Un frágil cuerpo yacía en las suaves sábanas blancas de seda. Adolorido y maltratado se removía en busca de calor, tal vez algunas mantas que pudieran cubrir o incluso el cuerpo a su lado podría servir. Pero no. Se incorporó sentándose en la cama dejando ver su torso desnudo pintado de colores rojizos y púrpuras. Un gruñido rascó su garganta cuando una punzada recorrió toda su columna hasta su espalda baja, causando que se retorciera en su lugar. Le molestaba, y mucho, estaba húmedo y viscoso y no le gustaba aquella sensación. Frotó sus ojos somnolientos con sus pequeñas manos para luego mirar alrededor de la habitación en busca de ropa, sin embargo, lo único que vio fue el cuerpo lánguido del hombre dormido a su lado. Lo inspeccionó por algunos momentos, notando como la piel de aquel hombre que una vez fue joven comenzaba a agrietarse y caer en pequeños pliegues por todo su cuerpo. Algunos cabellos blancos ya se hacían más visibles tanto en su cabeza como en la barba de tres días que llevaba. El menor no hizo más que dejar la cama y caminar hasta el baño con pasos cortos y silenciosos, no quería despertar a su mayor y arriesgarse a su mal humor porque sabía que se descargaría con él, y por el momento solo quería recuperar sus fuerzas rápidamente para saciar al hombre que lo ha cuidado toda su vida.
Las baldosas del baño se sentían frías bajo sus pies, el frío se colaba por sus huesos causándole leves escalofríos que lo dejaban nervioso. Sin importarle su desnudes decidió verse a través del espejo de cuerpo completo que colgaba en la pared. Era rutina. Todos los días, después de salir de aquella cómoda cama con el dolor calándole el alma y el frío abrazando su cuerpo se miraba en el espejo de aquel baño. Siempre el mismo espejo. Aquel que sabe todo sobre el niño que se paraba frente a él para mirar su reflejo. Aquel que conoce más que nadie el cuerpo del menor. Aquel que ve como todos los días nuevas marcas aparecen en la lechosa y tersa piel de Kim Seungmin.
Una vez más, veía en su reflejo como las marcas del día anterior se volvían moradas y se desvanecían cada vez más con el tiempo, mientras que las marcas de aquella noche estaban rojas y vivas recordándole que nunca será libre de aquel ser que las deja grabadas en su cuerpo. Porque Kim sabía que había nacido en un agujero de sumisión y obediencia que debía aceptar aún cuando todo le parecía una pesadilla y le hacía querer desaparecer del mundo. Pero no tenía valor para realizar tal acto, aún en su interior quedaba una luz, un pequeño rayo de luz que lo mantenía con vida y enfrentando cada día como lo había hecho por quince años.
A estas alturas, Seungmin ya no sentía ninguna pizca de amor propio. Se había convencido de que su persona, no, más bien, su cuerpo, solo servía para complacer a otros. Sus sentimientos no valían para nada, siempre serían tirados a la basura, por todos.
Tal vez por eso Seungmin se había vuelto alguien vacío, y eso se reflejaba en sus bellos orbes oscuros que ahora habían perdido todo el brillo que alguna vez tuvieron.
Revolvió su negra melena y la dejó caer sobre sus hombros. Su cabello estaba demasiado largo. Intentó recordar la última vez que se cortó el cabello, pero no pudo, simplemente se rindió ante el hecho de que este creciera cada día más y más. Vio como caía alrededor de su rostro, finalizando justo en el comienzo de sus delgados hombros. El flequillo de deslizaba por su frente hasta cubrir sus tiernos ojos negros con pequeñas mechas. Definitivamente debía hacer algo con él, pero no se atrevería a hacerlo solo.
— Prepara el baño, ahora. — ordenó el sujeto con voz ronca.
Seungmin lo vio en el espejo, apoyado en la puerta mientras frotaba sus dedos en su arrugada frente en signo de frustración. Vestía unos bóxeres negros que dejaban ver claramente como la piel ya empezaba a colgar en su barriga. A Seungmin le dio mucho asco recordar que era aquel cuerpo el que lo poseía cada noche sin parar, una y otra vez, hasta que caía rendido sobre el colchón.
Asintió, caminando velozmente a la tina para preparar todo. Sabía que aquel hombre se encargaría de limpiarlo y lo trataría con dulzura una vez dentro de aquella tina, pero en cuanto menos lo espere arremeterá contra él y no podrá hacer nada más que rogar por un poco de piedad.
Deseaba que esta vez el mayor no quiera nada más que tomar un baño y lo dejase tranquilo por ese día.
— Aquí está, papi.
Todo su cuerpo se tensó cuando sintió la gran mano del mayor en su cabeza acariciando sus largos cabellos descendiendo por la línea de su espalda hasta posarse en uno de sus desnudos glúteos. Pronto la respiración caliente del sujeto se pegó a su oreja y deseó no haber escuchado esas palabras.
— Ahora entra, bebé.
Ésta es una adaptación, muchas gracias a babusungjin por darme la autorización para realizarla, todos los créditos a la autora original <3
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› Obey ꙳໋͙ HyunMin ⌕
Fanfiction⸦⸧ "-Obedecer es todo lo que sé." ⚣︎ HyunMin ⚠︎ Importante leer las advertencias. ⚠︎ Actualizaciones lentas ¡! ५ adaptación Todos los créditos a su autora original ©babusungjin 🍒