treinta y dos

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Cuando paso más de media hora sin obtener respuesta, los nervios comenzaron a llegar a su cuerpo, si bien no fueron muchas las veces en las que ambos mantuvieron una conversación por mensaje, ninguna vez lo dejó en espera por tanto tiempo

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Cuando paso más de media hora sin obtener respuesta, los nervios comenzaron a llegar a su cuerpo, si bien no fueron muchas las veces en las que ambos mantuvieron una conversación por mensaje, ninguna vez lo dejó en espera por tanto tiempo. Intento marcar su número, pero solo fue mandado a buzón.
Su solución más rápida fue tomar un taxi e ir a su departamento, cuando tocó la puerta nadie abrió, las luces estaban apagadas lo cual le hacia saber que en verdad nadie estaba ahí.
Si tan solo tuviera el número de sus amigos, podría simplemente preguntarles si ellos sabían dónde estaba, pero lamentablemente nunca habló con ellos lo suficientemente para obtener sus contactos. Ahora mismo se maldecia por eso.
Sin muchas más opciones, optó por buscarla el mismo por ahí, cerca de su departamento, paso por varias minis tiendas, algún que otro local de variedades pero seguía sin haber rastro, y el frío cada vez aumentaba. Intento marcar otra vez su número, pero como las veces pasadas, nadie atendió.
Estaba cerca de un parque, bien, ¿qué podría perder?, se adentro más a el, buscando algún rastro de su amiga.
Cuando estaba apuntó de darse por vencido, escucho sollozos a lo lejos, vio una figura sentada en una banca, con sus manos tapando su rostro, se preocupó y se acercó a ella, pensando que la chica necesitaba ayuda, gran sorpresa se llevó cuando reconoció de quien era el llanto, ¿como podría olvidarlo? Tal vez Seojun nunca lo haría, gracias a ese inoportuno que sucedió el día de su debut, ahora se creía capaz de reconocer el llanto de la menor perfectamente.

-¿soojin? -pregunto dudoso, la chica levanto su cabeza con lentitud, y seojun pudo soltar el aire que había estado conteniendo al darse cuenta que al fin la había encontrado- ¡soojin!

Se acercó a ella, pero paro en seco cuando su cabeza conectó cables y se dio cuenta que estaba llorando, sola en un parque, de noche. Se volvió a alarmar, se dejó caer a un lado de ella y tomó su rostro entre sus manos, sus ojitos rojos al igual que su nariz, sus mejillas comenzaban a pintarse rojizas a causa del frío.
Se veía tan frágil e indefensa, que seojun sintió por un momento la repentina necesidad de abrazarla, pero se contuvo.

-seojun...-hablo ella, con su voz entrecortada-

-soojin-ah, ¿qué pasa? -pregunto con sus manos aún en sus mejillas-

-yo...yo... -trataba de hablar, pero no podía, en cambio más lágrimas brotaban de sus ojitos y con descuido, se apoyo en el pecho de seojun, tomándolo por sorpresa- ¡seojun!

Aunque lo sorprendió, no la alejo, sin importar si sus lágrimas marcharán su abrigo, sus manos las cuales segundos atrás estaban sobre las mejillas de soojin, ahora acariciaban con cuidado su espalda, la dejaba llorar, mientras lo mejor que podía hacer era tararear la canción que recordaba, su madre siempre le cantaba cuando el pobre lloraba.
Después de unos breves segundos, aún sin despegarse del pecho de Seojun, soojin rompió el silencio

-recibí las calificaciones de mis dos primeros exámenes finales -dijo-

-¿es así?

-los aprobé... Obtuve una nota perfecta en ambos -seojun se sorprendió, sonriendo inconsciente ante la noticia, pero su sonrisa se borro al notar como lo que dijo soojin no lo había dicho muy feliz realmente-

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