que siento. Primero que sí, no puedes reclamarle nada...eso sería muy ridículo y segundo, dijiste aún...o sea que si pasó por tu cabeza la idea de que Ethan te conquiste.
Ya cállate. Me vas a cansar. Además, ese no es el verdadero de mis problemas.
¿Y cuál es entonces?
Que, a pesar de ser consciente de la situación, aun así, me siento lastimada.
Yo tenía la esperanza de ser algo más para él... Él solo con mirarme hacia que mi mundo se pusiera patas arriba, el generaba millones de cambios en mí y me aterraban, pero quería más y más.
¡Te estás enamorando, Jane!
Que no
Que si
Que no, joder...no puede estar pasando
(...)
Hoy tendríamos nuestro primer práctico, nos íbamos a ver y no podría ignorarme, pero parece que él ya sabía de este hecho porque sus gestos y sus miradas eran las más frías y cortantes que había sentido.
¿Acaso soy tan mala en la cama? No, si me dijo que lo hice muy bien. Capaz mintió, Jane, los hombres hacen eso.
