treinta y ocho

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– con permiso –hablo nerviosa, mientras entraba al departamento oscuro y silencioso–

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– con permiso –hablo nerviosa, mientras entraba al departamento oscuro y silencioso–

El más alto se adelantó y encendió las luces.
Dejando ver un bonito y amplio espacio, de colores cálidos, tenía una enorme pantalla colgada en la pared, una que otra planta estaban en una alta silla junto a la ventana.
Olía a jugó de cereza, un poco de cigarrillo y la colonia de Seojun.

– ¿fumas? –preguntó mientras tomaba asiento en el sillon–

–Seojun la miro desde la cocina, buscando dos latas de refresco– no, mis amigos vienen a fumar aquí aveces, porque queda más cerca del edificio de ST

– así que vienen a soltar estrés antes o después del trabajo –Seojun asintió, pasándole una lata que ella tomó– es bueno, para los ídolos soltar estrés es esencial

– lo es –sonrió– pero ellos siempre dejan ese olor horrible, por eso, no puedo invitar muy seguido a mi mamá ella pensaría mal de mí

– ¿no quiere que fumes? –negó– ¿por qué? –se atrevió a preguntar–

Aunque, por dentro, Soojin esperaba la respuesta que tenían casi todos los padres, la madre de Seojun era especialmente amorosa, ella se dió cuenta de esto en las entregas de notas o cuando casualmente los veía de regreso de sus clases de tutoría.
La mujer Han, era tan cariñosa que no le daba vergüenza expresar su amor en público, siempre hablándole con cariño a sus hijos, dejando palmaditas en sus cabezas o sonriendoles con tanto amor.

Una parte de Soojin recordó la envidia que le tenía al chico en sus años de estudiantes, porque tenía todo ese amor que ella no, incluso llegó a odiarlo, pero siempre trato de recordarse que aquel odio era ridículo, Seojun no tenía culpa de tener una madre amorosa.

– mi padre era fumador –hablo Seojun, sacando a Soojin de sus pensamientos– mamá le dijo que lo dejara cuando nací yo, pero el no le hizo caso y fumo aún más...tal vez, porque tener una familia era mucha responsabilidad y esa era su forma de relajarse...cuando nació Gowoon, el gastaba más dinero en cigarrillos del que debía, eso hizo que mamá estuviera enojada con el casi todo el tiempo...la casa siempre olía a humo de cigarrillos, incluso la comida sabía rara aveces –hizo una pausa, mirando sus pies– después de que muriera...la casa jamás volvió a oler mal

– ¿lo extrañas? –preguntó de repente, causando que hasta ella misma se sorprendiera– oh, lo siento...no debi ser entrometida

–una leve risa escapo del contrario– bueno, no tengo muchos recuerdos suyos, murió cuando aún estaba en la escuela primaria –lo pensó, soojin a sus expresiones– pero supongo que aveces lo hago, tal vez por eso...no me molesta que mis amigos fumen en mi casa o cerca de mi

Una sonrisa se formo en los labios de Seojun, pero no era una sonrisa feliz, tampoco triste. Soojin sintió la necesidad de acercarse y abrazarlo, pero se contuvo, apretando la lata entre sus manos.

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