LIBRO 1 DE LA SAGA DESTINADOS:
Ser estudiante universitario no es fácil y menos cuando la carrera que escogiste es medicina.
Esta historia, mi historia, surgió con la existencia de una simple regla que me sugirieron seguir al pie de la letra si no...
¡Ay! Esta imagen no sigue nuestras pautas de contenido. Para continuar la publicación, intente quitarla o subir otra.
Diciembre... Era mi época favorita en el año. Los villancicos y el ambiente navideño eran algo tan propio.
Hace dos semanas que ya me encontraba en los ángeles y a pesar de que casi nunca nevaba, en diciembre, siempre hacía frío.
Lo mejor del receso invernal era que podía encontrarme con mis amigos de toda la vida y pasear por la ciudad mientras observábamos las lujosas decoraciones que adornaban todas las casas y la ciudad.
Inspiré —mmmmm, ¿huelen eso? Es el espíritu navideño. —declaré feliz mientras cerraba mis ojos y dejaba que la brisa fría invadiera mi cálido rostro.
De repente mis ojos fueron tapados por unas grandes manos largas.
—Nathan, no es gracioso—protesté.
—¡Auch! pensé que reconocerías las manos de tu novio—dijo mi desconocido.
—Daddy—me saqué las manos de mis ojos y me doy vuelta para besar sus labios. No podíamos parar y no nos importaba que la gente nos viera.
April y Nathan se reían de nuestras actitudes tan inmaduras y adolescentes.
Es que cuando uno se enamora hace muchas locuras y actúa de una forma tan tonta.
—Tortolitos, ¿se dan cuenta que estamos en el medio de la calle en vísperas de Navidad? —señaló April.
—Esto de vernos solo un rato en el día nos está matando—le refuté agarrando la mano de Ethan y entrelazado mis dedos con los suyos.
Era 24 de diciembre y, aunque nos veíamos todos los días, me dolía no tener el coraje para decirle a mi madre la verdad y compartir esta navidad con mi Ethan.
¿Por qué eres tan cobarde Jane? me reprochaba internamente
—Oye, bebe, ¿qué te preocupa?
—Nada es que... no me gusta la idea de que tengamos que pasar navidad separados.
Me sonrió como si supiera que eso no iba a suceder mientras caminábamos de la mano por las frías calles del vecindario.
—Ya tengo una solución para eso— besó mi sien — pero tienes que escaparte a las 11:30 pm de esta noche... ¿podrás?
—Si, ¿en tu casa?
Negó— es un lugar especial.
ETHAN
Durante la semana había pensado en la forma de poder recibir la navidad con Jane de una forma más privada e íntima y recordé la casa de mi difunta abuela que aún conservamos.
Al pensar en ella se me estremece el corazón
—Mi querido niño, sé que no voy a estar viva para cuando encuentres al amor de tu vida, pero recuerda que tu abuela siempre te apoyará.
