LIBRO 1 DE LA SAGA DESTINADOS:
Ser estudiante universitario no es fácil y menos cuando la carrera que escogiste es medicina.
Esta historia, mi historia, surgió con la existencia de una simple regla que me sugirieron seguir al pie de la letra si no...
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Hora 1
Me habían trasladado al piso y me habían asignado un cuarto con vista hacia el campus.
—Bueno serán dos días difíciles, pero aquí voy a estar, a tu lado.
—No tienes por qué.
—Deja de decir tonterías. Si tengo, porque te quiero.
—O mejor dicho quieres revolcarte conmigo.
—Esa boca.
—Perdón doctor Collins—dije sarcástica— es que usted me irrita.
—Y a mí me excita que me llames así. — Estampó un breve, pero afectuoso y acaramelado beso en mis labios. —Cuando te recuperes tendremos otra cita... es una promesa.
—¿Y a dónde me llevará esta vez?
—Creo que eso será una sorpresa.
Hora 2:
—Duele demasiado—me queje, presionando mi estómago por el dolor que me ocasionaban los cálculos.
—Lo sé, pero no podemos aumentar más los calmantes.
—Supongo que esto es un castigo divino... porque rompí la regla y me metí contigo ¡auch!.
—No digas estupideces.
—¡Entonces has que pare... me duele Ethan, ¿entiendes?!—le grite mientras lloraba.
Suspiró—lo sé, lo sé... pasará, ya verás— se acostó junto a mí, abrazándome de lado, mientras lloraba como una marrana. Nos quedamos de esta manera hasta que me quede dormida.
Hora 5
Me levanté y mi desconocido aún dormía a mi lado. Mire el reloj de la mesita de al lado y eran las 3 de la mañana.
Ethan se removió en la cama y beso mi hombro—vuelve a dormirte. Necesitas descansar para recuperarte. Son las tres de la mañana.
—¿No estabas dormido?
—Si lo estaba, pero no importa—se levanta de la cama y me da un cariñoso beso en la frente —sé que estás enojada y molesta porque te paso todo esto; y si quieres gritarme y culparme, aquí voy a estar para ello.
—¿Qué hice para merecerte?
Lo mismo quiero saber yo.
—Tú lo haces todo con tan solo respirar, Jane. Eres todo para mí —acto seguido, me arrebató mi mano derecha para llenarla de besos— Ahora vuelve a dormir. Es una orden.
Ni a su madre le hace caso, ¿Y te va a hacer caso a ti?
No quería desobedecer, así que le hice caso y fui cerrando mis ojos hasta que me quede dormida.
