LIBRO 1 DE LA SAGA DESTINADOS:
Ser estudiante universitario no es fácil y menos cuando la carrera que escogiste es medicina.
Esta historia, mi historia, surgió con la existencia de una simple regla que me sugirieron seguir al pie de la letra si no...
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Levantarme de la cama, fue un reto personal. Me desperté con los primeros rayos de luz solar que asomaron por la ventana. Una jaqueca terrible se apoderó de mi y, para completar, estaba casi desnuda, sin saber como llegué a esa situación.
Entre las mil teorías paranoicas que mi subconsciente y yo pensamos, estaba presente la idea de que tuve sexo borracha. Me desesperé a mirar bajo las sábanas.
—Bien, por lo menos mis pantis y mi brasier están en su lugar—suspiré.
Salía de la cama cuando el Romeo—pero no santo—balbuceó. —Vuelve aquí, son las 8 de la mañana.
Me acerqué a su oído para susurrar. — Aunque me guste mucho estar acostada con usted, tendré que hacer la excepción por hoy, ya que tú y yo debemos ir al hospital.
—¡Aghhh! . Tú ni siquiera tienes que ir, lo tuyo es porque quieres y no es obligatorio.—Protestó.
Estaba por retrucarle, sin embargo, Marcus apareció en la habitación. — Buenos días, bellos durmientes— abrió las cortinas de la habitación para que entre toda la luz solar.
Me queje un poco aunque Ethan se quejó el doble.
Cada vez tiene más sentido la teoría de que es un vampiro en crepúsculo. Si es Edward, no me quejo.
—La luz, cabrón. — Se tapó la cabeza con una almohada.
Marcus se acercó a mí y me habló. Su tono era bajo, no obstante, Ethan podía escucharlo. —O lo levantas tú o yo vengo con un balde de agua y se lo vacío en la cara.
No pude evitar contener una risotada que borre al instante en el que vi la cara de espanto de Ethan. —¿Sabes que puedo oírte, Marcus? No estoy sordo. — enarcó una ceja.
—¡Que bueno! porque no lo volveré a repetir.
No negaré que me costó sacarlo de la cama. A pesar de ello, logré convencerlo de tomar una ducha juntos. Nos dirigimos al baño, esquivando por el camino, los cuerpos de nuestros amigos que descansaban plácidamente en el suelo.
Una vez que el agua de la ducha mojó nuestros cuerpos, nos dejamos llevar por los besos.
Todo muy romántico hasta que se me ocurre preguntarle lo que había esquivado desde que amaneció.
—¿Anoche tú y yo—carraspeé tomando valor. — Tuvimos? ... bueno ... ya sabes.
Ethan me observó confuso— ¿me preguntas si tuvimos sexo, Jane Elisabeth?
—Sí—carraspeé por segunda vez— porque no recuerdo como llegamos a la cama de Axel y como terminé sin vestido.
—Me gustaría decir que hicimos el amor borrachos, pero, lo cierto es que tomaste tanto que te subiste a la mesa y empezaste a hacer un baile de Striptease, desnudándote frente a todos. Por suerte, te agarre, antes de que realmente mostraras, frente a mi mejor amigo, tus partes más íntimas y que por cierto son mías. — agarró mi mentón y depositó un cálido beso en mis labios.
