veintiséis

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La noche había llegado, un lindo chico estacionaba su auto frente a la casa de sus mejores amigas, consigo llevaba un ramo de rosas y una expresión algo triste, pues, desde que intentó comunicarse con su amiga soojin, su celular lo mandaba a buzón...

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La noche había llegado, un lindo chico estacionaba su auto frente a la casa de sus mejores amigas, consigo llevaba un ramo de rosas y una expresión algo triste, pues, desde que intentó comunicarse con su amiga soojin, su celular lo mandaba a buzón, mentiría si dijiera que no estaba preocupado, era raro que soojin no atendiera alguna llamada suya.
Tocó la puerta, al ser abierta Gogo lo veía sin expresión alguna, por su parte sojeon se empezó a reir, la castaña llevaba una mascarilla de aguacate con pepino impregnada por toda la cara, un atuendo algo sucio (manchado de comida) y su cabello atado en un gran moño alzado.

-crei que no vendrás hoy, dijiste que tu hermano saldría y te dejaría la cafetería -habló la joven mientras se hacia a un lado para dejar pasar al más alto-

-termine antes así que cerré...oye Gogo -la llamó, tomando asiento en el sillón y dejando el ramo en la mesita frente a el- ¿haz hablado con soo? Intente llamarla pero no me contestó, incluso mis mensajes tampoco los vio

Gogo suspiro sentándose también y sacando su teléfono celular.

-solo me aviso que llegaría más tarde, pero no me dijo nada más -la de cortos cabellos marco el número de su amiga y puso el celular en su oreja-

Pero, la chica no contestó, bien, ahora Gogo también estaba algo preocupada.
Suspiro una vez más, dejando el teléfono a un lado y desatando su cabello, volvió a mirar al mayor

-¿esas flores?

-son para soo -sonrió- crei que podrian gustarle, además, son un regalo por terminar exitosamente su trabajo

-a mi nunca me haz regalado flores -renegó la contraria mientras se cruzaba de brazos- últimamente estas más al pendiente de soo -elevó una de sus cejas, llamando la atención del chico quien la miro confundido- cualquiera diría que te gusta

Casi se atraganta con su propia saliva al oir esas palabras salir de la boca de su amiga, rápidamente se sonrojo y nego con la cabeza, trataba de entender porque las palmas de sus manos daban cosquillas al mismo tiempo que buscaba que decir ante aquello tan repentino

-soojin es mi amiga...nuestra amiga Gogo

-eso no es lo que dije -suspiro mientras se paraba y caminaba a la cocina- que sea tu amiga, no significa que no puedas verla con ojos diferentes

-yo...yo jamás podría ver con esos ojos a soojin -dicho esto, sintió como una bofetada era plantada en su mejilla, bueno, no literariamente-

Desde su lugar, sirviendo agua en un vaso, Gogo pensaba en lo muy tonto que eran los hombres, en especial aquel al que llamaba amigo. Dio un sorbo a su vaso, volviendo a caminar hasta la sala. Vio el ligero pero aún notable sonrojo sobre las mejillas del castaño, como jugaba nervioso con sus manos, y el lindo ramo aún sobre la mesita.

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